Charles Muir es considerado el creador y pionero del Movimiento de Tantra Moderno en Estados Unidos. Al notar que los métodos tradicionales de yoga -que promovían el celibato como única vía para canalizar la energía sexual– no se adaptaban a la realidad de sus alumnos -en su mayoría, personas con pareja y familia- decidió abrir un nuevo camino. En 1978 fundó la Source School of Tantra Yoga, hoy considerada una de las escuelas más prestigiosas y emblemáticas en su especialidad.
En ese marco, desarrolló diversas técnicas que, con el tiempo, se transformaron en pilares de la enseñanza tántrica en Occidente. Su libro, Tantra. El arte oriental del amor consciente, fue traducido a nueve idiomas desde su primera edición, en 1989, y se convirtió en una referencia para quienes desean profundizar en la dimensión espiritual de la sexualidad.
Entrando en la octava década de vida, responde las preguntas de Clarín: repasa los mitos más comunes sobre el Tantra, explica cómo revitalizar la pasión en relaciones de muchos años y por qué considera que hacer el amor puede ser una forma de oración.
Charles y Caroline Muir, una pareja tántrica
Durante dos décadas, Charles compartió su vida personal y profesional con Caroline, quien fue cofundadora de la escuela de Tantra y coautora del mencionado libro, que se redistribuyó recientemente en Argentina (RBA). Juntos formaron una icónica pareja que marcó a generaciones.
“Enseñamos juntos durante 20 años como pareja tántrica y amorosa», dice Charles sobre Caroline. Foto: gentileza.
“Enseñamos juntos durante 20 años como pareja tántrica y amorosa. Nuestros caminos tomaron rumbos distintos, pero conservamos el amor y la amistad, dejando atrás el contrato legal del matrimonio”, cuenta Charles a Clarín desde Sacramento, California.
“Incluso hoy, con 77 y 81 años, tanto Caroline como yo seguimos enseñando Tantra y mantenemos una gran amistad; hablamos una o dos veces por semana. Y como grandes amigos, nos acompañamos en nuestras nuevas relaciones: Caroline lleva 25 años junto a Will y vive en Panamá, y yo llevo 12 años casado con Christy Rose”.
Charles y Caroline Muir son los autores del libro Tantra. El arte del amor consciente (RBA).
Tantra, el arte de amar
Desde hace cuarenta años que Muir trabaja en esta disciplina del amor consciente. ¿Qué aprendió de este trabajo vincular? Que “nuestra pareja se convierte en nuestro guía y maestro en el arte de amar. Es muy importante entender que el Tantra es una práctica, y que no hay que esperar a sentirse sexualmente excitados para amarse: uno puede cambiar su estado emocional y energético a través de prácticas previas, que pueden -o no- terminar en una relación sexual, pero que invariablemente fortalecen la conexión y abren el corazón”.
― Junto con Caroline, fuiste pionero en llevar el tantra a Occidente. ¿Qué resistencias encontraron en esos primeros tiempos?
― La mayor oposición provino de diversas escuelas de yoga, convencidas de que el celibato era el único destino legítimo para la energía sexual.
A lo largo de la historia, el Tantra yoga fue la única tradición que sostuvo que el uso adecuado de esa energía conducía con mayor rapidez al despertar espiritual. Su práctica ofrecía, además, beneficios notables: el despertar de la energía y la conciencia dormidas, una salud radiante, una conexión espiritual profunda en el encuentro sexual, y un amor que crece con los años y se profundiza en la vida compartida.
― ¿Qué malentendidos suelen existir sobre el Tantra y cómo los abordan en sus enseñanzas?
― Que si las prácticas incluyen sexo no es espiritual y que si es espiritual, no hay sexo. Nunca debemos olvidar que Dios creó el sexo. Somos los hombres y las mujeres quienes lo hemos arruinado.
Demasiados buscadores persiguen orgasmos más grandes y prolongados como objetivo; no es el objetivo, sino sólo uno de los muchos maravillosos subproductos de practicar este yoga.
― ¿Cuáles creés que son las enseñanzas principales del Tantra hoy, en una época en la que estamos tan “desconectados”, tanto de los demás como de nuestros propios cuerpos?
― El cuerpo es el templo del espíritu, el amor es un sacramento y hacer el amor es un arte que se vuelve más fácil y mejor con la práctica. Una clave es “no esperes a tener ganas de tener sexo para practicar”; porque hay rituales previos que pueden transformar cómo te sentís. Bajá la velocidad y descubrí la capacidad de disfrutar el camino cuando soltás los objetivos: el amor es el sendero que conduce a la meta.
― Hablás de la “sexualidad sagrada”. ¿Qué significa eso concretamente en la práctica cotidiana?
― Hacer el amor de forma tántrica es una especie de oración, donde ves lo divino en tu pareja y la unión es el objetivo.
― ¿Qué le dirías a una pareja que lleva años junta y siente que la pasión se apagó? ¿Qué puede aportar el Tantra ahí?
― La pasión puede reavivarse a través de nuevas prácticas tántricas. Si mantienen las mismas formas de hacer el amor, con las mismas técnicas anticuadas y limitantes, tarde o temprano aparecerán la apatía, el aburrimiento o la búsqueda de nuevas experiencias afuera.
