El padrón electoral de la Ciudad de Buenos Aires contabiliza más de 3 millones de ciudadanos habilitados para votar. Sin embargo, apenas poco más de 1,6 millón participaron en estas elecciones. Eso significa que casi el 47% se abstuvo. No fue una victoria de ningún candidato. Fue una contundente victoria del desencanto.
Los números son elocuentes. Abstención: 1.445.000 personas (46,8%). Votantes: 1.643.215 (53,2%). Candidato más votado (Adorni): 487.000 votos, apenas el 15,7% del total del padrón.
La suma de quienes votaron por alguno de los cinco principales candidatos no alcanza siquiera a la mitad de los habilitados a elegir. Esto nos obliga a detenernos. A pensar. La democracia no se sostiene sola. No basta con que exista. Debe vivirse. Defenderse. Y sobre todo, ejercerse.
Hace apenas unas décadas, hubo argentinos que dieron su vida para que tengamos el derecho -y el deber- de votar. Hubo dolor, persecución y sangre. La democracia se conquistó con coraje. ¿Cómo podemos, hoy, permitirnos despreciarla con apatía? La indiferencia también vota. Y el vacío que deja la participación ciudadana puede ser ocupado por proyectos que nada tienen que ver con el bien común. No se trata de estar de acuerdo con las opciones. Se trata de construir nuevas, de debatir, de comprometerse. Porque si no lo hacemos, otros deciden por nosotros. La democracia no se pierde de un día para otro. Se va desgastando cuando la abandonamos.
Que este resultado no pase desapercibido. Que el golpe de realidad no sea en vano. Que la próxima elección nos encuentre más comprometidos, más conscientes, más presentes. Porque la democracia no muere cuando gana un mal gobierno. Muere cuando el pueblo deja de participar.
Facundo Ozan Carranza [email protected]
OTRAS CARTAS
“El olvido del ser nacional”
En la semana patria se conoce la decisión por Boletín Oficial del decreto 346/2025 del Poder Ejecutivo Nacional del cierre del Instituto Belgraniano, Browniano, Newberiano y la rebaja del Instituto Sanmartiniano a categoría de museo, sumado al cierre del instituto Perón. Esto no puede dejar de ser interpretado más que por un desprecio total por nuestra historia, generando un daño irreparable al acervo cultural de nuestra nación. Es lamentable que ante los denodados esfuerzos, sacrificios por los cuales atravesaron nuestros patriotas se promueva desde el Ejecutivo el olvido de sus grandes aportes a la patria, a nuestra independencia o como le gusta decir al presidente Javier Milei, a nuestra libertad. Es necesario que el Estado como parte de la nación, sea el más interesado en promover el conocimiento de la historia, el que cuenta con los recursos y el alcance territorial para dicho objetivo. ¿Qué libertad es posible si no se conoce la historia? Es clave el papel de divulgación que realizan los mencionados institutos de nuestro pasado, la cultura, las adversidades que como pueblo debimos atravesar para honrar nuestro Himno, para que ignorantes gobernantes tomen tan perjudiciales medidas para nuestra soberanía intelectual. Es imperioso que la población conozca la inteligencia, la valentía, los valores además de innumerables sacrificios de nuestros próceres. Insto a las instituciones del país, en especial a la prensa, a hacerse eco de la violación constante que está sufriendo nuestra historia. Y en palabras de José de San Martín, “la biblioteca destinada a la educación universal es más poderosa que nuestros ejércitos”.
Mariana Sánchez [email protected]
Jóvenes con caras tapadas en “marchas de los jubilados”
Por qué dicen “marcha de los jubilados” los días miércoles. En realidad tendrán que explicarme, porque lo que yo veo es gente de diversos partidos; jóvenes que quizás estén jubilados por discapacidad, pero si rompen un escudo o tachos de basura, no creo que estén discapacitados. Nada de lo que muestran los diferentes medios -jóvenes con caras tapadas y máscaras antigases- me habla de jubilados. ¿Son los hijos o nietos de estos jubilados los que están presente, en vez de estar trabajando? Son horarios en que no hacen nada, pero sí impiden al ciudadano poder asistir sin problemas a su trabajo. Entonces, por favor, no pongan que marchan los jubilados los miércoles.
Cristina Formaro [email protected]
El presidente Milei, los trolls y la libertad de expresión
Javier Milei dio su opinión sobre el video “protagonizado” por Mauricio Macri, que fue trucado mediante la utilización de la Inteligencia Artificial, manifestando que su divulgación fue como “un ejercicio de libertad de expresión”. Curiosamente, el derecho que les concede a sus obsecuentes seguidores libertarios es el que les niega a los periodistas que él ataca, de manera agresiva, peyorativa e infundada en muchos casos. El Presidente de la Nación no debería desconocer que usar la misma vara de medir para todo el mundo es fundamental para la justicia y que juzgar con una doble vara es lo que suelen hacer injustamente los humanos en pos de sus intereses personales.
Oscar Edgardo García [email protected]
“El ego versus las ideas”
En la reciente elección porteña se pudo observar dos conductas diametralmente opuestas. Por un lado, Ramiro Marra y por el otro, Horacio Rodríguez Larreta. Uno fue expulsado de su partido; el otro se fue por decisión propia. Sin embargo uno jamás habló mal de su partido y de su mentor; el otro, cofundador, esmeriló cuanto pudo las posibilidades de éxito de su antiguo partido y denostó a ese espacio y sus representantes de manera repetitiva, injusta y hasta cruel. Uno, antepuso y privilegió las ideas; el otro puso por delante su ego y sus ansias de figuración. Uno es fiel a sus principios y convicciones y el otro es fiel a su conveniencia personal. Dos maneras diferentes de hacer política. El triunfo de las ideas o el culto al ego.
Sebastián E. Perasso [email protected]
Al opinar sobre devaluación…
El 90% de los argentinos deberíamos cambiar nuestra forma de hablar y de pensar cuando opinamos sobre devaluación. Solemos echarle la culpa de los incrementos del dólar a EEUU, en vez de reconocer la corrupción, el robo y las malas administraciones de nuestros políticos y gobiernos. La realidad no es que el dólar se encarece, es que el peso se empobrece. De esta forma estaríamos evaluando correctamente el éxito o el fracaso de la administración de turno.
Ricardo Blaksley [email protected]
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