Cristina está lanzada. Se presentó como diputada provincial, pero busca otra cosa: su vuelta para el 2027. No se va con chiquitas: quiere volver para ser Presidenta. Lo admiten en la cuna de adictos del Instituto Patria. Y Cristina lo afirmó ya – dos veces – en reuniones con intendentes. Una ocurrió hace semanas y otra después de que lanzó su candidatura.
La Doctora dice: “Si volvió Lula, si volvió Trump, ¿por qué no voy a volver yo?”. También expuso otras esotéricas estrategias: Cristina dice que hay que trabajar para poner a su hijo Máximo en una eventual sucesión presidencial. Sus adictos la adulan, la aplauden y la vitorean. Eso lo lidera Oscar Parrilli y otro inefable, Wado de Pedro.
Wado es el salvoconducto para negociar con la Casa Rosada. Wado y Santi Caputo -el Pibe- son los correveidile de la relación entre Cristina y Javo. Está al rojo vivo.
Ya ambos, Wado y Santi, hicieron un pacto: evitar Ficha Limpia a cambio de boicotear la investigación sobre $LIBRA.
La movida inquieta a Wall Street. Su eventual vuelta espanta a inversores y alerta a banqueros. Ambos ya sufrieron sus gobiernos. Lo vivieron en carne propia en Londres los gobernadores Alberto Weretilneck y Rodolfo Figueroa.
Los dos sureños fueron a promocionar Vaca Muerta y los inversores inquietos solo los interrogaban por la vuelta de Cristina. La pregunta fue directa: “¿Tiene Cristina posibilidad de volver?”. Esta semana escucharon esos mismos interrogantes en Nueva York dos influyentes economistas. Ocurrió en discretas reuniones con inversores y los interlocutores fueron .-por separado- Martín Redrado y Darío Epstein.
Los bonistas aplauden la política de Milei. Pero se paralizan de solo pensar una vuelta atrás. La cuestión altera a los círculos de poder. En Tribunales existe una bomba incubándose: hay información concreta y crece la idea de que la Corte fallará de inmediato, y en contra de Cristina, por la corrupción en Vialidad.
La información es confidencial, pero ahora existe la convicción de que habría un fallo antes de la feria de invierno. Exactamente antes de que Cristina oficialice su candidatura bonaerense y obtenga fueros. El máximo tribunal dio una señal concreta: rechazó la impugnación a Ricardo Lorenzetti. En Tribunales dicen que se allanó todo para un rápido fallo contra Cristina.
La Doctora está al tanto de todo. También Javier Milei. Clarín confirmó que el Gobierno presiona -increíble – a los jueces para frenar un fallo contra Cristina.
En esa actitud, Milei y Cristina vuelven a coincidir y son socios. La operación en la Corte se hace a través de “el Pibe” y su discípulo Sebastián Amerio. El joven Caputo quiere que Cristina quede en la cancha para confrontar en la elección y beneficiar a Javo.
Fuentes del máximo tribunal admiten que Horacio Rosatti y Carlos Rosenkrantz tendrían redactado el voto que decide ratificar lo actuado por la Justicia y condenar a Cristina. La cuestión es el voto de Ricardo Lorenzetti. Aún se desconoce su posición y además podría bloquear el fallo final de la Corte.
El “Peaky Blinders” es el principal impulsor de esa estrategia, aunque no es una innovación electoral: se lo copió de sus ex jefes macristas Jaime Durán Barba y Marcos Peña. En las conversaciones, “el Pibe” está dispuesto a todo: incluso a explorar un fallo que obligue a otros fueros a revaluar la sentencia contra Cristina.
Una forma de tirar la pelota a la tribuna. Ayer, Axel Kicillof recibió un informe de situación. Muchos dirigentes del peronismo creen que sale la condena. Axel acusaba a Máximo por la difusión de una reunión al mediodía con Cristina que no existió.
La trifulca terminó en un contacto telefónico y un encuentro en horas nocturnas. La cuestión sacude a los gobernadores. El cónclave en el CFI fue muy duro contra la Casa Rosada.
