El economista Ricardo Arriazu, uno de los asesores más escuchados por Javier Milei, aseguró este martes frente al Comité de Inversiones de SyC Inversiones que el Gobierno “tiene espalda para controlar el dólar” y que el superávit fiscal, potenciado por la reducción de subsidios y retenciones, da margen de maniobra.
Según Arriazu, el mundo enfrenta un clima de incertidumbre persistente, con Estados Unidos lidiando con déficit fiscal y desconfianza en su deuda, y Europa atrapada en negociaciones comerciales inconclusas. Pese a este contexto, las acciones se sostienen en niveles récord por falta de alternativas atractivas, mientras el dólar pierde terreno frente a otras monedas.
En contraste, Argentina muestra una tendencia a la estabilización: reservas en alza, inflación moderándose (por debajo del 2% mensual) y una actividad económica que, aunque heterogénea, alcanza niveles récord en algunos sectores.
Según Arriazu, el gobierno nacional no permitirá que el dólar pase los $ 1.300. “El Central no va a dejar que el tipo de cambio suba mucho más allá de $ 1.300 usando todos los instrumentos que tenga”, señaló.
Según indicó, su impresión es que “el Gobierno no está conforme con un dólar a más de $ 1300” y “mientras el cisne negro de las elecciones exista, Argentina mantendrá un riesgo país alto».
Sin embargo, intentó dar un mensaje tranquilizador al señalar que «el Gobierno tiene todas las herramientas para sostener o hacer bajar el dólar. Tiene mucha espalda”.
El economista estimó que las reservas disponibles del BCRA, sin incluir el swap con China, ascienden a US$ 27.000 millones, una suma elevada ante los vencimientos por US$ 2.000 millones que debe enfrentar el país en el segundo semestre del año.
Precisó que la compra de divisas por parte de particulares fue de aproximadamente US$ 3.000 millones que se destinaron a depósitos tras la apertura del cepo cambiario.
Además, Arriazu aseguró que los bancos aún poseen liquidez, y que el mercado debería tender a estabilizarse si no hay incertidumbre.
Sobre la inflación, señaló una desaceleración, registrando un 1,5% en mayo y un 1,6% en junio, y proyectó que la inflación de julio también estaría por debajo del 2%.
El economista observó que los costos relacionados con la mano de obra están incrementándose a un ritmo mayor que los alimentos.
Sobre la actividad económica, Arriazu destacó que el indicador mensual desestacionalizado alcanzó su máximo histórico absoluto en abril, aunque el crecimiento es «tremendamente heterogéneo». Mencionó sectores como la venta de heladeras, que subió un «100%», y el automotor, que también experimenta crecimiento, a menudo facilitado por créditos y cuotas. Sin embargo, advirtió que muchos de estos aumentos no se repetirán debido a la naturaleza de compra única de algunos bienes.
Además, aseguró que el incremento de la tasa de interés y el crecimiento de los depósitos en dólares por encima del crédito en dólares están «enfriando la economía» y reduciendo la demanda agregada.
SN
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