La aparición del cuerpo de otra ballena en el Río de la Plata, esta vez en la Costanera Norte de la ciudad de Buenos Aires, generó sorpresa y un sinfín de preguntas luego de que menos de una semana atrás ocurriera algo similar a la altura de Vicente López. En principio, según un especialista, estos cetáceos estarían emigrando desde las aguas de Malvinas Argentinas y subantárticas hacia Brasil, donde se reproducen.
Entre la tarde y noche de este lunes, frente a la zona de Tierra Santa, los pescadores dieron aviso a las autoridades por la aparición de una ballena. Al igual que la hallada el miércoles de la semana pasada, se trataría de un ejemplar juvenil, de menos de dos años, de la especie Sei.
“Antes de sacarla de donde está tenemos que analizar qué longitud tiene, creemos que es apenas un poco más chica que la otra, para organizar con Prefectura Naval su traslado a un lugar seguro”, explicó a LA NACION Miguel Iñíguez, titular de la Fundación Cethus, la misma organización sin fines de lucro que intervino con el anterior caso. Si la marea lo permite, el cetáceo será atado para ser remolcado luego por una embarcación a aguas profundas. El especialista indicó que es necesario alejar al ejemplar de otros animales porque no se sabe de qué murió y, por consiguiente, hay que evitar un riesgo sanitario.
Iñíguez aclaró que si bien “no es normal” que en menos de siete días dos ballenas sean encontradas muertas cerca de la costa rioplatense, existe un antecedente de alrededor de una década atrás cerca de la ciudad de Colonia de Sacramento, en Uruguay.
Frente al Parque de la Memoria, el cuerpo de la ballena que flota en el agua sigue siendo un imán para vecinos y curiosos. Por momentos, la marea sube y la hace moverse levemente, como si todavía respirara, pero es solo el vaivén del río. Cada tanto alguien se acerca demasiado y la policía, que ya puso cintas perimetrales alrededor de la zona, pide mantener distancia. Dos agentes se agrupan en un extremo de la cinta y otros dos custodian la otra punta, mientras más personas llegan con celulares en alto para registrar la escena.
“Lo vi anoche en la tele y me quise acercar para verla de cerca”, cuenta Marta González, vecina de Núñez, a LA NACION, mientras observa la silueta del cetáceo, inmóvil, junto la orilla. “Me da mucha tristeza, uno no se imagina una ballena acá en la Costanera. Vine con mis hijos para que la vean, es algo único, pero ojalá no pasara”, agrega.
Miembros de la Fundación Cethus permanecen junto al cuerpo. Ellos se encargan de observar las características del animal, identificar la especie y seguir de cerca el procedimiento para retirarlo. Pasan los minutos y los dos agentes de la Prefectura Naval que llegaron primero se marchan, pero avisan a quienes custodian la zona que pronto vendrán más barcos para trasladar a la ballena mar adentro.
“Yo estoy acá desde las 6 de la mañana. Pesco en esta costa hace más de 20 años y nunca vi algo así”, dice Jorge, pescador, a este medio mientras desenreda sus redes. “Es impresionante. Es la primera vez que veo una ballena tan cerca, muerta. Me parte el alma, pero es la naturaleza, qué se le va a hacer”, suma. El sol ilumina la superficie turbia del Río de la Plata, donde se distingue la forma de la ballena flotando a la espera de que la Prefectura complete el operativo para llevarla a las profundidades.
En peligro de extinción
“La especie Sei está en peligro de extinción, pero hace algunos años que viene recuperándose luego de que en 1986 la Comisión Ballenera Internacional impusiera una moratoria por la caza ilegal”, ahondó el especialista.
Antes de ese momento, este género de cetáceo solía verse con frecuencia en el Golfo de San Jorge, un amplio accidente costero semicircular localizado en la Patagonia argentina frente al mar. Pero una factoría que funcionó un año en esa zona, entre Comodoro Rivadavia y Caleta Olivia, capturó todas las ballenas a su alrededor. “Por suerte, ya se viene recuperando y se la vuelve a ver en el golfo, según los primeros avistajes que hizo gente de nuestra fundación”, dijo Iñíguez.
Probablemente, tanto este ejemplar como el hallado en las costas de Vicente López intentaban emigrar hacia Brasil para su reproducción, estimó el especialista. Y sumó: “Algo las afectó o se enfermaron. Tampoco queda claro si la que se encontró ayer murió en aguas profundas y la corriente trajo su cuerpo o falleció al llegar al Río de la Plata porque no es su hábitat natural”.
Según explica el Instituto de Conservación de Ballena, la ballena Sei es un rorcual oceánico que habita en aguas abiertas, templadas y profundas, y que suele trasladarse y migrar por mar abierto, por lo que en muy pocas ocasiones se la observa en estuarios, ríos o costas bajas como las del Río de la Plata, que, además, tiene aguas turbias, baja salinidad y un importante tráfico de barcos.
En Vicente López
Menos de una semana atrás, se halló a otro cetáceo muerto en las costas del municipio bonaerense de Vicente López. Un pescador la vio y dio aviso inmediato a la línea de emergencias náuticas 106 de la Prefectura Naval. Se llevó a cabo un amplio operativo por La Lucila debido a que la ballena había quedado varada.
“Todavía no pudimos hacerle la necropsia a ese ejemplar”, indicó Iñíguez. Solo pudieron saber que una semana atrás de haber sido hallada muerta, había registros fílmicos de haberla visto con vida por la zona de San Isidro, varada en un banco de arena. “Se la veía agotada”, indicó el especialista.
Con la colaboración de Camila Súnico Ainchil