Con el propósito de humanizar la atención médica e incorporar nuevas herramientas terapéuticas, comenzó una capacitación sobre intervenciones asistidas con perros dirigida al personal de hospitales y centros de salud de Misiones. Precisamente, la actividad que se enmarca bajo la resolución 1283 del proyecto de Humanización Sanitaria creado por el Ministerio de Salud Púbica, propone implementar el abordaje terapéutico con los canes como eje motivador para el beneficio emocional y social de los pacientes trabajando en los pasillos y salas de espera, como fuera de la institución, a modo de brindar un ambiente acogedor y relajante.

La propuesta que ya inició en el Hospital de Pediatría Fernando Barreyro es dictada por un equipo de profesionales, entre los que se encuentran Noelia González, técnica en terapia asistida, y Martín Brítez, instructor nacional y técnico en intervenciones asistidas, quien trabaja con el área conductual de los perros en representación de la Municipalidad de Posadas.

“Se trata de una capacitación sobre intervenciones asistidas con perros en ámbitos hospitalarios, impulsada por la Dirección Provincial de Calidad y Seguridad del Paciente del Ministerio de Salud Pública. Está dirigida al personal médico, de enfermería y administrativo de hospitales y centros de salud, con el objetivo de introducir esta práctica complementaria desde un enfoque profesional y humanizado”, comentó Brítez.

A su vez, detalló que la capacitación comienza con contenidos básicos sobre etología canina y etapas del desarrollo del perro, para luego avanzar hacia la clasificación de los distintos tipos de perros de asistencia y su aplicación en contextos terapéuticos. Por el momento, no se encuentra abierto un proceso de inscripción general.

“El principal objetivo es formar a los equipos de salud en esta modalidad terapéutica alternativa, donde el perro actúa como facilitador para el logro de objetivos clínicos concretos. Esperamos que los participantes puedan integrar estos conocimientos en la planificación de intervenciones que mejoren el bienestar físico, emocional, cognitivo y social de sus pacientes”, sostuvo González.

En cuanto a los beneficios, los especialistas mencionaron que incluye la mejora del bienestar emocional, la reducción del estrés y la ansiedad, el estímulo del vínculo social, la disminución del dolor percibido y de parámetros fisiológicos como la presión arterial, la estimulación física y cognitiva mediante el juego, y un impacto positivo en el clima institucional.

“Se utiliza en hospitales y clínicas para acompañar a personas con enfermedades crónicas o discapacidades, en centros educativos con niños con autismo u otras condiciones, en residencias de adultos mayores, y en instituciones de salud mental, entre otros contextos”, agregaron.

De acuerdo con lo explicado por los referentes, el perro cumple un rol de facilitador social durante las sesiones.

Primero se conforma un equipo interdisciplinario que realiza una entrevista inicial, donde el médico define los objetivos terapéuticos. A partir de eso, se planifican sesiones de hasta 40 minutos, con evaluación constante y programación de indicadores.

Selección

Respecto de la selección de los animales, Brítez detalló que se aplican diversos test para determinar el temperamento, la templanza y la idoneidad del perro para el área específica, y luego comienza el proceso de adiestramiento junto a su guía.

“Debe ser predecible, confiable, equilibrado, controlable y adecuado a diferentes entornos y personas. Se evalúan aspectos como su tolerancia al estrés, sociabilidad y capacidad de concentración”.

En cuanto a la diferencia entre educar y adiestrar, aclararon que ambas acciones se complementan, pero el adiestramiento especializado permite sostener habilidades orientadas a las funciones terapéuticas.

El tiempo que lleva preparar a un perro depende de diversos factores, como la necesidad del paciente, la evaluación de la clasificación del perro, su proceso de aprendizaje y el fortalecimiento del vínculo con su guía.

Vínculo

“El vínculo humano animal que se produce es un lazo muy fuerte, en donde intervienen muchos factores, de convivencia, trabajo, ocio, entre otros. Cuando decidimos trabajar con pacientes, el pleno contacto del animal con la persona hace que se produzcan determinados cambios físicos y anímicos, como la reducción del cortisol, de los niveles de estrés, la frecuencia cardíaca, y se elevan las endorfinas”, detalló Brítez.

Por otro lado, subrayó que la intervención debe ser guiada por profesionales formados y con conocimiento específico tanto en salud como en comportamiento animal, lo que garantiza una práctica responsable y eficaz. En relación con su formación, Brítez indicó que comenzó en la provincia de Río Negro y se perfeccionó con cursos internacionales, mientras que González se formó primero con Tacop de Buenos Aires y luego con Cectac de Barcelona, institución con más de 25 años de trayectoria.

“Ver la respuesta emocional de los niños luego del contacto con el perro, es una conexión única, invaluable. La sonrisa de ellos es el mejor indicador para nosotros”, indicó el instructor.

Por su parte, González añadió que “la convicción y certeza del poder del vínculo humano-animal y los efectos terapéuticos que nos brinda. Quienes tenemos mascotas hemos pasado por alguna enfermedad con el acompañamiento de ellos y su lealtad, podemos dar fe de ello. Creo que nos resta preguntarnos qué nos hace ser tan merecedores de su amor incondicional y lealtad”.

De igual forma, los referentes reconocieron que en los últimos años ha crecido el interés por este tipo de abordajes. Consideran que hay un cambio de paradigma hacia una medicina más centrada en las personas y sus familias.

“Si bien es una herramienta estratégica que se viene trabajando internacionalmente hace décadas, hay un cambio de paradigma en la medicina, en la salud centrada en las personas y sus familias, una mirada más empática y humanizadora. Quizás es momento de reflexionar acerca de que el éxito de los tratamientos reside también en la solidaridad y empatía”.

Ambos profesionales cerraron destacando la importancia de que cada vez más trabajadores de la salud conozcan, valoren e incorporen estas terapias complementarias en su práctica. Señalaron que su impacto en el bienestar de los pacientes es profundo y que confían en su potencial para transformar de manera positiva tanto el entorno hospitalario como la experiencia del cuidado.