Un equipo de investigadoras de la Universidad Tecnológica de Delft (TU Delft), en los Países Bajos, desarrolló un nuevo modelo de espéculo vaginal con el objetivo de reducir las molestias asociadas a los exámenes ginecológicos. El dispositivo fue diseñado por Ariadna Izcara Gual, ingeniera en diseño industrial, como parte de su tesis de maestría, en colaboración con la investigadora Tamara Hoveling.
El espéculo tradicional, un dispositivo frío, duro y metálico que permite la dilatación de las paredes vaginales para observar el cuello uterino, ha permanecido prácticamente sin cambios desde su creación en el siglo XIX. Según sus desarrolladoras, este diseño genera incomodidad, ansiedad y dolor en muchas mujeres, lo que puede disuadirlas de acudir a exámenes preventivos esenciales.
Un nuevo modelo: más ergonómico, reutilizable y centrado en la paciente
El nuevo espéculo fue bautizado como Lilium, en alusión a la flor del lirio. Su diseño se inspira en la forma de un pétalo y está fabricado con un material flexible, suave al tacto y compatible con procesos de esterilización médica. El objetivo principal del proyecto fue abordar tres retos: “reducir las molestias de las pacientes, facilitar su uso por parte de los profesionales sanitarios y reducir el impacto ambiental del instrumento”.
Estudios citados por las autoras del proyecto indican que entre el 21 % y el 64 % de las mujeres manifiestan ansiedad o miedo durante los exámenes pélvicos. Esta barrera emocional puede tener consecuencias clínicas importantes, como el retraso en la detección de enfermedades graves. Una de ellas es el cáncer de cuello uterino, uno de los más comunes entre las mujeres brasileñas.
Críticas al modelo tradicional y motivaciones del rediseño
En declaraciones recogidas por el sitio web de la universidad, Gual explicó que muchas mujeres reportan dolor tanto al insertar como al retirar el espéculo convencional. “Y no es solo eso. Es la forma de ‘pistola’, la sensación de frío e incomodidad, y las emociones que conlleva”, afirmó.
Gual también destacó los orígenes del dispositivo ginecológico actual: “Se desarrolló con tres mujeres esclavizadas, sin anestesia ni consentimiento. Y aquí está el verdadero problema: no ha cambiado desde entonces”. El espéculo moderno tiene su antecedente en un diseño de 1845 utilizado para dilatar la vagina y facilitar la exploración médica, pero sus principios constructivos han permanecido prácticamente intactos desde entonces.
Desarrollo y validación del nuevo dispositivo
El proceso de desarrollo del Lilium se basó en una revisión extensa de la literatura científica, así como en pruebas prácticas realizadas con dos profesionales médicos y cinco profesionales de enfermería. Según sus testimonios, el nuevo diseño permite una mejor visualización del cuello uterino, especialmente en pacientes con obesidad, cuyas paredes vaginales pueden dificultar la exploración con espéculos convencionales.
Otra mejora destacada por los profesionales fue la facilidad de uso. A diferencia del modelo tradicional, el Lilium no requiere el uso de los dedos para mantener la apertura, lo que aumenta la comodidad para las pacientes. Además, está compuesto por solo dos piezas, lo que simplifica su limpieza y lo hace compatible con autoclaves, dispositivos utilizados en la esterilización médica.
El caucho con el que está fabricado ofrece un equilibrio entre resistencia estructural y maleabilidad, lo que contribuye a una inserción más suave en comparación con materiales rígidos como el metal o el plástico.
Una de las características más novedosas del diseño es su posibilidad de autoaplicación. El nuevo diseño permite que la propia paciente lo introduzca, de manera comparable al uso de un aplicador de tampón, según explicó Gual. Este enfoque apunta a brindar mayor autonomía y control a la paciente durante el examen ginecológico.
“Queremos que los exámenes pélvicos sean más seguros y placenteros, y que la paciente se sienta más segura”, añadió.
Campaña de financiamiento y perspectivas futuras
Aunque el proyecto aún se encuentra en una etapa temprana de desarrollo, sus creadoras han lanzado una campaña de financiación colectiva para continuar con las investigaciones, perfeccionar el prototipo y avanzar hacia una posible producción comercial. En apenas dos días, lograron recaudar más de 100.000 euros, según reportó la agencia AFP.
Para Tamara Hoveling, este respaldo financiero refleja una necesidad social no resuelta. “También es una señal. Es una prueba de que hay gente que realmente quiere un cambio, de que existe un problema real y de que las soluciones actuales del mercado no son las mejores”, declaró a la agencia de noticias.