Enseñamos técnicas ancestrales y actuales, con base científica, para estimular las conexiones entre el segundo chakra y el cerebro a través de múltiples vías orgásmicas. Esto produce nuevas conexiones neuronales energéticas, brindando no sólo mayor placer, sino una experiencia de éxtasis.
― ¿Qué mirada tenés sobre la fidelidad y el deseo en relaciones largas? ¿Qué aporta el Tantra a estos debates?
― Nuestra experiencia es que esto se trata de una elección, no una regla universal. Un texto sagrado (shastra) del Tantra dice: “El tantra es el camino más rápido hacia la iluminación; pero el camino está lleno de los cuerpos de santos y sabios que se quedaron atrapados en el placer como objetivo final”. Ananda (éxtasis bienaventurado) y Prema (amor divino) son los verdaderos objetivos. El placer es siempre pasajero y el apego a él inevitablemente causa sufrimiento. Disfrutá del placer intenso, pero no pierdas de vista que el propósito es la conexión espiritual y la Unión.
― Vivimos en una cultura de rendimiento e inmediatez, incluso en el sexo. ¿Por qué creés que la sociedad occidental redujo la energía sexual a una lógica de descarga y rendimiento?
― Hasta los orgasmos mediocres generan placer, y eso nos hace creer que ese es el objetivo. Un orgasmo común consume energía; en cambio, un orgasmo tántrico eleva la vitalidad, retrasa el envejecimiento y revitaliza todos los sistemas del cuerpo.
En el orgasmo convencional, la energía desciende y se descarga por los genitales. Las prácticas tántricas revierten ese flujo, haciendo que la energía ascienda desde los genitales hacia los sistemas físicos, los chakras y el cerebro, que es nuestro principal órgano sexual. Además, tienen un potencial de placer mucho mayor.
― Hoy vivimos en una sociedad hipersexualizada. ¿Qué efectos creés que tuvo y tiene en las relaciones?
― Hace que las personas se enfoquen en el placer como objetivo, y no en el amor. Cada vez más gente aprende lo que es el sexo a través de videos pornográficos, los cuales no tienen nada que ver con el amor: son actores siguiendo un guión, y muchas veces muestran exactamente lo que no deberíamos hacer.
Esto está distorsionando la forma en que las nuevas generaciones viven el sexo y el amor, instalando metas irreales y afectando sus circuitos de recompensa cerebral —en especial, la respuesta dopaminérgica—, reduciendo tanto su capacidad de disfrute como su sensibilidad emocional hacia el amor.
Guía práctica: seis herramientas del Tantra
Charles y Caroline volcaron sus principales enseñanzas de esta disciplina en el libro Tantra. El arte oriental del amor consciente (RBA). El punto G y la respiración consciente, protagonistas de una selección de herramientas básicas contenidas en ese volúmen:
1 – Conectar en cucharita
No tenés que esperar ese momento mágico en que ambos estén de humor. Creá el ambiente poniéndote en posición de cucharita, acostados, uno abrazando al otro por detrás. Permanezcan quietos y sincronicen su respiración. Esto los pone en sintonía.
2 – Tocar el punto sagrado
El punto G, llamado así por Ernst Grafenberg, está en la pared superior de la vagina. Podés tocarlo a través de la pared vaginal, aproximadamente a mitad de camino entre la parte posterior del hueso púbico y el cuello uterino. Es un pequeño bulto que se hincha a medida que se estimula. Puede que sientas ganas de orinar cuando se toca por primera vez, pero no te detengas. Se siente cada vez mejor a medida que esta zona erógena se despierta, lo cual puede tomar varias sesiones.
3 – Tomarse un respiro
Una pausa que lo dice todo: cuando estén haciendo el amor, dejen de moverse durante dos minutos. Sincronicen su respiración. Luego abrazá a tu pareja y mírense fijamente. Imaginá que estás enviando tu energía de un lado a otro. Este ejercicio genera un nivel de energía aún mayor y permite que el acto sea más emocional y menos orientado al objetivo.
4 – Extender el orgasmo a través de la respiración
A mitad del punto máximo de tu clímax, inhalá lentamente. Imaginá que elevás tu vibrante energía sexual hacia el cerebro. La sensación de clímax continúa mientras inhalás. Luego, exhalá despacio, haciendo tanto ruido como puedas. El volumen de tu sonido influye en la profundidad de tu orgasmo. Así tendrás “el mejor de todos” cada vez.
5 – Prestar atención al pecho
Los pechos necesitan ser tocados, sin que sea sólo un preludio al sexo. Calentá un poco de loción aromática en el microondas o en tus manos, y hacé círculos suaves en el centro del pecho. Colocá tus manos sobre las suyas y aprendé cómo quiere ser tocada tu pareja. Hacé que tu pareja haga lo mismo contigo. Mostrale exactamente cómo te gusta ser tocada/o.
6 – Mejorar tu contacto
Dedicá cinco minutos cada día a tocar conscientemente a tu pareja. Intentá incluir estos tipos de contacto, variando la velocidad y la intensidad: quietud, caricia en movimiento, círculos, amasado, y suaves pellizcos, rasguños, palmadas y golpecitos. Llevá amor, cuidado y compasión a tu toque.