En el Hospital de Pediatría Dr. Fernando Barreyro, desde hace un tiempo buscan que el ingreso al quirófano sea una experiencia más llevadera para sus pequeños pacientes. Los niños que se preparan para una intervención quirúrgica pueden recorrer los pasillos del hospital en autos eléctricos a control remoto, reemplazando el tradicional traslado en camilla por un recorrido en mini vehículos que ellos mismos pueden conducir o que son guiados por el personal.

La propuesta tiene como objetivo reducir el estrés y la ansiedad que suelen generar los momentos previos a una cirugía. La jefa del quirófano del hospital Mariela Gauna, explicó que la iniciativa es parte de un trabajo sostenido desde hace años para mejorar el ingreso de los pacientes y acompañar a las familias.

“Comenzamos hace tiempo con juegos simbólicos: máscaras, capas, juguetes de superhéroes y princesas. Después sumamos los vehículos: primero el famoso ‘pata pata’ y más adelante los autos eléctricos. Hoy contamos con modelos como un BMW, un Audi y un Mercedes”, detalló Gauna.

Los vehículos se utilizan no solo en el ingreso al quirófano, sino también para el traslado desde la unidad de cuidados ambulatorios, donde se realizan cirugías menores. “Vienen en autito, juegan antes de entrar, y eso los ayuda a calmarse. Muchos llegan con miedo, algunos llorando, y esta dinámica les permite confiar, relajarse y, muchas veces, incluso se olvidan de despedirse de los padres porque están entretenidos”, agregó.

La experiencia también impacta positivamente en las familias. “Los padres se quedan más tranquilos cuando ven que sus hijos ingresan jugando. Nosotros también trabajamos con mayor serenidad sabiendo que los chicos están bien”, señaló Gauna.

Además de los autos, el hospital incorporó un mural, una donación de las Pinturerías Color Shop y la fundación del Banco Macro, en la zona de espera para hacer el espacio más amigable. El próximo objetivo del equipo es crear una sala de juegos en la sala de espera, para que el tiempo previo a la cirugía también sea más llevadero para los pacientes y sus acompañantes.

“Lo vivimos desde un lugar muy humano. Somos profesionales, pero también madres y padres. Sabemos lo que significa dejar a un hijo en manos de otros. Por eso trabajamos para que se sientan cuidados, contenidos y, sobre todo, respetados”, concluyó Gauna.