El presidente de Francia Emmanuel Macron ha decidido ahora apoyar el acuerdo Mercosur/Unión Europea (UE), y se dispone a suscribirlo en Río de Janeiro en diciembre de este año.
Le ha reclamado al presidente Lula incorporar dos protocolos “en defensa de la seguridad alimentaria europea”, que incorpora un supuesto derecho de veto de los productores europeos – y primordialmente franceses – a las exportaciones agrícolas del Mercosur si no cumplen con los estándares ambientales del Continente.
Estos protocolos tienen un carácter puramente retórico, y se dirigen exclusivamente a su público interno, porque no modifican ninguna de las cláusulas de lo acordado en arduas y frustrantes negociaciones.
El cambio de posición de Macron es una consecuencia directa de lo que significa para Europa la reestructuración del poder mundial, ante todo en el comercio y las inversiones, que realiza en este momento el presidente Donald Trump de EE.UU.
El vínculo entre Donald Trump y la Unión Europea (UE) se puede resumir en estos términos: el superávit comercial de la Región frente a EE.UU alcanzó a U$S 270.000 millones en 2024; y se debe a 2 factores fundamentales: el primero son las exportaciones de la industria automotriz alemana, que destina a EE.UU más de 30% de su producción; y el otro, son las ventas externas de la producción del sistema agroalimentario del Continente, con epicentro en Francia; y las 2 industrias son profundamente proteccionistas, al extremo de que Francia se ha convertido en el núcleo más acérrimo del proteccionismo agrícola internacional, como lo han tenido que soportar durante décadas los grandes países productores de agroalimentos del Mercosur, como Brasil y la Argentina en primer lugar.
Ahora Trump le ha dado plazo a la Unión Europea hasta el próximo 1 de agosto para abrir los 2 mercados, automotriz y agrícola, a las exportaciones norteamericanas, comprometiéndose a recortar a la mitad el superávit comercial en un plazo de dos años.
Esto implica la reconversión forzada de la industria automotriz alemana, y el colapso del proteccionismo agrícola francés.
El siguiente paso es que, si esto no sucede, y especialmente si la UE no abre sus mercados agroalimentarios a las exportaciones del Medio Oeste norteamericano, imponerles a sus importaciones un arancel especial de 17.5%, sumado al arancel general de 20% que ha establecido para la colocación de sus productos en el mercado estadounidense.
Esto, en breve síntesis, es el fin de la Política Agrícola Común (PAC), y por lo tanto la liquidación de la larga agonía del proteccionismo agroalimentario francés, establecido por el General Charles De Gaulle, entonces Presidente de la 5ta República, como condición para que Francia se incorporara a la Unión Europea.
De ahí la velocisima reconsideración de la posición anti-Mercosur del mandatario francés, y su decisión – lúcida y crítica – aunque ciertamente apresurada, de firmar el acuerdo UE/Mercosur en diciembre de este año.
Dice Voltaire, un compatriota de Emmanuel Macron, que no hay nada más conmovedor que ver a un protagonista de grandes acontecimientos dejar de lado sus opiniones de ayer, sino corresponden a las exigencias de hoy.
En 2025, en suma, las exigencias geopolíticas de la reestructuración del poder mundial que lleva a cabo Donald Trump, se sobreponen y deciden las relaciones comerciales.
Esta nueva estructura del poder mundial, ante todo en lo que hace al comercio y las inversiones, tiene su epicentro en EE.UU, donde con Donald Trump a la cabeza, reúne 3 factores cruciales: es la mayor economía del mundo (US$ 26.9 billones/25% del PBI global); luego es la cuna y el núcleo de la Inteligencia artificial, que es la tecnología de la época; y en 3er lugar Trump ha realizado una extraordinaria acumulación de poder, político, económico, y militar, que lo coloca nuevamente en el primer lugar del sistema global.
Esto hace que en un curso acelerado de cultura política la UE descubra ahora los méritos del Mercosur con sus 300 millones de habitantes que constituyen la 8va economía del mundo, además de ser la mayor plataforma de producción de proteínas del sistema global.
Sobre la firma
Jorge Castro
Analista internacional. Columnista del suplemento Económico de Clarín.
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