Irreverentes. Así eligió llamarlos José María Muscari. Son mayores de 60 años y hacen lo que quieren: cumplen deseos, se rebelan contra los mandatos, desafían estereotipos, aman y son amados.
Confiesan en el escenario hechos insólitos, no cuidan su lenguaje porque están de vuelta, están desbordados de emociones extremas de tanta vida vivida, no tienen límites y son poderosos. Ese es el grupo que eligió Muscari para la obra Irreverentes, donde una vez más todo el elenco está integrado por adultos mayores.
En diálogo con Clarín, cuatro de los protagonistas de la obra que se presenta sábados y domingos en el Teatro del Pueblo (Lavalle 3636) contaron sus historias.
Paula Reznik: adoptar a una adolescente a los 54 años
¿Adoptar a una adolescente a los 54 años? A Paula Resnik la idea no la asustó. Lo analizó, investigó, lo habló con sus dos hijos y dio el paso: así se convirtió en madre por tercera vez, en esa ocasión, de Verónica, de 14 años.
Esa historia de “irreverencia” fue parte de lo que la convirtió en protagonista de la obra de teatro de José María Muscari (aunque no lo único). “Mi maternidad a los 54 años, después de tener hijos biológicos grandes y ya independientes fue un acto irreverente”, reconoció Paula.
Paula Resnik: “Al próximo casting de Sex… me presento”. Foto: Santiago García Díaz.
Por esos días ya era mamá de dos adultos de 27 y 24 años y, tras ver la película Joel, de Carlos Sorín, algo cambió en ella. “Quedé muy conmovida. Yo no tenía ni idea de la realidad de los chicos grandes que estaban esperando una familia, dónde estaban, qué onda con la adopción. Sólo tenía un prejuicio. Empecé a averiguar qué pasaba con ellos, por qué no los adoptaban. Y así se adueñó de mí la idea de adoptar a un adolescente, se fue convirtiendo en un deseo que no pude evadir”.
Entonces decidió que era momento de tener una charla: “Lo hablé con mis hijos, que se sorprendieron mucho, porque nunca había sido una opción. Se emocionaron y me dijeron ‘dale, nosotros estamos’”. Así de sencillo.
Reznik completó los trámites pertinentes y, a los pocos días, se enteró de una convocatoria pública -última instancia para restituir a un niño su derecho a vivir en familia- por una adolescente de 14 años. “Ahí la conocí a Vero, mi hija”, resumió la mujer. Hoy toda la familia es una “tribu”, sostuvo, y destacó el “hermoso e inquebrantable vínculo, casi inexplicable, que se formó entre los tres hermanos”.
Por otra parte, el escenario trajo más que un trabajo, ya que allí conoció a Luis, su actual pareja: “Encontré el amor en Irreverentes, Muscari estuvo de Roberto Galán”, bromeó. “Yo soy más desestructurada, él tenía una idea más tradicional de todo. Eso me divertía. Enseguida se armó un clan: sus hijos, los míos. Se dio algo muy lindo”.
A la hora de describir sus características más irreverentes, señaló: “Cuando una idea se me pone en la cabeza, aunque no sea lo tradicional, lo que hace la mayoría, voy para adelante y lo hago, sea lo que sea”. Eso incluye teñirse el pelo de colores, usar la ropa que le guste o militar por sus ideales. También “tener una pareja nueva a los 60 años, aunque viva en Mercedes, ¿por qué no? Si tenemos entusiasmo y la pasamos bien”.
Un elenco de personas de más de 60 años, con diferentes historias de vida. Foto: Santiago García Díaz.
“Casi siempre, toda mi vida, tomo decisiones irreverentes”, enfatizó Resnik. Y, entre risas, anunció: “Al próximo casting de Sex… me presento”.
Daniel Toppino: la «mujer en otro envase» que ama el nudismo
Daniel Toppino tiene 68 años: “Soy el único homosexual declarado de la obra”, se presentó. Su vida cambió cuando, a los 19 años, mientras estudiaba ingeniería, advirtió un cartel del centro de estudiantes, que ofrecía cursos de teatro.
Vivía en la localidad de William C. Morris, en el partido bonaerense de Hurlingham y sentía que allí todo se le hacía más difícil: “En los barrios, en esa época, todo era más inaccesible, no solo lo artístico, sino lo homosexual”, dijo.
Ingresar al mundo de la actuación no era únicamente una cuestión vocacional: “En realidad también estaba la fantasía de que en el teatro iba a ser más aceptado, que iba a haber más esto que tiene que ver con los gays. No sólo busqué desarrollarme, sino un lugar de contención, de pertenencia”.
Daniel Toppino: «Me siento como una mujer, aunque nunca me animé a ser una”. Foto: Santiago García Díaz.
A medida que pasaba el tiempo, Toppino lo tenía más claro: “Yo me sentía mujer, no gay. Me enamoraba siempre del que nada que ver, de lo que ahora se dice ‘chongos’. Me siento como una mujer, aunque nunca me animé a ser una”. En Irreverentes, de hecho, alza un letrero que afirma: «Mujer en otro envase».
