Colapinto y toda la desazón del mundo en el Gran Premio de España de Fórmula 1: «Es una pena cuando el auto te deja sin pelear»

La entrada principal del autódromo de Montmeló, el hogar este fin de semana del Gran Premio de España de Fórmula 1,

Si bien los pilotos, las estrellas de este circo itinerante, entran en las vans de sus respectivos equipos, los chicos de las Fórmula 2 y 3 dejan los vehículos personales en un sector enfrente y entran caminando. Como también los invitados especiales. Por allí pasó un argentino desprevenido, con una remera de La Renga y una bandera celeste y blanca bien grande. Unos 50 metros después, se dio cuenta que muchos corrían a sus espaldas. Es que por el mismo lugar caminaba distendido Robert Lewandowski, el delantero polaco del Barcelona, que muy sonriente ingresó invitado por Red Bull y allí se quedó, pese a que la prensa española lo requería.

Las miradas argentinas estaban puestas en Franco Colapinto. Al igual que en Imola y en Mónaco, aparecieron las banderas, las camisetas argentinas y todo tipo de remeras de clubes nacionales esparcidos en todas las tribunas españolas, repletas. Los organizadores calculan que se repetirán las 298.000 localidades de 2024 ocupadas durante todo el fin de semana.

Por la mañana, la desazón del piloto, ocasionada por los padecimientos del viernes, se había contagiado en los compatriotas. “Venimos pese a todo”, era la respuesta más escuchada entre los argentinos. Pero bien temprano, en cuanto se encendió el semáforo en verde, Franco había comenzado con su faena. Fue el primero en salir a la pista catalana, evidenciando las ganas, de él y de Alpine, de mejorar lo sufrido el viernes.

Aprovechó el caucho medio, en función de la carrera, y aceleró con los suaves. Y trató de recuperar parte del terreno perdido el día anterior con una tanda que casi no la giró por los inconvenientes mecánicos. Por lo que resultó el piloto que más vueltas dio el sábado al mediodía.

De hecho, Recién a los 20 minutos de actividad, salió la mayoría de los pilotos. Colapinto llegó a ubicarse en un momento en el puesto 13°, hasta que luego, al reacomodarse la grilla con todo el parque automotor con el mismo compuesto (salvo Hamilton y Lawson, con medios), finalizó en el 17° lugar, delante de Esteban Ocon, Alexander Albon y Oliver Bearman.

Adelante, otra vez los McLaren se mostraban invencibles, con Piastri a la cabeza y Norris, a poco más de medio segundo. Luego, Leclerc, Russell y Verstappen.

Para la clasificación, el semblante de Colapinto cambió rotundamente. Y el de los argentinos también. Había ilusión, después de los giros del Alpine en el último ensayo. El piloto de Pilar estaba muy cerca de los registros de Pierre Gasly, su compañero y principal referencia.

Franco Colapinto tenía un sábado iluisonante hasta que su auto falló. Foto: EFE

Y así comenzó la tanda cronometrada. En una vuelta fantástica, Colapinto se ubicaba 13°, luego mejoró su rendimiento, cuando el resto también lo hacía, pero estaba todo dado para entrar en la segunda clasificación. Colapinto había utilizado los juegos de neumáticos nuevos suaves.

Y en el momento clave para la Q1, en la salida final, cuando los pilotos se encolumnaban para salir a acelerar, Franco se estacionó adelante de todo, para abrir la pista. Y allí, otra vez la desazón. Colapinto no podía mover el Alpine. Estaba inmóvil, sin reacción.

La llamada por la radio, las consultas, la incertidumbre. Apenas un movimiento como para que los que estaban detrás pudieran salir, entre ellos Lewis Hamilton con la Ferrari, y sólo pudo avanzar unos metros en la pista para quedarse allí detenido.

No había nada más por hacer. La orden desde el box era apagar todo. Tampoco había tiempo para “abrir la vuelta”. Y el argentino se bajaba del auto con bronca, pegándole con el guante a la rueda trasera derecha del coche. Descargando la bronca de saber que estaba para la pelea.

Junto con Colapinto (19°) quedaban marginados de la clasificación Nico Hulkenberg, Esteban Ocon, Carlos Sainz y Yuki Tsunoda.

Cabizbajo, Franco explicó lo sucedido de manera escueta: “Veníamos con un buen ritmo, me quedó un poco triste”. Y argumentó: “La caja o el embrague fue el problema. Es una pena cuando el auto te deja sin poder pelear”.

Sobre el rendimiento del Alpine en lo poco que le duró la clasificación, el piloto argentino destacó: “Habíamos mejorado, es una pena que pierda por un problema con el auto”.

Pese a la eliminación, queda la ilusión de saber que al menos Franco había encontrado junto con el equipo el buen camino del auto, dentro de las posibilidades que tiene el vehículo. Claro está, la confiabilidad ahora está en el interrogante. A sabiendas del cambio de los elementos que ya padeció su vehículo tras los entrenamientos del viernes, con el motor de combustión y el sistema de escape. Habrá que aguardar el diagnóstico de los inconvenientes en la qualy. Cualquier modificación y una sanción, le hará retrasar un puesto y volver a largar último posiblemente. Mucho no cambiará, apostando todo al rendimiento en carrera.

Adelante, McLaren se mantuvo invicto con el dominio de todo el fin de semana, cerrando la pelea por la pole position en una lucha entre compañeros de equipo. Y en esa pulseada que mantuvieron durante todas las tandas oficiales sobre el asfalto catalán, Oscar Piastri se quedó con el mejor tiempo, en un desenlace vibrante entre ambos.

Detrás del tándem Piastri-Norris, parece que todos se pelean sólo por el tercer puesto. Y allí apareció Max Verstappen (Red Bull), George Russell (Mercedes) y Lewis Hamilton (Ferrari) .

Para Alpine, la sonrisa final con Gasly en el octavo lugar. Una posición que ilusiona al equipo, que tuvo la atenta mirada del CEO de Renault en los boxes, Luca De Meo, un “hincha” de Colapinto.

El domingo será otro día. Habrá que ver qué arrojar el escaneo del auto del argentino. Una pista que no es propicia para adelantar, otra vez una tarea compleja para Franco, en su tercera competencia con el equipo. Según Flavio Briatore, el manager del team, “la primera carrera en serio para el argentino”. Todo el suspenso, depositado hasta el mediodía del domingo catalán.

La bronca de Colapinto después de que su auto lo dejara a pie cuando venía con buenos tiempos en la Q1.