Misiones
Padre pide justicia por la muerte de su hijo, el sargento mecánico Guillermo Cabral
Veterano de Malvinas denuncia mala praxis en hospital de Campo de Mayo
Un veterano de Malvinas de Misiones, Luis Alfonso Cabral, templado en combates, inicia una nueva batalla diferente, personal e íntima. Tratará de descubrir si su hijo Guillermo, sargento mecánico de aviación de la Fuerza Aérea Argentina, murió por mala praxis en el Hospital Militar de Campo de Mayo, en Buenos Aires.
Luis Cabral se muestra decidido a transformar su inmenso dolor en una incansable búsqueda de justicia por Guillermo, de 38 años. Según contó, lo que comenzó como una apendicitis derivó en una serie de negligencias y abandono médico que le costó la vida a su hijo. Hoy, la familia Cabral denuncia mala praxis y emprende un arduo camino judicial para desentrañar la verdad y evitar que otras familias pasen por el mismo calvario, como el que se encuentra ahora él soportando junto a su esposa Nancy del Carmen Franco.
Cadena de desatenciones
Con la voz cargada de pesar, Luis Cabral relató cómo los primeros síntomas fueron desestimados en el hospital.
“Guillermo ingresó al hospital con fiebre y dolor abdominal. Le tomaron la temperatura, le dieron un medicamento para la gastritis y lo mandaron de vuelta a su domicilio. Nada que ver con lo que realmente tenía”, lamentó, para luego afirmar que tal patrón de desatención se repetiría en los siguientes tres días cruciales.
Guillermo, quien estaba de servicio en Campo de Mayo (en el partido bonaerense de San Miguel), acudió al hospital una y otra vez. Su padre le instó a pedir un relevo de guardia y buscar atención de emergencia, pero la respuesta del personal médico fue la misma: calmantes y regreso a casa.
“El día 16, con el mismo protocolo, la misma visita al hospital, nadie se interiorizó, nadie le hizo un chequeo siquiera”, recordó su padre visiblemente afectado. Contó que su hijo permaneció sentado en una silla de ruedas desde las 9 de la mañana hasta las 6 de la tarde. Recién con la llegada de una segunda médica por la tarde, se activó el protocolo, se realizaron los estudios y se confirmó que se trataba de una apendicitis.
La urgencia se hizo palpable. Se preparó a Guillermo para la cirugía, pero en el momento de la intubación, su salud se desplomó drásticamente. “Cuando le estaban poniendo la sondita para operarle, entró en crisis y le empieza a dar un paro”, relató el veterano de Malvinas. Aunque inicialmente se sugirió que esto podría estar relacionado con su asma, la realidad era que los días de falta de atención ya habrían hecho mella e impedía avanzar con la operación. Fue intubado y trasladado a terapia intensiva.
El padre recuerda haber hablado con su hijo hasta las 19 de ese día, encontrándolo consciente, aunque con dolor y fiebre. La noche del 16 de abril, la situación empeoró dramáticamente. A las 22, Guillermo sufrió un segundo paro cardiorrespiratorio. A pesar de los intentos de reanimación, no hubo éxito. A la medianoche del 17 de abril, Guillermo Juan Cabral falleció.
La noticia no llegó a su padre por vías oficiales. Se enteró por un compañero de su hijo, quien le llamó preocupado por su estado. Luis viajó de Posadas a Buenos Aires esa misma madrugada, y fue en el camino, cerca de Gualeguaychú, que recibió la devastadora confirmación.
Búsqueda de respuestas
El dolor de Luis Alfonso Cabral es palpable. Guillermo era su hijo del medio, un sargento mecánico de aviación con una carrera militar brillante. El año anterior había sido reconocido como el “mejor suboficial” en Misiones, con un desempeño impecable, recordó su padre. Era deportista, sin antecedentes de operaciones, salvo crisis de broncoespasmos desde niño. La pérdida de un hijo tan joven y vital, bajo circunstancias tan dudosas, dejó una herida profunda en la familia.
Sin explicaciones claras
Acostumbrado a lidiar con numerosas batallas en su vida, además del profundo dolor, Luis siente una gran frustración ante la falta de explicaciones claras por parte del hospital. “Todo lo que dicen y se tomaron su tiempo en poner en la historia clínica, porque oficialmente nunca me llamaron, nunca me avisaron”, denunció públicamente.
Afirmó que cuando intentó obtener los informes completos en el hospital, se encontró con resistencia y evasivas. Le negaron el acceso al director y al segundo a cargo, alegando que los informes ya entregados eran suficientes.
Sin embargo, con su experiencia y agudeza, notó importantes falencias en la documentación: faltaban el libro de guardia del día 12, el nombre del anestesista y el del médico que atendió a su hijo entre las 9 y las 12 del día crucial. Estas omisiones, sumadas a la información extraoficial sobre cómo debería haber sido la atención médica, refuerzan la convicción de que algo no cierra con la muerte de su hijo, por lo que se mostró dispuesto a iniciar la batalla judicial.
El camino judicial
Consciente de que la Justicia suele ser un proceso lento y agotador, Luis Cabral decidió iniciar una denuncia penal por mala praxis. Para ello, según contó, ya reunió una vasta cantidad de documentación y está trabajando con un estudio jurídico en Buenos Aires. “La fuerza me da mi hijo para pedir justicia por él”, afirma con determinación.
Sostuvo que la denuncia no busca sólo la reparación por la muerte de Guillermo, sino también sentar un precedente para evitar futuras tragedias.
Afirmó que tras lo sucedido con su hijo, tomó conocimiento de otros casos de presunta mala praxis en el mismo hospital, incluyendo el fallecimiento de otra persona tras una operación de apéndice en la que le perforaron la uretra. “A mi hijo lo mataron ahí. Gente que no estaba preparada, no estaba capacitada para ese sector”, concluyó.
Una historia contada y preservada en Posadas
0%
0%
0%
0%
0%