A quienes vieron el film Saltburn o al menos espiaron las imágenes de las escenas finales de la película de Emerald Fennell, seguramente les cueste creer que a su protagonista, el actor irlandés Barry Keoghan, le quedaba algo por desnudar. Y sin embargo, sus recientes declaraciones dejaron claro que aquella exhibición de su cuerpo en la pantalla grande fue insignificante para él frente a las revelaciones sobre sus adicciones, los traumas de su infancia y el camino a la sanación que está transitando en la actualidad.
En un extenso reportaje realizado en su ciudad natal, Dublín, publicado hace unos días por la revista Hollywood Authentic, el intérprete de películas como Dunkerque, la mencionada Saltburn y Los espíritus de la isla -por la que recibió una nominación a mejor actor de reparto-, y la serie Peaky Blinders, habló de su tormentoso pasado y de su más sereno presente alejado de las drogas y las redes sociales.
“Ya no estoy en negación. Ahora entiendo que tengo una adicción, que soy un adicto. Una vez que aceptás eso finalmente sos capaz de empezar a superarlo y de aprender a manejarlo”, reveló Keoghan que ya hace unos años había contado que su madre murió a causa de una sobredosis de heroína y que por consecuencia él y su hermano menor habían pasado su primera infancia en más de 13 hogares de acogida hasta que fueron a vivir con su abuela materna.
“Mi padre también murió por una sobredosis. Perdí a dos tíos y a un primo por las drogas. Eso me tendría que haber alcanzado para darme cuenta de que si me metía con ellas estaba jodido. Pero la curiosidad es algo muy poderoso”, explicó el intérprete nacido en Dublín. Ni siquiera el nacimiento de su hijo en 2022 pudo calmar su curiosidad.
“Vas a LA, vas a Hollywood, te encontrás con una enorme cantidad de presión y un estilo de vida diferente que es bueno y malo para vos al mismo tiempo. Estás en ese ambiente y resulta que terminás siendo el que se droga. Tengo las cicatrices para probarlo, literalmente. Ahora estoy en paz y soy responsable por todo lo que hago. Estoy presente. Estoy satisfecho. Soy padre. Veo la neblina que siempre estuvo ahí pero ahora todo está más en foco y lleno de color”, contó el actor que acaba de terminar de filmar la película de Peaky Blinders y está en plena preparación para interpretar a Ringo Starr en las películas sobre los Beatles que dirigirá Sam Mendes, el mismo realizador que lo seleccionó para Dunkerque.
En el reportaje con Hollywood Autenthic además de adelantar que lleva seis meses aprendiendo a tocar la batería para encarnar a Starr, Keoghan también recorre la casa de su infancia, dónde todavía vive su abuela, y con desgarradora sinceridad recuerda cómo fue crecer allí: “Me acuerdo de que éramos chicos y escuchábamos a mi madre gritar a través del buzón, pidiendo por nosotros cuando luchaba con su adicción o cuando estaba buscando dinero para comprar drogas. Nos decían que nos quedáramos en la cama. No podíamos bajar a abrazarla”.
Después de años de caos familiar que lo llevaron a participar de peleas callejeras y a tener innumerables problemas de conducta en la escuela, Keoghan descubrió la actuación como el mejor salvoconducto para sus angustias y para dejar atrás la vida que conocía. Su éxito profesional, sin embargo, no se reflejaba en su vida personal, cada vez más expuesta y caótica. Fue en ese momento, cuenta, que su hermano Eric y Niall, un amigo de Dublín de toda la vida, lo subieron a un avión hasta Inglaterra y lo acompañaron a que se internara en una clínica de rehabilitación.
Desenredado
Más allá de revelar detalles sobre su pasado lejano y reciente, en la entrevista el actor también habló de porqué decidió desactivar sus redes sociales tras su ruptura con la cantante y actriz Sabrina Carpenter, ocurrida a finales de 2024.
“En las redes hay mucho que no es real. Y ya sabes, todos nos buscamos. Cualquiera que te diga que no se busca o busca su nombre… mentira. Todos lo hacemos”, afirma. “Pero estaba recibiendo un montón de calumnias. Puedo lidiar con eso, y puedo lidiar con gente que ataca mi vida… pero luego vino algo más. Había gente tocando la puerta donde vive mi hijo. Gente en casa de mi abuela. Me pareció muy injusto. Así que publiqué un comunicado y me di de baja de Instagram”, explica sobre el acoso que denunció días después de confirmarse su separación de la estrella del pop.
En la nota reconoce que dejó las redes porque prefiere que la gente lo juzgue por sí mismo al conocerlo, o por su trabajo, no por el contenido que sube, y que estaba en la red “en busca de validación, falsa validación”: “Subía selfies y fotos en el gimnasio, y era como ¿para qué? Buscaba la dopamina», explicó el actor con la brutal autoconciencia con la que también admitió que ahora su buena salud le permite ser más creativo y llegar a puntos artísticos que en medio de su adicción no podía alcanzar. “Soy capaz de llegar a algo de forma constructiva, a un lugar en el que estoy en paz. Intento constantemente mejorar como actor y demostrar mi valía. Siempre digo que la única persona que se interpone en mi camino —con todo, no sólo para actuar o interpretar— soy yo mismo, cuando me asaltan las dudas. Yo me pongo mis propios obstáculos. Nadie más es responsable de que yo alcance la satisfacción o el éxito. El único responsable soy yo, y eso lo aprendí en el camino a la sobriedad”.