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Hay un bar donde uno puede sacarse una foto con Lionel Messi y la Copa del Mundo, sentarse en el trono de Game of Thrones o posar dentro de la caja gigante de Barbie. Para obtener estas imágenes instagrameables no hace falta viajar por el mundo porque el primer selfie-bar de Buenos Aires permite replicar estas escenas y muchas otras.
El bar abrió sus puertas hace en 2024, se llama Nivel Dios y queda en San Martín 678, en el barrio de San Nicolás. No es un local común con mesas, sillas y barra, sino que está montado como un conjunto de sets de filmación.
Cada uno de las 20 escenas está iluminada y decorada para que el contenido que se genere sea de alto impacto. Todo eso mientras llegan los platos a la mesa o se espera un trago con fuego. Primero sorprende: parece un espacio diseñado para crear contenido. Pero en cuanto se entra, se activa algo más universal: las ganas de divertirse.
La experiencia apunta a mucho más que satisfacer el apetito o sentarse a una mesa a pasar el rato: combina escenarios temáticos diseñados para que cada persona pueda crear fotos y videos originales y divertidos, con una carta que mezcla platos tradicionales argentinos y coctelería de autor.
El proyecto nació como una fusión entre el concepto de Selfie Museum que es furor en las principales ciudades de Europa y el clásico bar argentino. “Mi padre, con experiencia emprendiendo en salas de escape y paintball entre otros proyectos, propuso iniciar algo que combinara nuestras pasiones: la gastronomía y el entretenimiento”, cuenta Juan Manuel Farray, un estudiante de gastronomía de 22 años, que está al frente del local.
“Además de ofrecer buena comida queríamos dar a los clientes un lugar para disfrutar con amigos y familiares de experiencias que les resulten memorables, algo que no cualquier bar puede ofrecer”, afirma y recuerda el entusiasmo de toda la familia al empezar a concretar la idea.
Set de fotos: Harry Potter, Barbie y Mafalda
Desde el momento en que se cruza la puerta, uno queda envuelto en colores, luces y movimiento constante. Suena música suave y, de vez en cuando, alguien se ríe fuerte al verse dentro de alguna escena inesperada. No es un museo ni un bar tradicional. Está justo en el medio.
Mientras se espera el trago, los clientes pueden recorrer las escenografías para subir al Trono de Hierro de la emblemática serie, asomarse por al balcón presidencial o posar con un micrófono de utilería frente a una audiencia imaginaria. Aunque no se llegue con intenciones de sacar fotos, el celular termina lleno de imágenes. No por vanidad, sino por diversión. El espacio invita a descontracturarse, a recuperar ese entusiasmo infantil donde todo se vuelve motivo de risa y distensión.
Platos locales y típicos del fast-food
Después de la diversión llegan las ganas de sentarse a descansar y a comer. Se consulta la carta y aparecen algunos platos locales y otros típicos del fast-food con nombres ocurrentes. Entre los más pedidos están la Bondiolita Deme Dos, el Mc Muffa y el Picoteo Argento, ideal para compartir entre risas y selfies.
En materia de coctelería, la carta ofrece una variedad de tragos clásicos y de autor. Los que más se piden son el “Dr. Favaloro”, la “Llamarada Homero” y el “Mocktail Nivel Dios”, ideal para quienes buscan una opción sin alcohol.
Bonus track: realidad virtual, lunes de mascotas y sabados DJ set
En el subsuelo, otra experiencia inmersiva: Metapark es un parque virtual equipado con visores Oculus Quest 2 y un catálogo que va desde juegos multiplayer hasta shows en vivo, recitales, deportes y paseos por el mundo. Es el complemento perfecto para quienes buscan una salida completa: comida, fotos, tragos y tecnología, todo en un solo lugar.
Además, todos los lunes el lugar le abre las puertas a las mascotas, para que uno pueda ir a sacarse fotos con su mejor amigo peludo. Tienen entrada libre y solo hay una recomendación que cumplir: tener extremo cuidado con las escenografías y mobiliario del bar, las mascotas no pueden circular sueltas, deben estar en brazos o en su defecto con correa.
Los sábados por la noche hay DJ set para disfrutar de un ambiente de boliche con música en vivo. Cuando llega el fin de la salida y uno se va con el celular explotado de fotos y videos, las redes llenas de contenido y, lo mejor, los recuerdos creados con amigos.
Este bar invita a posar, a jugar, a reírse de uno mismo y a volver, aunque sea por un rato, a esa infancia sin vergüenza ni filtro, salvo los del celular.
