El reciente 9 de Julio sirvió para reflejar el incierto presente que vivimos los argentinos.
Por un lado la ex presidenta condenada Cristina Fernández de Kirchner, que ante la anomia de una Justicia permisiva cumple su arresto a 15 cuadras de la Casa Rosada y aprovecha una fecha patria con un mensaje mentiroso sobre la deuda pública como es su costumbre.
A propósito, el Ministerio de Economía en su página web detalla que la deuda bruta de la administración central aumentó con los K desde 2007 a 2015 en US$ 63.795 millones (176.870 a 240.665 millones). Con Mauricio Macri creció US$ 82.400 millones y con los Fernández -Alberto y Cristina- volvió a aumentar hasta 2023 en US$ 47.608 millones. La Libertad Avanza la incrementó a mayo de 2025 a US$ 90.346 millones, es decir un total de US$ 461.019 millones. En los últimos 18 años, de los que el kirchnerismo gobernó 12, la deuda aumentó US$ 284.149 millones ¡Un país rico con una deuda colosal!
Por eso no entiendo la ausencia del presidente Javier Milei en las celebraciones por el 9 de Julio. Prefirió seguir peleando con los gobernadores y amenazar con vetos a las leyes del Congreso en lugar de tomar el compromiso de acercarse a la gente para incentivar la confianza de los que creen en sus buenas intenciones, aunque es hora que las materialice en ideas y planes de desarrollo hasta hoy inexistentes. Y dejar de lado sus emociones violentas que por lo menos en mí acrecientan las dudas acerca de su capacidad para conducir el país.
No quisiera que se desperdicie otra vez la posibilidad, aunque nos cueste una generación más, de transformar el país de la mentira y corrupción en la tierra prometida de la gente de bien. El verdadero país que los 47 millones de argentinos no conocemos, pero que puede ser una realidad para las generaciones venideras.
Matías Aníbal Rossi [email protected]
OTRAS CARTAS
Mario Mactas y un adiós inoportuno
Mario Mactas acaba de dejarnos. No sé si se ha ido el Gato o el Zorro. Ni él ni Rolando Hanglin, periodista con el cual integró una memorable dupla radial, se preocuparon por aclararlo. Bastaba con escucharlos y todo era hilaridad; comicidad a raudales. A menudo, solían adjudicarse títulos y poderes extravagantes.
Leí algunos de sus siete libros como también varias de las notas que escribió en Gente y Satiricón. Influyó decisivamente para que abrazara el periodismo (soy contemporáneo). Sin embargo, no me atrevo a decir que soy colega porque me encuentro muy distante de sus cualidades literarias y de los destacados medios donde brilló. Despedimos a un fino y cuidadoso hombre de la pluma y la palabra. Justamente en tiempos en que, como consecuencia del maltrato que sufre nuestro idioma, más se lo necesitaba.
Alejandro De Muro [email protected]
Salud: Procedimiento de Mediación Prejudicial
La Superintendencia de Servicios de Salud no controlará a las obras sociales y de medicina privada. Ahora el Gobierno viene a imponer un Procedimiento de Mediación Prejudicial (PROMESA). Así busca mejorar una situación creada por el mismo Gobierno y que como mediador al igual que mis colegas estoy capacitado para tratarlo con el sistema de mediación vigente. El procedimiento no solo es inconstitucional e inconvencional, sino que lejos de garantizar “una resolución eficiente de los conflictos sanitarios con los prestadores médico-asistenciales y optimizar el uso de los recursos disponibles” terminará perjudicando al ciudadano. Porque lo obliga a transitar un trámite burocrático más en lugar de resolver ágilmente un incumplimiento de una obra social o empresa de medicina privada. Se obstaculiza el acceso a la Justicia, siendo el amparo judicial la única vía efectiva cuando el derecho a la salud se halla amenazado, lesionado o restringido.
Carlos Alberto Diaz [email protected]
Sobre la Ley de Emergencia en Discapacidad
Estimado Sr. Presidente, soy madre de un hijo con discapacidad y una fiel votante suya, pero parece que esas dos cosas hoy se contraponen. Por todo su ajuste, los que más sangramos somos los de clase media, y ya no damos más. Al que es sostén de la familia ya no le alcanza a pesar de tener un trabajo digno. Y en mi caso, con un hijo con discapacidad tengo la total imposibilidad de dedicar tiempo a trabajar para colaborar con mi marido. Tenemos que pagar escuela común y especial, traslados, terapeutas… Nos estamos endeudando con la tarjeta de crédito para comprar comida, con el resto ya es imposible. Somos la clase media de esta sociedad y nos estamos desangrando. Se olvidó de nosotros, que somos los que más sufrimos lo que otros gobiernos hicieron de nuestro país. Ahora necesitamos de su colaboración para que con esta ley de emergencia se actualicen los nomencladores. De esta manera, las obras sociales podrán subir los valores de sueldos de sus profesionales, y así pagar lo que corresponde a terapeutas, escuelas especiales, etc. De una madre que ya no sabe qué puerta tocar para que la economía de un país se normalice para todos.
Carmen María Pearson [email protected]
Una buena medida de seguridad en edificios
Abundan ya en CABA edificios de pisos y departamentos que prohíben la entrada de propietarios o terceros con el rostro tapado por máscaras, capuchas, barbijos que impidan el accionar de las cámaras que controlan el acceso. Es una buena herramienta para evitar robos, golpes y hasta violaciones y muertes. Si también se aplicara en todo tipo de locales con acceso al público creo que disminuirá la escandalosa inseguridad que nos agobia. Quien la perfeccione ganará muchos votos.
Héctor Aleandri [email protected]
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