A esta altura ya se puede hablar de la “Grieta Salmonera”. En 2019 escribí una Carta a Narda Lepes donde le explicaba con argumentos claros todos los errores que estaba cometiendo con cada una de sus afirmaciones, cuando levantaba las banderas del #NOALASALMONERAS. Lo mismo que me pasaría a mi si me pongo a hablar de cocina, cometería errores de todo tipo, por eso de cocina no hablo.
Claro que hubo casos negativos, y compañías que cometieron errores, pero generalizar a toda una industria es un error. La evidencia indica que los salmones de cultivo generan en el medio ambiente menos impacto, comparado con vacas, cerdos o pollos, menos huella de carbono, son más eficientes en conversión de alimento, etc., y hasta ahora los doctores, que yo sepa que recomiendan pescado, no hay ni uno que recomiende un bife de chorizo tres veces por semana, y si lo hay, me avisan por favor.
Francis Mallmann, otro abanderado “antisalmón”, luego de esa polémica dijo, ”En unos años ya no comeremos más animales” “La carne trae muchos problemas, con todo el impacto en la atmósfera.” Sin embargo en la cena de fin de año pasado de uno de sus restaurantes parte del menú era, “Ojo de bife con chimichurri y Cordero a la Cruz”…(el futuro puede esperar).
Narda Lepes por su lado, solo dos años después de la polémica en su nuevo restaurant de Sushi, ofrece Trucha. En el Instagram del restaurant comenté que me llamaba la atención que solo un par de años atrás lideraba la campaña anti salmoneras, y hoy ofrece Trucha…. Su respuesta fue “No es Salmón, es Trucha”, y atrás de esa respuesta una catarata de insultos de sus seguidores.
Sin embargo, la trucha que ella ofrece, es un salmónido… De hecho es del mismo género que el salmón del Pacífico, se alimentan de lo mismo y se produce en jaulas en cuerpos de agua, justamente la actividad que ella misma defenestraba solo dos años atrás.
Contextualizando en tiempo y espacio a Groucho Marx, acá sería “La salmonicultura es una porquería, pero marche un Niguiri de Trucha a la mesa 5!” o bien “El futuro tiene que ser vegano, pero hoy hacemos un cordero irreverente colgado de una carretilla y servido en una palangana acompañado de papas y zanahorias entreveradas en un amor platónico“.
Dicho todo esto, vamos a datos concretos. Según FAO, necesitamos aumentar en un 70% la producción actual de alimentos para el 2050 y solo en un 5% se podrían ampliar las áreas netas cultivables. Si a esto le sumamos que el 70% del planeta es océano, y que la pesca no tiene ninguna chance de aumentar capturas, no hace falta ser un sabio para darse cuenta de que el futuro está en el agua.
Otro estudio publicado en Bioscience 2009, donde participaron investigadores y especialistas de FAO concluyen lo siguiente; “Como sociedad debemos estar preparados para enfrentar los cambios sociales más importantes que se requieren para adaptarse a la próxima gran revolución en la producción de alimentos: el traslado de la producción de proteína animal de la tierra al mar”.
Por esta razón, la FAO realizó un estudio, en 2013, a nivel mundial relevando las mejores áreas (en mar abierto) para la producción de organismos acuáticos de manera integrada y sustentable, y Argentina ocupa el lugar Nº1 del ranking mundial.
Hasta la fecha, no solo que no hay ni una sola jaula en el mar sino que la única acción que tomamos como país fue la promulgación de una ley que justamente prohíbe esa actividad en la provincia de Tierra del Fuego.
Ahora bien, ¿Es el Canal de Beagle el lugar adecuado para establecer una industria acuícola? Habiendo estado en el lugar en varias oportunidades mi respuesta es NO. El canal de Beagle representa una maravilla de la biodiversidad. Pero no se puede poner todo en la misma bolsa, me refiero al mar abierto de la provincia. Para entender esto se puede trazar un ejemplo paralelo; la soja se puede producir desforestando selvas amazónicas o por medio de tecnología en zonas áridas: misma industria, dos realidades.
Aquí pasa lo mismo, conforme nos alejamos de las costas, la biodiversidad baja. Producir fuera de las costas es claramente la alternativa, complementado con cultivo en tierra (estanques), aprovechando que tenemos en Patagonia enorme potencial eólico.
Mientras seguimos debatiendo, importamos más de 10 mil toneladas de salmón de Chile por año, y vemos pasar camiones por nuestras rutas que llevan 100 mil tns de salmón a Brasil. ¿Cómo se encara esto entonces? Aprendiendo de los aciertos y errores de nuestros vecinos, segundo productor mundial de salmónidos. Ejecutando estudios oceanográficos que determinen áreas aptas para la acuicultura, generar el marco legal e iniciar con una etapa de proyectos pilotos que, sumados a los estudios, definan las mejores condiciones de cultivo, bienestar animal y cuidado del medio ambiente.
La Patagonia argentina podría rápidamente ser un actor preponderante a nivel mundial de producción acuícola sustentable. Como dijo el mayor defensor de los mares, Jacques Yves Cousteau «Debemos plantar el mar y criar a sus animales utilizando el mar como agricultores en lugar de cazadores. De eso se trata la civilización: la agricultura reemplaza la caza«.
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