(Iguazú – LaVozDeCataratas) El extenso fin de semana por el feriado de Corpus Christi en Brasil y el Día de la Bandera en Argentina generó una masiva afluencia de turistas hacia la zona de las Tres Fronteras. Desde la madrugada del viernes, largas filas de vehículos, ómnibus y camiones colapsaron la BR-277, camino al Puente Internacional de la Amistad, generando un embotellamiento de más de tres kilómetros hasta el Puerto Seco de Foz de Iguazú.
Las imágenes difundidas por la Receita Federal de Brasil dieron cuenta del caos vehicular que se vivió en el principal acceso fronterizo, donde los visitantes esperaban durante horas para cruzar al lado paraguayo con el objetivo de realizar compras en Ciudad del Este. A la ventaja cambiaria que ofrece el real frente al dólar –que cerró en uno de sus valores más bajos del año– se sumó la apertura total del comercio paraguayo, lo que incentivó aún más el flujo de personas.
Según el sector turístico de Foz de Iguazú, la ocupación hotelera alcanzó un promedio del 76%, reflejo de la fuerte demanda que moviliza la economía local en fechas clave. No obstante, y como viene ocurriendo desde hace años, Paraguay no logró canalizar este potencial turístico hacia un desarrollo sostenido. La ausencia total de la Secretaría Nacional de Turismo (Senatur) fue nuevamente evidente, sin presencia institucional ni estrategia para captar a los miles de visitantes que atraviesan la frontera.
En Ciudad del Este, el caos no fue menor. Si bien el comercio abrió normalmente el jueves, fue el viernes cuando se produjo el mayor flujo. Tras horas de ingreso al país, al mediodía el tránsito se invirtió, generando extensas filas en calles céntricas y avenidas adyacentes a la zona comercial. La falta de planificación vial y control provocó un escenario de desorden generalizado que, lejos de beneficiar al turismo, puso en evidencia las falencias estructurales de la región.