Con más ojos en la lupa que cualquier otro proyecto a la vista, o en el horizonte inmediato, la primera serie del ex presidente Carlos Saúl Menem -que amagaba fecha de estreno, cantidad de episodios y posibles títulos promocionales- llega a Prime Video con una temporada de seis únicos capítulos este miércoles 9 de julio.
Pero el folclore alrededor de la biopic que terminó por llamarse Menem a secas (y no como algunas de sus recordadas frases de campaña que circularon) y demoró su lanzamiento por un conflicto judicial, se torna prácticamente desdibujado llegando a esta recta. Donde los ojos de espectador -y ya no de opinólogos seriales- son los que cuentan.
Con el dimmer del entretenimiento al mango, pero el rigor histórico en la mesa, el primer capítulo de Menem, retrato filoso de época con aura de thriller y buen manejo del sarcasmo, muestra sus cartas desde el comienzo. La del humor, el ingenio en los recursos narrativos y la decisión de no contar de más, exagerar ni quedarse a mitad de camino.
Todo eso, con un mix de personajes recreados y semificcionados que hacen del revival menemista, que cuenta la ruta -y los volantazos- del líder político hacia el primer mandato presidencial, un escenario más realista que suavizado o montado para satisfacer.
Carlos Menem y su esposa, Zulema Yoma, interpretados magistralmente por Leonardo Sbaraglia y Griselda Siciliani.
Y es en la verosimilitud de sus caracterizaciones más pintorescas (pero no caricaturescas) donde la biopic, que por momentos abandona el humor para ponerse oscura, hace más pie y sale ganando.
El primer imán para maratonear sin pausas se llama Leo Sbaraglia.se gana gradualmente al espectador. Y ese voto de confianza, que ya tenía de antemano por su lograda metamorfosis física, gestual y postural, termina de cerrar en sintonía con la fidelidad de su tonada.
Zulema saluda a su esposo con la flamante banda presidencial. Más allá de las licencias de la ficción, la trama no pierde de vista los hechos reales.
En un primer pantallazo que ya lo muestra gobernador, el hombre de los mil rostros (que antes de Menem fue reportero amarillista, un seductor profesor de filosofía y un gerente en declive para diferentes ficciones del streaming) logra que su personaje exponga su sed de ambición. Característica clave del seductor líder riojano que antes de ser presidente primero se lo creyó.
Pero es desde la ficción y sus licencias narrativas que, apenas largado el episodio, el reflector ilumina a Olegario Salas, un personaje igual de protagónico que Sbaraglia, encarnado por un versátil Juan Minujín. Que además de narrador guía de la trama, rompiendo la cuarta pared para compartir contexto, cuenta los hechos aportando ritmo a un relato que lo que no te muestra lo explica en un graph.
Sin la ambición que ya despilfarra su mujer, otro pintoresco papel de la gran Jorgelina Aruzzi, el de Minujín -fotógrafo y testigo circunstancial de la mesa chica y burbuja del presidente- funciona como primer gran anzuelo para espiar gradualmente la cocina política y las distintas caras del poder.
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Lo de Griselda Siciliani como Zulema Yoma -y sin tantas escenas como los recién mencionados- es por su calidad interpretativa y cercanía a la tonada de Yoma el rol que más reluce en el dotado seleccionado actoral.
Lejos de su histrionismo habitual y desparpajo, Siciliani parece reencarnada en otra. Una mujer parca, combativa y matriarca familiar que hace del sarcasmo (y de taquito) un lenguaje cotidiano.
Al estilo Ariel Winograd, showrunner, director y abonado en materia de biografías ficcionadas (con el antecedente Coppola, otra radiografía exacerbada de los ’90) Menem cruza drama, champagne, acidez y derroche de extras, bajo una lente casi cinematográfica. Pero no por ágil y colorido oculta (ni olvida) las heridas, muchas abiertas, que marcaron a llamaradas a la Argentina de hoy.
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Ficha
Calificación: Muy buena
Biopic Protagonistas: Leonardo Sbaraglia, Juan Minujín, Griselda Siciliani Director: Ariel Winograd Creador y Productor: Mariano Varela Emisión: Seis episodios en Prime Video