Misiones
Roberto William Lowe vino por unos días a Misiones y se quedó para siempre
El registro histórico de una indómita y tradicional familia eldoradense
Era el 29 de septiembre de 1919 y Julio Adolfo Schwelm, hijo de una familia inglesa alemana, veía cómo se cumplía su sueño. Por entonces, había pisado por primera vez Eldorado. Su Eldorado.
En esos momentos, al arribar a las playas de lo que luego sería el puerto viejo de Eldorado, iniciaba su propio proyecto de colonización.
Pero había otro hombre que haría historia en Eldorado y con quien se cruzaría el fundador, William Ernesto Lowe, que compró 700 hectáreas de tierras, de un desconocido lugar de inmigrantes.
“O estudiás o te vas a Misiones a ver qué compré y qué podés hacer”, afirman que le dijo don Lowe a su hijo Roberto William Lowe, nacido en Nueva Zelanda y que luego se casaría con Maud Melvin, los padres del padre de Frances “Paquita” Lowe.

Roberto desembarcó en el puerto de Eldorado el 26 de junio de 1926, con la idea de quedarse unos pocos días, aunque su estadía se extendió por tres meses y luego por toda la vida.
Transcurrido ese lapso sus padres vinieron a visitarlo y en esa ocasión, Roberto le ofreció a su padre plantar el “oro” verde, como se conocía desde entonces a la yerba mate.
La idea era quedarse un año, hacer las plantaciones y volver a Inglaterra a realizar sus estudios universitarios y regresar a Eldorado sólo en la época de la cosecha. No fue así.
Durante cinco años cosechó yerba en el predio de Eldorado conocido como Las Mercedes -donde se encuentra la histórica estancia de la familia Lowe-.
En forma posterior, al producirse una crisis yerbatera, Roberto decide hacer una tala rasa y en los yerbales que le sobraban plantó pasturas artificiales, para luego dedicarse a la invernada de ganado.
Aún en la actualidad se puede disfrutar del campo y realizar cabalgatas conociendo el histórico lugar en la ciudad de Eldorado.
Luego con los autos
Andaba en esos menesteres cuando conoció a un inspector de Ford decidido a instalar una representación de automóviles en la colonia. Aunque no muy convencido, por estar más inclinado en sus proyectos, Roberto acordó hacer el pedido de un camión y un Voituré (Baturé) y así lo nombraron concesionario. Lo hizo con la condición de que siguieran siendo representantes Otto y Rudi Degener, que eran de la agencia Ford de Posadas y tenían un galpón en el kilómetro 2 de Eldorado.
Con el tiempo, Roberto les compró un galpón y por varios años se dedicó al negocio. Empezó por comprar el sitio en el kilómetro 4. Para construir el edificio, hacía trueque con aserraderos, olerías y carpinteros. Así nació el actual emplazamiento de la Agencia Ford en la Capital del Trabajo.
En 1943 viajó al Paraguay para explotar por varios años el establecimiento Las Palmas. En forma previa, en 1931, se radicó definitivamente en Las Mercedes.
Lo previo representa apenas un trazo de la historia de la familia Lowe. De los detalles, se ocupó de recopilar Frances Lowe, que prepara la presentación de libro ‘Los indómitos Lowe’, detallando en textos e imágenes toda la historia familiar, tal como nos describe en la siguiente entrevista.
¿Qué contiene el libro?
Estuve años recopilando artículos y la historia de la familia que data de 1902. Tengo muchísimas fotos de todas las épocas, así que tenía una ansiedad de poder escribir un libro, pero me costaba compaginarlo. Conseguí una persona que me había visto en un artículo que bajé en Facebook, una escritora, y me dijo que le encantó tanto la historia que si quería ella me ayudaba a hacer el libro. Así que empezamos con datos de 1902, cuando mis abuelos vivían en Nueva Zelanda. El creó la primera universidad de odontología en Nueva Zelanda y como no lo nombraron decano, cuando terminó la universidad se enojó y decidió volver a Inglaterra. Iba de viaje a Inglaterra cuando pasaron por Montevideo y había un inglés que le dijo que había mucha necesidad de odontólogos en Buenos Aires. Así que se bajó del barco en Montevideo y su familia, que serían mi papá y mi tía -que nacieron en Nueva Zelanda-, siguieron viaje a Inglaterra, lo cual mis abuelos nunca se lo perdonaron de dejar la familia sola. Pero bueno, al poco tiempo consiguió un trabajo en una clínica y trajo su familia de vuelta y fue odontólogo de cinco presidentes de la Argentina. El libro escribe sobre eso y sobre mi bisabuelo, que fue el que hizo los primeros rieles de los trenes de Nueva Zelanda. Así que llegaron a la Argentina y luego, en 1926, con Carlos Emilio Engwald -que era el administrador del fundador de la ciudad Adolfo Julio Schwelm- se encontraron en una iglesia y le ofreció comprar tierra acá en Eldorado. Después fuimos a vivir a Paraguay, porque compró tierra allí, 11.000 hectáreas para la yerba silvestre. Fuimos todos a vivir de chiquitos a la selva paraguaya, éramos nosotros y los aborígenes. En medio de la selva nos criamos ahí hasta la edad que tendríamos que volver a ir a la escuela y volvimos a Misiones. Él se enamoró de Misiones porque le hacía acordar mucho a Nueva Zelanda con los arroyos y las sierras. Se enfermó a los 50 años de la vista y entonces decidió venir a vivir a Misiones. Mi padre vino a los 18 años para conocer las tierras que había comprado mi abuelo. Y él quería ir a estudiar a Inglaterra, a Cambridge, pero después se enamoró del machete y del lugar y se quedó. Y ahí empezó la familia Lowe de nuestra generación.
En Paraguay nos quedamos sin la estancia porque cuando se abrió la represa Itaipú, la estancia quedó bajo agua. Así que perdimos todo lo que teníamos allá, 11.000 hectáreas más todo el establecimiento. que era muy grande, con escuelas y almacenes.
Desde el título del libro se refleja lo indómito que había que ser para sobrevivir aquella época, ¿no?
Sí, di muchas vueltas con el título de indómitos, pero después me convenció que éramos indomables. Sí, tal cual, claramente. Porque siempre seguimos construyendo y nunca dejamos de hacerlo. Fue muy lindo que los cuatro hermanos, volvimos todos a Misiones y estamos todos acá.
¿Cuándo y dónde se presentará el libro?
El 18 de julio a las 19 en el Museo Cooperativo. Lo que yo digo a todo el mundo, que tendrían que tratar de escribir la historia de la familia, porque yo en mi búsqueda entendí mejor a mis padres. Porque no entendía por qué dejaron un estado cómodo y volvieron en medio de la selva y por qué vivimos ese tipo de vida de pioneros. Y es como que conocí mejor a mi madre y a mi padre en la búsqueda de la historia. Tenía mucha pasión por escribir, así que realmente (el libro) es un sueño cumplido.
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