En los pocos días de tregua que se abrieron con el triunfo de Manuel Adorni en la Ciudad, el Gobierno acelerará las conversaciones con el PRO y también con un sector del radicalismo para buscar sellar una oferta conjunta que le permita enfrentar en mejores condiciones al kirchnerismo en la elección de diputados nacionales de octubre en la Provincia de Buenos Aires.
En ese distrito, el Gobierno prefiere un esquema que, aunque parezca una paradoja, está a medio camino entre el que defiende Karina Milei -una lista pura de La Libertad Avanza- y el que promociona Mauricio Macri, que quiere un frente electoral que una a LLA, el PRO y otros partidos.
Santiago Caputo, que impulsa la síntesis de esas posturas, trabaja para que en octubre haya una transferencia de dirigentes del PRO y que a la vez el partido de Macri firme una adhesión a la lista de LLA. “No vamos a inventar un frente nuevo porque la marca de La Libertad Avanza mide 35 puntos en la Provincia. Hoy mide más que cualquier candidato del PRO y también mide más que los nuestros”, explica uno de los hombres de la campaña oficialista.
Por eso mismo, Caputo quiere una boleta violeta que contenga candidatos macristas y que se complemente con una adhesión formal del PRO. Este último detalle, en realidad, es un reaseguro: en la Casa Rosada no quieren a un Macri enojado y suelto que promueva una lista amarilla que pueda conseguir votos en el interior bonaerense o en el norte del Conurbano y que termine perjudicando el gran objetivo de esa elección, que es derrotar a Cristina Kirchner. Esta semana comenzó el trabajo por recuperar el buen diálogo con Macri, cuando Milei le respondió con un mensaje muy afectuoso el saludo que le mandó el ex presidente por la victoria de Adorni.
Como blanqueó el vocero y legislador porteño electo en la noche de su triunfo, el oficialismo buscará a partir de ahora el apoyo de todo el espectro antikirchnerista, un paraguas que incluye, también, a los intendentes radicales de la Provincia. Para lubricar esa negociación, LLA usará la elección de cargos provinciales del 7 de septiembre. Allí apelará a su identidad más pragmática y buscará acuerdos -en muchos casos con aliados distintos- en cada una de las ocho secciones electorales bonaerenses. Esos acuerdos serán, básicamente, ceder en septiembre puestos de concejales y legisladores bonaerenses a los intendentes de la UCR y el PRO para pedirles en octubre el apoyo a la lista de diputados nacionales de LLA, en la que también podrían incluirse macristas y radicales dialoguistas. “Todo ese armado para la elección bonaerense se va a hacer atendiendo al objetivo nuestro, que es ganarle a Cristina en las nacionales de octubre y conseguir diputados y senadores que defiendan al Presidente”, admite el negociador.
Esa regla, la de los acuerdos particulares que contribuyan al objetivo final, es la que va a ordenar la estrategia en todas las provincias. Por eso, en esta ocasión no habrá una boleta violeta y con el logo de LLA en todas las provincias. En algunas de ellas, como la Capital Federal y Buenos Aires, el Gobierno procurará conseguirla, pero en otras, como Corrientes, Entre Ríos, Chaco, Santa Fe o Mendoza, ya es casi seguro que Milei buscará alianzas con los gobernadores y jefes locales.