Iguazú (LaVozDeCataratas) En el corazón del Parque Nacional Iguazú, mientras el sol comenzaba a caer y las aguas de la Garganta del Diablo rugían con fuerza, el amor fue protagonista de una postal que quedará grabada para siempre.
Este fin de semana, dos parejas eligieron sellar su compromiso en uno de los escenarios más imponentes del mundo. Entre ellas, los misioneros Manu Enríquez y Carolina Aires, quienes vivieron un momento único al protagonizar una propuesta de matrimonio frente al salto más majestuoso de las Cataratas. Con el sol reflejándose sobre el anillo, y el agua cayendo como una bendición natural, Carolina dijo que sí, emocionada por la fuerza simbólica del momento.
También una pareja de turistas, que llegó a Iguazú de vacaciones, fue sorprendida por el mismo impulso romántico: el deseo de convertir ese instante en eterno, frente a la magnificencia de la naturaleza.
Cada año, cientos de parejas eligen este destino no solo para disfrutar de sus paisajes, sino para hacer promesas de amor eterno. La energía del agua, fuerte, constante e inmensa, parece dar sentido y profundidad a esos compromisos que nacen desde el alma.
Las Cataratas del Iguazú no solo enamoran por su belleza natural, sino porque son el escenario perfecto para esos gestos que marcan un antes y un después en la vida de quienes se atreven a amar con intensidad.
El instante mágico: el atardecer en la Garganta del Diablo: Cuando el reloj marca las 18:30, comienza la caminata por las pasarelas, con cada paso acercando a los visitantes a uno de los escenarios más imponentes del mundo. Y entonces, sucede: el sol empieza a descender, tiñendo de dorado y carmesí las aguas que se precipitan en un estruendo majestuoso. Las gotas de la cascada reflejan la luz como pequeños diamantes flotando en el aire, creando un paisaje de ensueño. Un instante perfecto para un abrazo, un susurro al oído o incluso una promesa de amor eterno.