Fundada por Juan Gabriel Seleme, la cabaña San Marón combina trabajo entre Sarmiento, al sur de Chubut, y Espartillar, en la provincia de Buenos Aires. Este año, marcó un hito al ingresar el primer animal a la exposición, un ejemplar bautizado Escocés.
Juan hizo su carrera de médico, se especializó en trasplante renal en el exterior y ejerció durante muchos años en Comodoro Rivadavia, pero desde hace dos décadas se volcó de lleno a la producción agropecuaria.
“La cabaña nació en Sarmiento, al sur de Chubut, de donde soy oriundo y donde todavía vivo. Hace 10 años compramos un campo en Espartillar, Buenos Aires, y allí están las vacas que hoy son donantes. Producimos tanto Pedigree como Puro Registrado en los dos campos”, explicó Seleme.
En la actualidad, San Marón produce unos 100 a 120 toros por año y alrededor de 200 vaquillonas. La clave, según cuenta, está en la adaptación al medio: “En Buenos Aires producimos pedigree y registrado, pero en el sur hay mucho más registrado, y el toro resulta muchísimo más rústico, adaptado a los campos patagónicos”.
Llegada del primer animal a la Rural. Foto: Luciano Thieberger.
El asesor genético de la cabaña San Marón es el escocés Norman Cato, una leyenda de la ganadería nacional. Por él, el primer animal fue llamado «Escocés».
Este año, los siete animales que llevaron a Palermo provinieron de Espartillar. “El año pasado vinieron algunos de Sarmiento, otros de Espartillar. Pero a la hora de salir a la cancha sale el que mejor está, y esta vez estaban mejor los de Espartillar”, cuenta Seleme con simpleza y claridad.
Además de su trabajo genético, la cabaña también desarrolla un rodeo de cría y vende la invernada, sumando valor agregado desde la base productiva.
Producir en condiciones extremas
La realidad productiva en la Patagonia impone desafíos permanentes. “Sarmiento tiene un régimen de lluvias bajísimo, entre 100 y 120 mm por año. Es un valle regado por el río Senguer, lo que permite tener mallines que se riegan, pero dependemos críticamente de la nieve en la cordillera. Este año casi no nevó, así que lo vamos a sufrir en el verano”, advierte.
Otro factor clave es el viento: “En verano, con calor, es como un soplete imposible de bancar. Son condiciones muy duras para producir. Por eso el rodeo tiene que salir muy bien puesto del verano para bancarse el invierno”.
La alimentación es otro punto a resolver con estrategia. “Se produce algo de forraje, pero lo central es que las vacas lleguen al invierno con buena condición corporal, porque si no es muy difícil que se preñen o desteten bien. Venimos de un verano muy bueno, con índices de preñez excelentes, como no teníamos hace mucho. Pero el destete del año que viene va a ser muy difícil”.
Preocupación por la barrera sanitaria
Sobre la reciente flexibilización de la barrera sanitaria que permite el ingreso de carne con hueso a la Patagonia, Seleme fue contundente: “Es una muy mala medida porque baja el estatus sanitario de la región. Nosotros pretendemos que se eleve el estatus del país, no que se baje el de Patagonia”.
Hoy la cabaña exporta toros a Chile, un mercado incipiente pero en riesgo. “Con las medidas actuales, ese mercado se va a caer. No es grande, pero es un mercado al fin, y se pierde”.
Además, destaca el impacto económico directo sobre los productores: “Antes del 16 de marzo, el kilo vivo en Patagonia valía entre $4.500 y $5.000. Ahora cayó un 20-25% y no bajó el precio en góndola. El único que perdió fue el productor”.
Seleme insiste en que el foco debe ser sanitario, más allá de las cuestiones comerciales. “Lo más importante es que el país tenga un estatus sanitario más elevado, libre de aftosa sin vacunación. Eso es lo que hay que buscar”.
Sobre la firma
Esteban Fuentes
Editor jefe de la sección Rural [email protected]
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