La víctima dijo a familiares desconocer quién le había disparado, ya que era de noche y podrían tratarse de cuatreros, pero en realidad trató de encubrir un disparo accidental durante una noche de alcohol de sus inquilinos. La Policía descubrió la verdad y detuvo a los implicados.
El hecho ocurrió en la madrugada de este sábado 3 de mayo en el barrio Ñu Porá de Garupá, donde la Policía inició una investigación por un presunto intento de homicidio. Sin embargo, las pesquisas demostraron que todo se trataba de una falsa denuncia, ideada para ocultar un disparo accidental entre conocidos. Finalmente, dos hombres, de 20 y 49 años, fueron detenidos.
La investigación comenzó tras una denuncia realizada por una mujer de 34 años, quien afirmó que su hermano de 38 había sido atacado a balazos en el patio trasero de su vivienda, lindante a un descampado. La denunciante sospechaba de cuatreros de la zona. A partir de esa versión, efectivos de la Unidad Regional X desplegaron un operativo de rastrillaje en el área y recolectaron testimonios, incluso del propio herido, quien se negó a declarar en todo momento.
No obstante, el médico policial advirtió que la herida de bala en la axila derecha de la víctima no coincidía con un disparo a larga distancia, sino que habría sido realizado a corta distancia. Esta observación hizo que la atención de los investigadores se centrara en las personas que se encontraban esa noche en el mismo terreno.
Poco después, la hermana del herido reveló que dos hombres, de 49 y 20 años, solían quedarse allí durante los fines de semana, donde alquilaban una habitación. Con esa información, el Juzgado de Instrucción N.º 1 ordenó la realización de pruebas de parafina a ambos sospechosos.
Frente a la evidencia reunida, la víctima finalmente contó que la noche anterior, sus invitados, en estado de ebriedad manipulaban un arma de fuego, lo que ocasionó el disparo accidental que lo impactó.
Tras descubrir lo que verdaderamente había ocurrido, la Policía detuvo a los inquilinos e incautó el arma involucrada, un revólver calibre .22, quedando todo a disposición de la Justicia.