Cada vez más personas optan por compartir su cama con sus perros o gatos, pero la pregunta que invade a muchos es si es realmente recomendable hacerlo. Veterinarios y estudios científicos analizaron los efectos de esta práctica en el sueño, la salud y la relación entre humanos y animales.
Dormir acompañado de una mascota es una costumbre muy arraigada en muchos hogares desde hace años. Para algunas personas, es impensable conciliar el sueño sin la presencia cercana de su compañero peludo, mientras que otras creen que puede perjudicar la calidad del descanso o representar un riesgo para la higiene. Esta no es solo una cuestión de gustos: especialistas en comportamiento animal, medicina veterinaria y trastornos del sueño estudiaron el tema y tienen algunas recomendaciones.
La pregunta clave no es solo si esta práctica nos reconforta, sino si realmente beneficia —o no— a la salud física y emocional, tanto del humano como del animal. Las respuestas dependen de varios factores: el estilo de vida, el estado de salud de ambos y el tipo de vínculo entre el tutor y el animal. No obstante, la ciencia ofrece ciertos criterios importantes para tener en cuenta al tomar esta decisión.
Con base en estudios actuales y opiniones profesionales, se pueden identificar ventajas y desventajas de compartir la cama con un animal de compañía. Desde el impacto emocional positivo hasta los posibles riesgos inadvertidos, este análisis busca orientar a quienes ya comparten su cama con su mascota o piensan empezar a hacerlo.
Beneficios de dormir junto a tu mascota
El acto de dormir con un perro o gato va más allá del afecto: también puede contribuir a reducir el estrés y generar una sensación de protección. Según una investigación publicada en Clinic Proceedings, la presencia de una mascota en la habitación puede mejorar la percepción del descanso, aunque los efectos pueden diferir si el animal duerme sobre la cama o simplemente en el mismo cuarto.
“Muchos tutores afirman sentirse más relajados y menos ansiosos cuando sus mascotas duermen cerca”, comentó la doctora Kelly M. Flanagan, psiquiatra experta en sueño. Según explicó, el contacto físico constante estimula la liberación de oxitocina, una hormona que promueve la calma y el apego.
Este efecto es especialmente valioso para personas que viven solas, atraviesan un duelo o tienen ansiedad. En niños, adultos mayores o quienes padecen trastornos emocionales, la presencia nocturna del animal puede proporcionar una sensación de estabilidad. Incluso se observó que algunos perros de asistencia ayudan a reducir la frecuencia de pesadillas en pacientes con trastorno de estrés postraumático (TEPT).
Además, dormir cerca de una mascota fortalece el lazo emocional entre ambos, lo cual puede traducirse en un comportamiento más equilibrado por parte del animal. “Un vínculo seguro durante la noche puede tener un efecto positivo en la conducta diaria del perro o gato”, sostuvo el etólogo y educador canino Juan Manuel Liquindoli.
Aspectos a tener en cuenta antes de dormir con tu mascota
A pesar de los posibles beneficios emocionales, algunos expertos advierten que no siempre es conveniente dormir con animales, sobre todo en casos de ciertas enfermedades o problemas de conducta. La Academia Estadounidense de Medicina del Sueño (AASM) indicó que un animal muy inquieto puede interrumpir los ciclos del sueño humano, especialmente si se mueve, hace ruido o busca atención durante la noche.
“La calidad del descanso puede verse afectada si la mascota ocupa mucho espacio o se despierta repetidamente”, señaló el doctor Lois Krahn, especialista en medicina del sueño. En personas con insomnio, apnea o sueño muy ligero, se recomienda evaluar si la presencia del animal empeora los síntomas.
Desde el punto de vista de la salud, las principales preocupaciones incluyen las alergias, la higiene y las enfermedades que pueden transmitirse entre animales y humanos (zoonosis). Aunque estos riesgos son mínimos si el animal está bien cuidado, es preferible que personas inmunocomprometidas, con afecciones respiratorias o heridas expuestas, eviten compartir la cama con su mascota.
El comportamiento del animal también es un factor crucial. Si el perro o gato muestra signos de agresividad, ansiedad por separación, problemas de dominancia o conductas inapropiadas como el marcaje, lo más recomendable es corregir esas actitudes antes de permitirle dormir en la cama. “No se trata solo de si el tutor desea que el animal lo acompañe, sino de si el animal está preparado para convivir adecuadamente en ese contexto”, remarcó Liquindoli.