Con un mazo de cartas en la mano y la ironía afilada, Germán Martínez se propuso traducir la gimnasia nacional de reírse de nuestras crisis en un juego de mesa. “El juego básicamente trata de representar eso, lo que todos sufrimos al tratar de llegar a fin de mes y lo aleatorio que también puede ser, ¿no?”, comenzó explicando el joven.

‘Fin de mes ilustrado’ es un juego de naipes tan argentino y misionero como el mate, pero más punzante.

Germán no nació en Misiones, pero hace tiempo que la provincia lo adoptó como a tantos otros que vinieron buscando otra manera de estar. Desde acá dio forma al juego, desde esas charlas entre amigos donde uno siempre termina diciendo “estamos en el horno”, según contó en Radioactiva y desde un deseo viejo que arrastraba desde sus años de estudiante. “Con amigos siempre nos gustó diseñar juegos, ya lo venimos haciendo desde nuestra etapa de estudiantes y esta idea surgió hace ocho años en realidad, en otro contexto, pero también de crisis, como nos caracteriza, desgraciadamente”.

El chiste, claro, se cuenta solo: pasaron tres gobiernos desde que la idea empezó a girar, y sin embargo las cartas siguen teniendo sentido.

La mecánica es sencilla pero despiadada: cada jugador arranca con una cantidad de pesos, y quien se queda sin plata, pierde. Gana quien logre llegar con algo en el bolsillo al final del mes ficticio. En el camino hay robos exprés, macumbas, frases hechas y bombas. Literalmente. Una de las cartas se llama ‘Te parto en ocho’ y puede dejarte afuera apenas empieza el juego. “Eso sería en la vida real el resumen de la tarjeta de crédito. Algo así. Que te deja sin plata el primer día”, refirió el creativo.

Todo tiene algo de tragicomedia y arrojan frases como ‘me viene al pelo’, ‘me cortó el rostro’ o ‘sin el pan y sin la torta’, las cartas están todas ilustradas por Martín Almeida, un artista rosarino que se sumó al proyecto después de que Germán lo encontrara por redes.

Porque, además, ‘Fin de mes ilustrado’ es visualmente llamativo. Colores, trazos, memes, rostros con gestos que cualquiera reconoce de algún grupo de WhatsApp o de un flyer viralizado. “Hay un montón de juegos que se pueden encontrar en el mercado de este tono, vamos a decir, para juntadas con amigos, familiares, previas, pero son todos juegos más aburridos visualmente. Cartas sólo con textos… nosotros queríamos hacer algo más vistoso, algo más entretenido”, remarcó Germán.

Además, la identidad del juego no se agota en la mecánica: hay una mirada del país, un registro de época, una decisión de narrar la frustración con humor negro y cariño compartidos.

Incluso el proyecto no salió fácilmente, por mucho tiempo fue apenas una carpeta guardada y un sueño postergado por falta de medios.

“Es un juego independiente, lo hicimos y creamos a modo muy independiente. Logística, producción, fabricación, la verdad que no es nada sencillo, requiere una inversión. Si bien no tan grande, pero hay que hacerla. Y en su momento cuando lo quisimos hacer, los costos no cerraban. Con los cálculos en ese momento lo teníamos que vender carísimo y era imposible, no te lo iba a comprar nadie”, contó sobre la previa de la creación.

Hasta que apareció un amigo que apostó por el juego y se convirtió en socio inversor. Con ese impulso, lograron producirlo, lanzarlo y empezar a distribuirlo. “Con él le pudimos dar forma y curso como para que se materialice”, remarcó Germán, que hoy ya trabaja en una expansión del juego.

Mientras tanto, juega también con su comunidad virtual: desde las redes lanzan encuestas, buscan ideas, prueban nombres, se retroalimentan con el mismo espíritu con el que nació todo: desde la charla, la risa amarga, la memoria afectiva de cada uno de esos fines de mes que alguna vez se sobrevivieron con un poco de magia y un poco de suerte.

Hay algo atemporal, dice él, en esa parte del juego que se agarra de frases y memes como quien se agarra de la cuerda floja.

“Más allá del chiste de llegar o no a fin de mes, la parte de las frases, de los memes y los chistes también nos acompañan un poco in eternum. Así que por ese lado también sigue siendo como atemporal el juego”, contempló, más allá de las coyunturas económicas.

Y si ‘Fin de mes ilustrado’ ya no nos representa, si un día las cartas nos dan otro destino, entonces quedará como testimonio de una época. “Sería lo más lindo, ¿no? Que se pueda seguir jugando, pero ya como una anécdota del país”, concluyó Martínez.