PARÍS (Reuters).- El primer ministro francés, François Bayrou, propuso este martes suprimir dos días festivos en el marco de un recorte presupuestario de 43.800 millones de euros (equivalentes a US$50.880 millones), en el marco de la presión de los partidos de la oposición que amenazan con tirar abajo su gobierno en minoría.
“Todo el mundo tendrá que contribuir al esfuerzo”, dijo Bayrou, que también detalló propuestas que incluyen congelar el gasto no relacionado con la defensa el próximo año y no reemplazar a uno de cada tres funcionarios cuando se jubilen.
La reducción supondrá congelar las pensiones al mismo nivel que en 2025 y también se limitarán otros gastos sociales y sanitarios. Entre estos consumos se incluyen los dos días festivos, que serían el lunes de Pascua y el 8 de mayo, que conmemora el final de la Segunda Guerra Mundial en Europa.
El presidente Emmanuel Macron encomendó a Bayrou la tarea de sanear las finanzas públicas con el presupuesto de 2026, después de que su propia iniciativa de convocar unas elecciones legislativas anticipadas el año pasado diera como resultado un parlamento demasiado dividido para hacer frente a la espiral de gasto del país y a un inesperado déficit fiscal.
Bayrou intentó advertir a los franceses de que es inevitable hacer grandes sacrificios, aunque el gasto en defensa podrá aumentar el año que viene. “Es la última parada antes del precipicio, antes de que nos aplaste la deuda”, dijo Bayrou en un discurso ante diputados, miembros del gabinete y periodistas.
Según dijo, los franceses no deben olvidar la experiencia de Grecia, que atravesó una crisis de deuda en toda regla hace más de una década y necesitó múltiples rescates internacionales y años de duras políticas de austeridad para volver a ponerse en pie. “Es tarde, pero aún hay tiempo”, dijo Bayrou y añadió que Francia es “adicta al gasto público” y eso tiene que cambiar.
El objetivo es reducir el déficit público al 4,6% del PIB en 2026, frente al 5,8% registrado en 2024. Este ajuste se plantea en un contexto internacional marcado por conflictos comerciales, tales como el anuncio de Donald Trump el sábado sobre un arancel del 30% a los productos europeos.