Sebastián Vega se siente en la cima del mundo. No, no tiene que ver con sus dos metros de altura; tampoco con ser uno de los tres jugadores del plantel que el domingo defendió el título de campeón de la Liga Nacional de básquet. El alero entrerriano -que en 2020 fue el primer basquetbolista argentino en revelar que era homosexual- protagonizó una foto icónica, sentado sobre el aro y apoyado en el cristal, sosteniendo el trofeo máximo de este deporte a nivel nacional y con la bandera multicolor representativa de la comunidad LGBT+ contrastando con el azul y oro predominante en las tribunas del estadio Luis Conde, conocido como La Bombonerita.
«Es un mensaje de superación: cada uno puede ser como uno desea y lograr los objetivos», fue lo primero que le salió a Vega, una de las piezas clave que tuvo el ‘Xeneize’ para repetir la coronación, después de una serie final que se definió en el séptimo y último juego ante Instituto de Córdoba, al que venció por 78-77 en un final dramático. Vega tuvo un rendimiento superlativo que lo puso en la discusión sobre el premio MVP, que finalmente fue para José Vildoza.
En el partido decisivo, más allá de su faceta principal como defensivo, aportó 14 puntos, con ocho rebotes, cuatro asistencias y dos robos.
Todavía embanderado, cuando descendió de las alturas del microestadio ubicado a metros de La Bombonera de fútbol, le agradeció al club que le abrió las puertas después de haber pasado esa etapa de reconexión con su orientación sexual. «Es muy emocionante porque yo no pensé nunca en mi vida haberme animado hace un montón, pero creo principalmente que se puede. Acá en el club también, estoy muy agradecido porque mis compañeros siempre me dejaron ser y eso me hizo sentir muy cómodo en la cancha».
Fue en marzo de 2020, días antes de que la pandemia de coronavirus obligó a todos a encerrarse en casa, cuando paradójicamente él resolvió abrir su corazón y contar todo lo que le pasaba.
«¡La verdad nos hace libres!», escribió Vega en su cuenta de ‘X’ (antes Twitter) en aquel momento, para acompañar una carta muy personal, llena de sentimientos, en la que compartió su verdad. El alero, que en ese entonces jugaba en Gimnasia de Comodoro Rivadavia, reveló que su homosexualidad y relató los durísimos años que vivió antes de contarle a su familia, a sus amigos y a sus compañeros de equipo acerca de su elección.
«Me acuerdo del momento con exactitud: yo tirado en la cama, absolutamente a oscuras, mirando el techo en silencio, sin saber qué hacer, sin querer asumir, con la cabeza explotada. Acababa de estar con un hombre por primera vez y no lo podía aceptar. Aquella noche fue una de las peores que recuerde. Significó un cambio definitivo en mi vida y mis estructuras», arrancó el relato de Vega, el primer jugador argentino de la Liga Nacional que cuenta que es homosexual.
Y continuó con el recuerdo de todo lo que le pasó internamente desde ese momento. «Sufría, reprimía sentimientos, me sentía en falta. No podía comprender cómo me atraía una persona de mi mismo sexo, eso no estaba bien», contó.
«Estuve de novio con una chica intentando continuar con mi vida heterosexual, pero después de un tiempo las ganas de estar con un hombre volvieron a surgir. Eran meses de absoluta confusión. Me mentía a mí mismo, negaba la realidad, estaba frustrado, triste. No entendía por qué me pasaba eso a mí. Yo quería ser uno más, quería encajar. Quería ser como mis compañeros y amigos. Y me empecé a hundir», recordó el alero.
Ese conflicto interno que relató comenzó a afectar además su vida profesional. «Llegué a considerar el retiro del básquetbol, que es lo que más amo en la vida. En aquella temporada (14-15) empecé a lesionarme todo el tiempo. Mi cuerpo evidentemente me estaba gritando que algo iba mal, que tenía que cambiar», reconoció.
Sebastián Vega, con la bandera de la comunidad LGBT+ colgado del aro después de consagrarse bicampeón de la Liga Nacional con Boca.
Vega compartió también cómo fue el proceso en el que les contó su verdad a sus amigos, a compañeros de equipo y a los dirigentes de Gimnasia, su club de aquel entonces. Explicó que un par de años después de hablar con sus padres, comenzó a hacerlo con sus amigos y amigas de Gualeguaychú.
Cuando ya jugaba en Gimnasia, tomó coraje -«mucho», como aclaró él mismo- y se lo fue contando a sus compañeros, al entrenador y a los dirigentes.
«Ellos (por los jugadores y el cuerpo técnico) también me respaldaron, me demostraron que no iba a cambiar nada, que las cosas seguirían igual. Que mi orientación sexual no modificaría mi situación personal, lo que yo era (y soy) como persona. Tenía mucho miedo de quedarme sin trabajo. Y en eso los dirigentes del club fueron los primeros en respaldarme. Percibir aquella protección grupal e institucional me permitió ganar confianza y estabilidad. Ya no tenía que seguir viviendo en las sombras», aseguró Vega.
Y cerró su emotiva carta con una reflexión. «¿Cuál es el objetivo de todo esto? Lo más importante es poder cerrar una etapa y sentirme libre. Demostrarles a todos y a mí mismo que mi profesión y mi vida personal o sentimental pueden ir por el mismo camino. Que puedo ser gay y seguir jugando al básquet con el compromiso que tuve desde que debuté en la Liga. También me gustaría que este disparador pueda ayudar a otras personas que tal vez están o estuvieron en una situación similar», explicó.
La historia de Sebastián Vega
Nacido en Gualeguaychú hace 38 años, Sebastián Vega comenzó su carrera en Central Entrerriano y luego defendió las camisetas de algunos de los grandes del básquetbol argentino. En 2008 llegó a Peñarol de Mar del Plata, con el que ganó la Liga Nacional y la Liga de las Américas en la temporada 2009/2010.
Pasó luego por Boca, Quimsa -equipo en el que cumplió dos ciclos y con el que fue campeón del máximo torneo argentino en 2014/15- y Libertad de Sunchales, antes de sumarse en 2018 al plantel de Gimnasia.
Formó parte de los seleccionados juveniles entre 2005 y 2007 y debutó en la Mayor en el Sudamericano 2010 que se disputó en Neiva, Colombia, en el que Argentina ganó la medalla de plata.