Con un fin de semana largo por delante, es el momento ideal para salir a buscar un poco de calma. En distintos rincones de Córdoba hay pequeños pueblos que parecen ajenos al paso del tiempo, donde el silencio es ley y la naturaleza marca el ritmo.
Alejados del ruido y rodeados de sierras, estos tres destinos cordobeses se presentan como la combinación perfecta entre descanso, paisajes y aire puro. Ideales para quienes buscan una escapada para desenchufar de verdad, sin multitudes ni apuros.
La Paisanita
Ubicado a unos 10 kilómetros de Alta Gracia, en el valle de Paravachasca, se encuentra La Paisanita. Este pueblo fue durante décadas un destino de descanso para muchas familias cordobesas que construyeron sus casas de verano en esta zona. Es por eso que al caminar por sus calles aún se pueden ver casas con arquitectura de estilo colonial que datan de la década del 40.
El río Anisacate es uno de los mayores atractivos del lugar. Recorre el pueblo ofreciendo playas de arena y sectores con piedras, donde es posible relajarse bajo el sol, tomar unos mates o simplemente dejarse llevar por el sonido del agua.
La imagen más reconocible del pueblo es “El Hongo”, una estructura en forma de seta gigante ubicada al borde del río. Funciona como mirador y ofrece vistas espectaculares del paisaje serrano que lo rodea, con el río serpenteando entre las piedras y el verde de las sierras como fondo.
“El Hongo” es la construcción más icónica del pueblo y funciona como mirador. Foto: Wikipedia.
Characato
Characato es otro de esos destinos donde el entorno natural lo es todo. Conocido como “la Villa del Silencio”, este pequeño paraje está ubicado después de la Pampa de Olaen, al norte de la provincia, y tiene como telón de fondo un imponente cordón montañoso.
El pueblo es pequeño y silencioso.El arroyo que cruza una de sus calles suma un murmullo constante que acompaña las caminatas por el lugar.
Una de las caminatas recomendadas es la que lleva hasta la Cascada Las Bandurrias,se puede visitar la antigua Capilla Nuestra Señora del Rosario del Milagro, cuya construcción data de 1895 y que forma parte del patrimonio histórico de la zona.
Este destino es ideal para quienes buscan desconectarse por completo, sin estímulos ni distracciones. Acá no hay señal de celular confiable, lo cual se vuelve una ventaja si lo que buscás es descanso real.
Panaholma
El último punto del recorrido nos lleva hacia el oeste de Córdoba, en pleno valle de Traslasierra. Pero en lugar de tomar la tradicional Ruta Nacional N.º 14, el camino es por la Ruta Provincial N.º 15. Allí se encuentra Panaholma, un pueblo tranquilo con una extensa costanera sobre el río que lleva su mismo nombre.
Si bien en verano es un lugar elegido por quienes buscan playas amplias y aguas claras, durante esta época del año el clima aún permite disfrutar de caminatas por la costanera, descansar en las márgenes del río o simplemente contemplar el paisaje desde el puente colgante, otro de sus atractivos.
El río Panaholma cuenta con playas amplias y una extensa costanera ideal para una escapada en familia. Foto: Turismo Córdoba.
Una de las ventajas de Panaholma es que cuenta con varias opciones de alojamiento a metros del río, por lo que basta con abrir la puerta para tener una postal serrana frente a los ojos. El canto de los pájaros, el sonido del agua y el verde del entorno hacen que sea imposible no relajarse.
Córdoba tiene rincones escondidos que ofrecen todo lo que muchos buscan para un finde largo: tranquilidad, naturaleza y la posibilidad de reencontrarse con uno mismo.
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