En su libro El futuro de los museos, el escritor húngaro András Szántó imaginaba, junto a directores de museos de todo el mundo, una ciudad diseñada enteramente por artistas. Desde las bolsas del supermercado hasta la señalética callejera, todo estaría atravesado por una mirada sensible, deliberadamente estética. En ese escenario utópico encajarían a la perfección las pinturas de la artista argentina Andrea Fried, cuya exposición Cartografía del color acaba de abrir en el Paseo de las Artes Duhau.
De trazo firme, colores vibrantes y geometrías cambiantes, sus obras parecen pertenecer a ese universo visual paralelo donde las emociones se ordenan en códigos. Y no es casual. “Durante 18 años fui empresaria. Mi empresa se dedicaba a hacer inventarios y los códigos de barras eran parte fundamental del proceso”, cuenta Fried. Si bien, se graduó en Administración de Empresas en la Universidad de Buenos Aires en 1996, en el año 2011 dejó atrás su profesión para dedicarse por completo a la pintura. “Un día, mirando mis pinturas, me di cuenta de que aquellas franjas de colores separadas por blanco tenían mucho que ver con esa otra vida”, reconoce la artista en diálogo con Ñ.
Su paleta abarca tonos pasteles hasta colores flúo, y cada color despliega toda su fuerza expresiva.
La transición fue progresiva. “Al principio, mi vida era muy estructurada y mi pintura, en cambio, caótica: puro color, sin forma. Con el tiempo, todo se invirtió. Mi cotidianidad se volvió más desordenada y mi obra comenzó a ordenarse”, reflexiona. La abstracción geométrica, con sus repeticiones, sus patrones y sus líneas contenidas, apareció como un nuevo lenguaje posible.
La muestra, integrada por 31 obras realizadas entre 2017 y la actualidad, traza una línea temporal en sentido literal y simbólico: de la rigidez vertical a la fluidez de la curva. “Sabía que necesitaba un cambio, pero no sabía hacia dónde ir. Hasta que en el taller, Sergio Bazán –uno de mis maestros– dio vuelta una obra mía y me dijo: ‘Fried, veamos qué pasa ahora’”, recuerda. Así nacieron las diagonales, los patrones en secuencia y el deseo de introducir movimiento en la superficie pictórica. “Busqué que la pintura pudiera expandirse en el plano, salirse visualmente de la tela, como una película”.
Andrea Fried en el Paseo de las Artes.
Instalada en la galería subterránea del Palacio Duhau, este coqueto edificio de estilo francés sobre la calle Alvear, Cartografía del color propone un recorrido visual absorbente: desde las primeras obras, estructuradas a partir de barras verticales de tonos estridentes, hasta las más recientes, en las que la curva toma el control y el movimiento se vuelve sereno. Algunas piezas incluso juegan con la idea de escala, repitiendo motivos como si fueran parte de un todo mayor. “Me interesa trabajar con la fragmentación y el zoom. Una obra puede ser muchas obras a la vez”, dice. Se trata de piezas –algunas exhibidas previamente en la muestra Sinestesia Aguda en el Museo Nacional de Arte Decorativo–, que nacieron de mirar el carrete de fotos en el celular. “Rescaté las imágenes fragmentadas que me gustaron, y las fui replicando en la tela, en mayor escala”, detalla.
El color ocupa un lugar central en su obra, tanto desde lo conceptual como desde lo sensorial. “Es el alma de mis pinturas. La forma lo contiene, pero es el color el que se expande. El blanco marca el ritmo, como una pausa”, explica Fried, quien encuentra inspiración en referentes como Mark Rothko y Josef Albers, pero también en la arquitectura de la Bauhaus y en la poesía leída en su adolescencia.
Andrea Fried explora el color como un lenguaje en sí mismo.
Para Fried, “el color comunica y tiene resonancia en las emociones de las personas, trasciende lo racional. La percepción de cada tono es muy subjetiva, cambia según el entorno y la posición relativa. Me gusta explorar y jugar con eso en mis obras”. También asegura que disfruta que se vea la pincelada: “Le da vida a la pintura, calidez a la estructura”.
No es casual que el recorrido en la galería de arte –concebido en diálogo con el curador Roberto García– avance desde la calle Posadas hasta la Avenida Alvear, como una metáfora del tránsito interno de la artista. “En los últimos años sentí la necesidad de volver a flexibilizar mi obra. Empezaron a aparecer figuras más orgánicas, y una sensación de flotación. Un movimiento más sereno”.
Las diagonales y curvas suman un ritmo más dinámico a sus obras más recientes.
El título de la muestra surgió de pensar en un mapa o un territorio construido exclusivamente con colores y, fiel al espíritu de su trabajo, Fried evita imponer interpretaciones. “Adhiero a la frase de Frank Stella: ‘Lo que ves es lo que ves’. Me gusta que cada uno sienta lo que necesite sentir”. Hay en este derrotero una certeza para la cual no caben resquicios de duda: “El color fue siempre el protagonista”, admite Fried.
Andrea Fried (Buenos Aires, 1972) realizó exposiciones individuales y participó en numerosas muestras grupales en Argentina, Estados Unidos e Italia. Su obra forma parte de la colección del Museo de Arte Contemporáneo de Buenos Aires (MACBA).
La exposición Cartografía del color se puede visitar en el Paseo de las Artes Duhau, Park Hyatt (Posadas 1350), todos los días, las 24 horas, hasta el 6 de julio, con entrada libre y gratuita.