Los ataques públicos entre Donald Trump y Elon Musk bajaron de tono, pero la tensión sigue en el círculo más íntimo del poder: si bien el dueño de Tesla borró sus más explosivos tuits, en los que acusaba al presidente de pedófilo y pedía su impeachment, sigue coqueteando con la idea de fundar un partido político nuevo, lo que alarma al jefe de la Casa Blanca.
Trump convocó a todo su equipo a una reunión de emergencia este domingo en Camp David, una especie de “retiro espiritual” para analizar los daños y ver cómo encarar esta nueva guerra.
Con una andanada de ataques cruzados que se lanzaron el jueves pasado, Trump y Musk alarmaron a Estados Unidos y más allá con una pelea de dimensiones inciertas: el hombre más poderoso del mundo contra el más rico del planeta en una batalla pública de amenazas, insultos y acusaciones que escaló en horas.
Musk borró ahora los tuits más incendiarios y que provocaron el escándalo mayor. En uno de ellos, que calificó de “bomba”, anunciaba que Trump estaba en la lista del financista Jeffrey Epstein, pedófilo y abusador sexual, que aparentemente se suicidó en la cárcel en 1919. Musk dijo que por eso la Casa Blanca no daba a conocer esos registros.
En otro tuit, Musk llamaba a un juicio político contra el presidente, sin dejar en claro cuáles serían las razones.
Sin embargo, el hombre más rico del mundo no borró -y permanece destacada en su cuenta- una publicación en la que pregunta si no es necesario crear un nuevo partido en Estados Unidos que represente al 80% de la gente que está en el centro. Un 80% de sus seguidores (más de 5,6 millones de votos) contestaron que sí.
Luego siguió compartiendo mensajes de seguidores que hablaban del futuro “America Party” y que aseguraban que había millones de personas que estaban cansadas del establishment.
“Es el único posicionado para unir las fuerzas antiestablishment de los dos partidos”, señalaba el tuit. La historia dice que los terceros partidos han fracasado. Pero Elon trae recursos sin precedentes, una plataforma y la oportunidad. La tecnología ha democratizado la política”.
La perspectiva del lanzamiento de un tercer partido independiente es una señal de alarma para Trump porque sabe que hay muchos republicanos que no comulgan demasiado con su personalidad y sus políticas extremas y una tercera fuerza podría quitarle votos y aglutinar el centro.
Elon Musk, Donald Trump y el vicepresidente JD Vance, en una imagen de octubre de 2024, durante la campaña electoral. Foto: AP
Fuerte advertencia del presidente
Incluso Musk ya ha hablado de la posibilidad de financiar a demócratas que en las legislativas del año que viene compitan contra republicanos que hayan votado a favor de la ley de Presupuesto impulsada por Trump, que eleva el déficit fiscal a 2,4 billones de dólares, una iniciativa que el magante ha denostado.
De hecho, Trump le dijo a la NBC este sábado que habría “serias consecuencias” si Musk aporta dinero a estos candidatos. “Si lo hace, van a pagar las consecuencias”, dijo sin especificar cuáles serían.
Trump está abatido, procesando cómo encarar su pública ruptura con el que era su amigo, según contó The Washington Post.
En shock por los ataques y por el llamado a juicio político, el mandatario estuvo haciendo llamadas telefónicas, interrogando a confidentes cercanos y conocidos por igual sobre el tema. A todos les dijo que Musk era «un gran adicto a las drogas», mientras intentaba dar sentido al comportamiento del empresario, según el Post.
Musk y su consumo de drogas
Musk admitió tomar a veces ketamina, un poderoso anestésico, que dice que le recetaron para tratar la depresión. The New York Times había revelado la semana pasada que tomaba cantidades de esa droga y otras más.
El presidente fue más silencioso con respecto a Musk de lo que esperaban sus amigos y asesores. Tras su enfrentamiento del jueves con Musk, llamó a quienes lo rodeaban a no echar nafta al fuego y le dijo al vicepresidente JD Vance que tuviera cuidado con la forma en que hablaba públicamente sobre la situación de Musk.
Además, convocó fuera de agenda a una reunión de su gabinete y sus asesores más cercanos en la residencia de Camp David. Allí irá desde su casa en Bedminster, New Jersey, donde tiene un campo de golf, y volverá a Washington el lunes. “Se reunirán para analizar varios temas”, señalaron oficialmente, pero no hay dudas de que el principal tema de conversación será cómo encarar a Musk y también la futura lucha que se viene en el Senado por la aprobación de la ley de Presupuesto.
Una pantalla con noticias en un edificio de Nueva York se refiere a la pelea entre Donald Trump y Elon Musk. Foto: REUTERS
Peleas, insultos y gritos por el plan de recortes
Mientras tanto, surgen detalles de cómo se fue desgastando la relación de Musk con el gabinete de Trump, cuyos ministros comenzaron a molestarse de la manera en que interfería en sus respectivos departamentos con recortes desmedidos a su personal y gastos. Las peleas llegaron a traspasar los límites verbales.
Según contó el ex asesor Steve Bannon en una entrevista, Musk incluso se fue a las manos con el secretario del Tesoro Scott Bessent. El magnate comenzó a gritarle “Scott, sos un fraude, un fraude total” y el ministro devolvió los insultos. Pero no terminó allí porque instantes después comenzaron a pelearse físicamente. Musk estrelló su hombro contra la caja torácica de Bessent «como un jugador de rugby», contó Bannon. El resto de los ministros los separó.
Si bien Musk planeaba abandonar su cargo al frente del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE) sin demasiado ruido, dos temas lo sacaron de eje. Primero fueron los aranceles y la ley presupuestaria que elevaba el déficit fiscal, políticas con las que no estaba de acuerdo. De a poco fue elevando el tono y criticando públicamente esas medidas.
Pero la gota que pareció colmar el vaso del empresario fue el retiro de la nominación de su amigo Jared Isaacman para la NASA, un organismo clave para sus empresas Space X y Starlink. Aparentemente Trump descubrió que en el pasado Isaacson había apoyado a candidatos demócratas y eso lo condenó. Luego todo explotó en las redes.
Aún no se sabe hasta dónde derivará la guerra entre el presidente y el empresario. En su red Truth Social, Trump ha pedido el escrutinio público de los contratos gubernamentales de Musk, lo que podría poner en peligro su imperio empresarial.
Los republicanos, por su parte, desconfían de cómo el hombre más rico del mundo podría usar sus profundas arcas -y sus más de 240 millones de seguidores en X- para tomar represalias contra ellos, especialmente cuando plantea el lanzamiento de un tercer partido político.
Sobre la firma
Paula Lugones
Periodista, corresponsal en Estados Unidos. [email protected]
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