Reducir, alisar, rellenar, disimular. Los objetivos por los que mujeres y hombres se someten a procedimientos estéticos son múltiples. Los riesgos, si no los realizan profesionales idóneos y en el entorno adecuado, también lo son: infecciones, necrosis y hasta ceguera.
Así lo advierten la Sociedad Argentina de Dermatología (SAD) y la Sociedad Argentina de Cirugía Estética y Reparadora (SACPER) en el marco de la Semana de Concientización sobre Prácticas Estéticas Ilegales, que llevan adelante desde hasta el sábado.
¿En manos de quién está tu piel?, es el sugestivo hashtag-slogan de la iniciativa. ¿Sabés quién te está inyectando? ¿Sabés con quién te vas a hacer un procedimiento estético?, son otros de los gatillos que buscan disparar la reflexión previa a someterse a una prácticas estética aunque sea mínimamente invasiva, con el fin de favorecer la toma de «decisiones seguras y responsables».
«Es la primera vez que se realiza esta campaña para educar, informar y concientizar sobre los riesgos de los procedimientos estéticos en manos de no profesionales. Nos motivó la preocupación de la cantidad de complicaciones que estamos observando como consecuencia de procedimientos llevados a cabo por no profesionales o no capacitados», dijo a Clarín Viviana Leiro, presidenta de la SAD y jefa de la Unidad de Dermatología del Hospital Muñiz.
«Complicaciones muy graves»
El bisturí dejó hace rato de ser la única -o al menos la principal- alternativa para quienes quieren hacer modificaciones estéticas en su cuerpo. Con la popularización de los llamados inyectables (bótox, ácido hialurónico, colágeno, bioestimuladores, entre otros), la oferta y demanda de este tipo de prácticas se multiplicó y cruzó las fronteras de los consultorios médicos.
Según advierten con preocupación desde SAD y SACPER, cada vez más personas se someten a procedimientos estéticos sin verificar la formación de quien los realiza y/o en entornos no preparados (como peluquerías, o salones de estética) sin profesionales capacitados para atender las urgencias que puedan surgir.
«Las complicaciones que estamos viendo son muchas, algunas muy graves, como ceguera luego de aplicación de ácido hialurónico, infecciones por micobacterias atípicas en el caso de mesoterapia y necrosis como complicacion por rellenos (de la punta de la nariz, por ejemplo), entre otros. Algunas pacientes han presentado enfermedades reumatológicas gatilladas por implantes de siliconas», ejemplificó Leiro.
«Los centros de estética deben estar regulados y contar con profesionales médicos, capacitados y cumplir con las normas de bioseguridad», sumó.
¿Se puede revertir un mal resultado? No siempre. «Es posible si el profesional conoce las complicaciones y está capacitado para resolverlas en tiempo y forma, en muchos casos son urgencias como las necrosis (es decir, la muerte del tejido), con secuelas permanentes».
Una complicación poco frecuente, pero posible, del uso de fillers es la oclusión por émbolo de arterias de estructuras próximas al sitio de infiltración. Cuando ocurre cerca del ojo puede bloquear la irrigación ocular.
Desde la SAC y la SACPER destacan que no se trata solo de hacer bien el procedimiento. «Es saber actuar si algo sale mal».
Es que cualquier procedimiento, aunque sea mínimamente invasivo, puede tener riesgos, subrayó Leiro: «Por eso solo deben ser realizados por médicos especializados en dermatologia o cirugía plástica capacitados para llevarlos a cabo, conscientes de que no están exentos de complicaciones, pero con las herramientas para resolverlas».
Según Daniela Gulli, médica especialista en dermatología, que forma parte de la campaña, los tres errores más comunes al elegir el profesional que va a realizar un procedimiento estético son: elegir solamente por precio («a veces en salud lo barato sale caro»), no chequear la formación profesional («no todo el que hace estética es médico, hay que fijarse quee tenga matrícula, especialidad y experiencia comprobable») y no conocer el lugar donde va a realizarse el tratamiento («un buen consultorio debe estar habilitado, limpio y con las condiciones necesarias para poder resolver en caso de que surja una complicación»).
Contra el intrusismo
«La idea de la campaña es tomar acciones en contra del intrusismo», enfatizó Leiro. Aunque saben que no es tarea fácil, debido al vacío legal que rodea a estas prácticas.
Por un lado, apuntan contra profesionales médicos de diversas especialidades que, por diferentes factores, se vuelcan a hacer procedimientos estéticos. «Están habilitados porque son médicos, pero no siempre están capacitados para hacerlo», dice.
Mucho más preocupante es el caso de quienes no son profesionales de la salud, ya que cuentan con menos herramientas aún. «Tengo muchas pacientes con micobacteriosis atípicas por tratamientos de mesoterapia a los que llegaron a través de influencers que promocionan en redes y van sin saber quiénes son, si son médicos o no, ni cómo trabajan».
¿Y cosmetólogos y cosmiatras? «Deben estar capacitados para tratamientos cosméticos y no pueden de ninguna manera aplicar inyectables».
Además del quién y dónde, el problema también es el qué. «Hablamos de prácticas ilegales porque el problema no solo reside en quienes aplican no estando capacitados, sino que además se usan sustancias que no están aprobadas o que no están autorizadas para determinados usos, como por ejemplo la silicona, que está prohibida para inyectarla y puede generar muchas complicaciones», advirtió Leiro.
Y concluyó que, en caso de sentir dolor, enrojecimiento, hinchazón (en el caso de infecciones), la presencia de supuración o abscesos en el sitio de la aplicación, se debe acudir de urgencia al médico.
Cinco preguntas antes de hacerse un procedimiento estético
«Antes de cualquier procedimiento estético, hay cosas que tenés que chequear», aconsejan la SAD y la SACPER en el marco de la campaña, y sostienen que estas cinco preguntas pueden marcar la diferencia entre un tratamiento seguro o una experiencia peligrosa.
1.¿El profesional está matriculado? Podés buscar al médico que te va a atender en el Buscador Nacional de Profesionales de la Salud.
2.¿El producto está aprobado por la ANMAT?
3.¿El lugar está habilitado? Tiene obligación de mostrar su número de habilitación.
4. ¿El profesional te hace firmar un consentimiento?
5.¿Te brindaron la información necesaria? La información es parte del tratamiento.
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Sobre la firma
Florencia Cunzolo
Editora de la sección Buena Vida [email protected]
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