El Mundial de Clubes entregó este lines la primera eliminación de peso. Ocurrió en un despoblado Rose Bowl de Los Ángeles, donde curiosamente dijo presente un pequeño resabio de los hinchas de River que no pudieron viajar a Seattle y que fueron los únicos que hicieron un poco de ruido a lo largo del partido. Un ruido que no pudo ni supo hacer un pálido Atlético de Madrid, que necesitaba ganarle a Botafogo por tres goles de diferencia para seguir con vida y apenas lo hizo por uno gracias a esa postrera aparición de Antoine Griezmann tras una gran jugada de Julián Álvarez.
La victoria sobre el campeón de América tuvo gusto a nada para Diego Simeone, que terminó el partido visiblemente golpeado, sentado en el banco, con cara larga, lejos de la imagen eléctrica que suele mostrar cuando da indicaciones sin parar a sus pupilos caminando de un lado a otro en el corralito. Es que el 1-0 le sirvió para sumar la misma cantidad de puntos que PSG y el Fogao. Pero el sistema de desempate del torneo lo relegó al tercer puesto.
Demasiado costosa fue la goleada que le propinó el conjunto francés en la fecha inaugural. Y el Cholo lo sabe. “Queda la frustración de no haber podido pasar. Hacer seis puntos, a priori, no era malo en este grupo. Nos terminó condenando lo que pasó en el partido con PSG. Ganamos dos partidos y nos quedamos afuera”, sintetizó Simeone.
Y cerró: “Nosotros tenemos más que claro lo que tenemos que mejorar. El rival trabajó muy bien, con honestidad, defendió como se tiene que defender y las cosas le salieron. Estoy orgulloso del trabajo de los chicos, dejaron todo lo que hay que dejar”.
Foto: Reuters/Kiyoshi Mio
El análisis del DT vitalicio de Aleti no es desacertado. Es que su equipo buscó y buscó, aunque sin demasiadas ideas. Julián fue el mejor. Tuvo varias ocasiones. Y hasta le hicieron un penal -un pisotón de Gregore- que el VAR detectó ante la omisión del mexicano César Arturo Ramos Palazuelos. Sin embargo, la tecnología también observó que antes el gigante Sorloth había empujado a un rival. Y todo quedó como estaba.
En la segunda parte, Simeone metió a Ángel Correa y más tarde a Nahuel Molina. Pero Botafogo se defendió bien y casi que no pasó sofocones, más allá de esa aparición tardía de Griezmann en el minuto 42 del segundo tiempo que, al final, no sirvió ni para festejar.