La forma de entender la higiene varía de un país a otro, y eso se refleja directamente en el diseño y los hábitos dentro del baño. En muchas regiones, el bidet es un elemento desconocido o incluso desconcertante. No es raro que quienes viajan a países donde este sanitario es común no sepan para qué sirve ni por qué se usa, simplemente porque en su lugar de origen no forma parte de la rutina diaria.
El bidet es un dispositivo de baño diseñado principalmente para la higiene personal. Ofrece una alternativa al papel higiénico que muchos consideran más efectiva y, además, más respetuosa con el medio ambiente.
Su origen se remonta a la Francia del siglo XVIII, donde fue creado como un elemento de aseo para las mujeres de la nobleza. En aquel entonces, se utilizaba especialmente para la limpieza de las zonas íntimas, y su uso fue ganando popularidad en Europa antes de expandirse a otras partes del mundo.
La función del bidet.
La presencia —o ausencia— del bidet revela tanto diferencias culturales como enfoques distintos sobre la higiene personal.
Los países del mundo que usan bidet
Inicialmente, era un recipiente portátil en el que las personas se sentaban para limpiarse después de usar el inodoro. Con el tiempo, el bidet evolucionó y se integró como un componente fijo en los baños.
Según The Big Data Stats, más de 60 países lo utilizan. El bidet al ser un invento francés, muchos países mediterráneos lo empezaron a usar, como son España, Italia, Portugal y Grecia, de acuerdo con el ranking que hizo el sitio web World Population Review.
En Medio Oriente, los países que más lo usan son Egipto, Marruecos, Líbano, Siria, Jordania, Kuwait, Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos y Qatar. En estos países son comunes los sistemas de ducha manual, con una manguera flexible que desaguan en el inodoro.
Los bidets pueden ser diferentes en cada país.
En Italia es obligatoria la presencia del bidet en las casas. Lo exige una ley establecida en el Decreto Ministerial del 5 de julio de 1975, que especifica que todo baño principal debe incluir un inodoro, bidet, bañera o ducha, y lavamanos. En este país, el 97% de la población sigue utilizando el bidet, según una investigación citada por OK Diario, demostrando la arraigada costumbre de su uso.
Los países latinoamericanos que más usan este artefacto son Paraguay, Uruguay, Ecuador y Argentina. En Argentina, el bidet está presente en el 90% de los hogares de clase media y alta. En Brasil y varios países del continente, se lo reemplazó por una ducha portátil.
Japón, conocido por sus altos estándares de higiene, utiliza el bidet no solo en hogares sino también en baños públicos. En este país inventaron los Washlet, inodoros inteligentes que permiten controlar, entre otras cosas, la temperatura que sale del agua y la altura de la tasa.
Los países donde no se usa el bidet
En países como Estados Unidos y Canadá, el bidet es prácticamente desconocido. Este desuso se debe, en parte, a la impresión con la que los soldados estadounidenses volvieron tras la Segunda Guerra Mundial, según el medio español de CNN. Al asociar los bidets con burdeles europeos, crearon un estigma en la cultura americana. Sin embargo, durante la pandemia crecieron un 20% las ventas de los bidets en Estados Unidos, de acuerdo con el fundador de la página que vende bidets, bidetking.com, James Lin.
El bidet no es utilizado en los países de Norteamérica.
En Australia, se usa mucho más el papel higiénico que el bidet. Un análisis de The New York Post menciona: “En Australia, usar papel higiénico es una norma para la mayoría”.