Juan Fernando Quintero completó ayer su segunda jornada de entrenamientos en Medellín con Julio César Murillo, su preparador físico personal, que también acondicionó en este último tiempo a Paul Pogba para su vuelta a las canchas. Y que ahora le armó al colombiano una rutina de 10 días de dobles turnos en el Polideportivo Sur de Envigado, el club en el que Juanfer inició este viaje que es una carrera marcada a fuego por River: allí está otra vez el foco de Quintero, que ya puso su ojo de tigre en el regreso a su casa, que podría sellarse en las próximas horas pero que en su deseo ya está consumado. La cabeza del enganche está puesta en la Copa Libertadores: su retorno ya está arreglado de palabra con Marcelo Gallardo y a partir de ahora quedará un camino que podrá estirarse o no según la predisposición de las partes. O Juanfer logra romper su contrato de tres años con América por falta de pago (el grupo inversor que se iba a hacer cargo de su salario ya acumula con él una deuda millonaria) y vuelve al CARP con el pase en su poder o River se pone de acuerdo con el club de Cali en un número para comprar la ficha. En el medio, claro, en Núñez tendrán que abrirle un cupo de extranjeros al héroe de Madrid: la salida de Bareiro a Fortaleza (vuela en estas horas) destrabará la llegada del chileno Cepeda, pero la posible salida de Gonzalo Tapia y/o rescisión de Matías Rojas le dejarán un lugar al colombiano.
El entrenamiento de Juanfer Quintero.
Lo cierto es que más tarde o más temprano, el tercer ciclo de JFQ está cada vez más cerca de hacerse realidad. Significaría no solo un golpe de efecto para River en el plano futbolístico y para el hincha en el orden emocional por lo que significa el hijo de la Comuna 13 en la era moderna, sino que además se trataría de un hito que muy pocos jugadores en la historia de River pudieron tildar: sumar tres etapas con la Banda es para elegidos. Y, en general también, para tipos que usaron la #10: Norberto Alonso, Ariel Ortega y Marcelo Gallardo son otros de los que ocupan ese grupo selecto al que podría acceder Juanfer. A los que se suma otro apellido ilustre en el último tiempo como Cavenaghi. Todos ídolos. El Beto brilló en 71-76, 77-81 y 84-86, en el final soñado de su carrera con la Libertadores y la Intercontinental además de los goles a Boca en la Bombonera. El Burrito, en 91-96, 2000-02 y 2006-12. El Muñeco, 93-99, 2003-06 y 2009-10. Y el Torito, 2001-04, la vuelta en la BN en 2011-12 y el último ciclo 2014-15 que también terminó con el beso a la CL.
Alonso, Ortega, Gallardo y Cavenaghi, en la lista.
Sí, Quintero podría sentarse en esa mesa, que también integra un Lobo Ledesma que tuvo pasos en 99-02, 2004-05 y 2011-14. Hay en los últimos años otros casos que tienen regresos de préstamos incluidos y por eso pasan a estar en otra categoría de vueltas, como el de Nico Domingo (salió cedido a Genoa, Arsenal y Peñarol) o el propio Manu Lanzini (Fluminense). Lo de Juanfer es otra cosa, y habla de un sentido de pertenencia y de amor por la camiseta comparable al de los grandes, esos futbolistas que no pueden estar demasiado tiempo fuera de casa.
El entrenamiento de Juanfer Quintero.
Por eso quiso volver hace dos años cuando terminó yendo a Racing (algo así como lo que le sucedió a Ortega cuando tocó la puerta de River, no lo recibieron y pasó a Newell’s en 2004) y por eso quiere volver hoy, al punto de comunicarse personalmente con Gallardo y motorizar una nueva etapa en su lugar en el mundo, donde más de una vez dijo que le gustaría retirarse y hasta proyecta un futuro como director deportivo. Y va el tercero…