Iguazú (LaVozDeCataratas) En un rincón de Iguazú, Agua-í Kokue crece como una propuesta innovadora de agricultura consciente. Este emprendimiento agroecológico combina técnicas de cultivo modernas con un profundo respeto por la tierra, impulsado por la pasión, la resiliencia y el trabajo constante de una joven pareja que hace un año y medio decidió cambiar el rumbo de su vida.
«El inicio no fue fácil. Todo comenzó con un pequeño invernadero, en medio de desafíos y mucha incertidumbre. Con el tiempo, fuimos ampliando, construimos otro invernadero, una sala de máquinas, y finalmente tomé una decisión importante: dejar mi trabajo anterior para dedicarme de lleno a este proyecto» comenta Jonathan Botcher a LaVozDeCataratas.
Agua-í Kokue combina dos sistemas productivos para garantizar una producción sostenible y continua: uno hidropónico tipo NFT, instalado dentro del invernadero, y otro en sustrato de arena, con una superficie más amplia destinada al cultivo de rúcula, lechuga, cebollita de verdeo, albahaca, menta y otras hortalizas. La producción se realiza de forma escalonada, lo que permite cosechas constantes y variadas a lo largo del año.
Frente a desafíos como los cortes de energía o las inclemencias climáticas, el emprendimiento ha logrado funcionar de manera autosuficiente mediante un sistema de baterías y paneles solares, lo que asegura la continuidad del trabajo incluso en días nublados o con tormentas.
«El trabajo diario es ameno, bastante liviano, trasplante, cosecha, selección de hoja, mantenimiento en general. Buscamos siempre tener producción, a veces pasan cosas pero tratamos siempre de cumplir con el cliente y ser constante», cuenta Jonathan, para quien la sanidad de las plantas es clave «la raíz blanca y delgada es señal de que todo está en equilibrio. Cualquier cambio de color o textura nos indica desbalances, como falta de oxígeno o nutrientes» continua.
Quienes estén interesados en incursionar en este tipo de cultivo reciben una recomendación clara: informarse bien antes de comenzar. «No es difícil, pero tiene su curva de aprendizaje. No todo es como es como figura en internet o libros nuestro clima es variado, hay que tener en cuenta la humedad los cambios bruscos de clima. Es mejor empezar de a poco, probar, cometer errores y aprender. Así fuimos creciendo nosotros», explica.
Ante la consulta sobre cómo es emprender en la agroecología, Jonathan explicó que alcanzar el equilibrio entre la rentabilidad y la sostenibilidad fue un camino extenso, marcado por aprendizajes constantes. A lo largo del proceso enfrentaron numerosas pérdidas y desafíos, incluyendo una tormenta reciente que dañó parte del invernadero. Sin embargo, destaca que hoy disfruta profundamente de su labor, encontrando en cada jornada la pasión por lo práctico, lo manual y lo que se construye con esfuerzo día a día.
El crecimiento de Aguaí Kokue es también reflejo de una nueva generación que elige volver a la tierra desde otro lugar: con tecnología, compromiso y conciencia ambiental. Entre los planes a futuro está la construcción de un espacio propio para limpieza y almacenamiento de la producción, sumar nuevos cultivos y seguir fortaleciendo el vínculo con los clientes que valoran cada vez más los alimentos de cercanía y sin agrotóxicos.
En tiempos donde producir sin dañar se vuelve urgente, Aguaí Kokue es un ejemplo de que es posible sembrar futuro desde el presente.