Conocida desde la antigüedad como símbolo de vida, fertilidad y prosperidad, la granada (Punica granatum) ha sido redescubierta por la ciencia moderna como una fruta con múltiples beneficios para la salud humana. Originaria de la región de Persia (actual Irán), su cultivo se ha expandido por la cuenca del Mediterráneo, América del Sur y parte de Asia, llegando a ser un ingrediente habitual en diversas cocinas del mundo.
Además de su característico sabor dulce y su vibrante color rojo, la granada destaca por su composición rica en compuestos bioactivos como antocianinas, flavonoides, vitamina C, ácido elágico y ácido punícico, que le otorgan propiedades antioxidantes, antiinflamatorias, antimicrobianas y afrodisíacas.
La presencia de fitoquímicos fenólicos en la granada ha sido estudiada por instituciones científicas, que destacan su papel en la prevención del cáncer. El ácido elágico y las antocianinas pueden inhibir la proliferación de células malignas y estimular la apoptosis o muerte celular programada, dificultando así la progresión de tumores.
Estos compuestos también ayudan a proteger el cuerpo de los daños causados por la radiación ultravioleta. Además, posee ácido cítrico, que tiene propiedades antibacterianas y favorece la eliminación del ácido úrico y sus sales mediante la orina, siendo útil en el tratamiento de la gota y los cálculos renales.
Asimismo, su alto contenido de potasio contribuye a mantener el equilibrio mineral dentro de las células y ayuda a controlar los niveles de sodio en la sangre, beneficiando a quienes padecen hipertensión.
Salud sexual, ocular y dermatológica
Un estudio de la Universidad de Edimburgo encontró que el consumo regular de jugo de granada elevó los niveles de testosterona en hombres y mujeres en aproximadamente un 30%. Este aumento hormonal se ha vinculado con una mayor libido, mejor estado de ánimo y mayor sensación de bienestar general.
Las antocianinas presentes en la granada también juegan un papel importante en la salud visual, ya que ayudan a mejorar la agudeza visual y a prevenir enfermedades como la degeneración macular y las cataratas. Además, su contenido en betacarotenos favorece la producción de vitamina A, esencial para el cuidado de la vista.
En cuanto a la piel, la fruta destaca por sus vitaminas del complejo B y el ácido punícico, que hidrata y ayuda a prevenir la hiperpigmentación. Estas propiedades contribuyen a mantener la piel joven, elástica y protegida frente a los daños provocados por la radiación ultravioleta.
Cómo consumir la granada y aprovechar sus beneficios
Para elegir una fruta madura, se recomienda buscar ejemplares con piel lisa, firme y de color rojo intenso. Al abrirla, puede extraerse el jugo o consumir directamente sus granos, retirando previamente las membranas blancas por su sabor amargo.
En la cocina, puede incluirse en ensaladas, yogures, licuados, postres o como decoración de platos. En la gastronomía hindú, los granos secos se emplean como especia, mientras que en la cocina libanesa se utiliza el jugo para preparar la salsa muhammara, combinada con nueces, pimientos y ajo.