Hubo destrato hacia ministros, malestar contra Milei y hasta se evaluó hacer una denuncia penal a la Casa Rosada. Sería por apropiación ilegal de fondos públicos de las provincias. Leandro Zdero –socio político de Milei– fue tajante: “:La caída de recursos complica el pago de aguinaldos”.
El clima fue in crescendo. Ignacio Torres, directo, dijo: “Puede haber una malversación porque Economía se apropia ilegalmente de fondos destinados a la obra pública”. Se refirió al dinero del impuesto a los combustibles. Martín Llaryora agregó: “Hacen demagogia con la nuestra. Nosotros hacemos el ajuste y Milei nos trata de ratas y mandriles”.
El mensaje fue político a Milei. Por primera vez estaban todos de acuerdo. Solo faltó Gustavo Valdés por cuestión electoral. Así, lo trascendente del encuentro fue la propia reunión. Lo habían negociado en su chat privado llamado “23 gobernadores y un intendente”.
Se trata de una referencia a Jorge Macri . El jefe porteño estuvo alerta: “Se quieren llevar todo puesto”. Aún más duros fueron los kirchneristas. Pero la estrategia fue ocultar la bronca: Alfredo Cornejo fue elegido para armar una reunión con Milei.
Casa Rosada contragolpeó: un año después, recién este jueves creó el Consejo de Mayo. Se trata del comité creado en la ceremonia tucumana. Los mandatarios recordaron a carcajadas ciertos delirios místicos, en ese momento, de la Casa Rosada. Santiago Caputo llegó a proponerles a algunos mandatarios disfrazarse de época y en donde Milei haría el papel de Cornelio Saavedra.
Al final y por suerte ese papelón se evitó. La bronca de los mandatarios refleja el limite que tiene la motosierra.
También, la pelea con los castigados jubilados. Ese agotamiento se visualiza en los últimos reclamo: la increíble deuda con la política de discapacitados y en especial, el conflicto del Garrahan. Es cierto que fue pésimo el manejo de Mario Lugones. Al ministro «se le escapó la tortuga».
Primero, Lugones evitó involucrarse y su estrategia fue contradictoria: al inicio se le ocurrió culpar a los jóvenes médicos de ñoquis kukas y después terminó, tarde y mal, acordando. Tuvo que ceder en todo. Así, le hizo pagar un alto costo político a Milei. No fue el único: Federico Sturzenegger tuvo que dar marcha atrás con el decreto que reglamentaba los servicios mínimos en el derecho a huelga.
Federico Sturzenegger anuncia pero no avanza. Foto Reuters / Pedro Lázaro Fernández
El Coloso es entusiasta y va siempre por todo. Pero ya se pegó varios porrazos y muchas veces se queda sin nada. Es un papelón lo que ocurre con las patentes de autos y los trámites para adquirir vehículos: todo sigue igual y confuso.
El “Toto” Caputo está firme, pero no viene de buenas semanas. Tuvo un fuerte traspié con Darín y sigue sin cumplirse su pronóstico sobre el fin del periodismo.
Está claro que la política no es lo suyo. Pero un coro de cortesanos lo alienta a incursionar en temas que no conoce. Tiene muy buenos números de inflación: mayo, abajo del 2%.
Pero la economía no termina de reanimarse: marzo y abril fueron malos y en mayo se desplomó la recaudación. Sucede que la propia política para “colapsar” los precios frena la actividad. Los salarios formales crecen a la mitad de los precios y los informales están fulminados. Encima, Toto hasta ahora falló en su estrategia para que el billete toque los $ 1.000. Esa política le cuesta billetes al BCRA. Las reservas netas volvieron a estar en rojo profundo.
Por eso, Caputo busca los dólares del colchón. Este jueves se envió una ley. Intenta desbloquear la apatía de los ahorristas y la desconfianza que existe en los anuncios. Se trata de un dato oficial: en mayo, los colchones engordaron en la friolera de US$1.000 millones.
Sobre la firma
Marcelo Bonelli
Periodista y analista político [email protected]
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