Al momento de describir su faceta más irreverente, admitió sin pudor: “Me gusta el nudismo. Por eso muestro el culo en la obra”. Y, para cerrar, destacó: “También haberme animado, sin importar si hay plata o no, a dedicarme a lo que más me gusta, que es el teatro, la actuación. Y, a pesar de lo difícil, haberme asumido en la vida y ser lo que soy”.
Luis Caballero: “No somos abuelitos que nos sentamos a darles comida a las palomas en la plaza”
Con 62 años, Luis Caballero llegó al casting de Muscari tras la insistencia de su familia, que no dejaba de decirle que la convocatoria era ideal para él. Hasta allí fue con parte de la historia de su vida.
“Arranqué hablando del amor a los 60, de los madurescentes. José nos preguntó cuáles eran las cosas que nos divertían o nos aquejaban. Entonces cuando pensé en decir algo que realmente me pesara conté que mi hijo necesitaba un trasplante”, aseguró.
“Soy un tipo muy feliz, pero cada uno tiene una mochila y quise mostrar lo que hay adentro de ella. Es el momento que me trae reflexión. Lo que me interesa es que se pueda tomar conciencia sobre la donación de órganos, ya que cualquiera puede necesitarlo”, enfatizó.
Luis vive en la localidad bonaerense de Mercedes de lunes a viernes y, los fines de semana, en la casa de su novia, en CABA. Se trata de Paula Resnik, a quien conoció en Irreverentes: “Me pasaron cosas tan lindas en la obra, es mucho más que la satisfacción de actuar, me ha dado mucho”, mencionó.
Luis Caballero: “Soy un tipo muy feliz, pero cada uno tiene una mochila». Foto: Santiago García Díaz.
A la mujer que pasados los 50 decidió adoptar a una adolescente la llama “el ‘huracán Paula’”. “Yo hace 5 años enviudé: darme lugar para poder tener un amor como el de Paula, tan único, me parece un acto de irreverencia”, asumió, emocionado.
Al mismo tiempo, añadió: “Soy bastante equilibrado y medido en un montón de cosas, pero siempre digo que prefiero pedir perdón antes que pedir permiso. Soy muy mandado, muy osado, de ir al frente. A esta altura de mi vida no pierdo los filtros de la educación, pero puedo decir todo a quien sea. Decir lo que me da la gana, a determinada edad, me parece que es un acto de irreverencia importante”.
Caballero disfruta cada noche junto a ese elenco +60. “No somos los abuelitos buenos que nos sentamos a darles comida a las palomas en la plaza. Si vieran el vigor que hay antes de cada función. Realmente hay una energía que es lo que supo elegir José. Él buscaba tipos y tipas que fueran irreverentes”, concluyó.
María de Cousandier: «Soy la que rompió moldes, no me quiero perder nada»
María de Cousandier tiene 71 años, es actriz y llegó al casting de Irreverentes tras la sugerencia de un amigo. La consigna era contar su vida en 30 segundos y, en ese contexto, decidió ser breve y contundente.
Tomó un fragmento de un monólogo escrito por ella, “bien frontal, con una cuota de picardía”, donde eligió destacar algunas partes de su biografía. “Hablaba un poco de mi vocación, de que había nacido mujer cuando esperaban un varón, que había tenido un cáncer de mama que terminó en mastectomía y que nada de eso había cortado mis ganas de vivir, que tengo dos hijas de un matrimonio que ya fue y que tengo una nueva pareja que me quiere, que me lleva, que me trae, que me estimula y que me garcha también”.
María de Cousandier: «Tengo una nueva pareja que me quiere, que me lleva, que me trae y que me garcha también”. Foto: Santiago García Díaz.
También reveló que no se siente a gusto con su cuerpo y el trasfondo de la cuestión: “Soy una fiel representante de otra época, donde te criaban con parámetros de belleza establecidos: mi mamá tenía un filtro estético a prueba de balas. Todo eso te va armando una una estructura y, si bien traté de soltarme y de no vivir acomplejada, me tapo los brazos como tantas mujeres de mi edad, me tapo las caderas, no uso minifalda. Tengo más libertad en la cabeza que en el cuerpo”.
¿Cuál es su costado más irreverente? “Hacer lo que me gusta; no me quiero perder nada, soy la que rompió moldes”, respondió. Junto a sus compañeros de elenco, dijo, exponen “una energía que se sale del estereotipo del mayor que se pone a tejer en un rincón y que solo cuida nietos”.
El público, cerró De Cousandier, atraviesa múltiples emociones: “Se divierten, es una inyección de vigor y muchos también salen conmovidos, porque lo que está ahí es la vejez, y eso te invita al debate”.
Sobre la firma
Guadalupe Rivero
Redactora de las secciones Familias y Relaciones. [email protected]
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