La Bolsa de Comercio de Rosario, a través de su Guía Estratégica para el Agro (GEA), advierte que se redujo en 50.000 hectáreas la intención inicial de siembra de trigo, que hace apenas un mes era de 1,66 millones de hectáreas.
Las zonas más afectadas se concentran en el noreste y centro-norte de la provincia de Buenos Aires, donde las lluvias de hasta 25 mm dejaron suelos intransitables y frenaron tanto la siembra como la cosecha de los últimos lotes de soja. En localidades como Río Tala, San Pedro y Baradero, los técnicos explican que la siembra apenas roza el 20%, y que la estrategia será mantener la intención con variedades más cortas. En Pergamino, el avance es dispar: mientras que en Colón los ciclos largos ya alcanzan un 70% de avance, en Pergamino apenas llegan al 40%.
“Va a haber menos trigo sembrado que el año pasado. La intención era subir mucho, pero se enfrió el entusiasmo”, reconocen desde la zona.
Y si bien en algunos sectores celebran que no se cumplieran pronósticos de mayores lluvias, la incertidumbre se mantiene. En el sudeste santafesino, por ejemplo, se reconoce un retraso preocupante: “Deberíamos estar terminando, pero apenas llegamos al 50% del área planificada”.
El panorama cambia notablemente en el oeste de la región. En zonas como Corral de Bustos, la siembra está prácticamente finalizada, con un 90% de avance. Los perfiles presentan una buena disponibilidad de agua y las condiciones permitieron trabajar sin grandes interrupciones. Incluso se destaca que este es el mejor perfil hídrico para una campaña fina en los últimos años.
Sin embargo, el entusiasmo se modera por la escasa rentabilidad esperada. “Se podría haber apostado a un mayor potencial con fertilización más intensiva, pero los márgenes no acompañaron”, explican los técnicos. La expectativa de rendimiento se ubica en torno a los 40-42 qq/ha.
¿Hasta cuándo se puede sembrar?
Otro de los desafíos actuales es el cierre de la ventana óptima para sembrar trigos de ciclo largo. En localidades como Aldao, señalan que la fecha límite era el 15 de junio, aunque se puede estirar hasta el 20, o incluso fin de mes en casos extremos. Pero el riesgo es alto: si diciembre llega con altas temperaturas, los ciclos largos podrían sufrir severamente. Cambiar a ciclos cortos es una alternativa, pero no siempre hay disponibilidad de semilla.
“Recién el 18 de junio se pudo volver a trabajar, pero solo desde el mediodía y con días muy cortos por la humedad persistente. Estamos muy lejos de jornadas de siembra normales de 8 a 20 horas”, describen.
En este contexto, los productores ya analizan alternativas: maíz temprano y soja, aunque esta última tiene números poco atractivos.
Un invierno que arranca con mejores reservas
A diferencia del año pasado, cuando el avance de siembra era del 65% pero con escasa humedad en el perfil, la campaña actual se apoya en una sólida base hídrica. Según el informe de GEA, el otoño 2025 cierra con acumulados un 30% superiores al año anterior. El 78% de la región núcleo recibió entre 200 y 600 mm, mientras que en 2024 solo el 18% superaba los 200 mm.
Este contraste marca un diferencial clave. En 2024, las reservas en profundidad eran de escasas a regulares y la humedad superficial no ayudaba. Hoy, los perfiles están bien cargados, aunque también generan un nuevo desafío: la imposibilidad de entrar a los lotes en tiempo y forma.
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