Misiones
Tres traguitos contra la mala suerte: la tradición guaraní de la caña con ruda se fortalece cada 1 de agosto
Mañana es 1° de agosto y, como cada año, en todo el Litoral argentino se repite una escena cargada de tradición: al despertar, en ayunas, muchas personas tomarán tres traguitos de caña con ruda para espantar las malas energías y protegerse durante el mes más temido por los antiguos pobladores. La práctica, de origen guaraní, ha atravesado generaciones y hoy incluso se promociona en medios de Buenos Aires, generando sorpresa y orgullo entre quienes la consideran una costumbre arraigada de la región.
Para conocer más sobre esta tradición, se conversó con Teresa Araneda, referente en medicina verde, quien compartió en diálogo con el programa Acá te lo Contamos por Radioactiva 100.7 con entusiasmo el valor histórico y simbólico de esta práctica. “Eso viene de los antepasados. Cuando no había médicos ni medicinas, alguien tenía que preparar algo para pasar el mes de agosto, que era temido por las enfermedades respiratorias y el frío”, explicó Teresa.
La caña con ruda se prepara con tiempo, al menos con una semana de anticipación, aunque lo ideal, según Araneda, es empezar su maceración dos o tres meses antes. “No es que preparás hoy para mañana. Ya tiene que estar lista. Si lo hacés a último momento, no va a tener el efecto medicinal que se busca”, advirtió.
Respecto a la ruda, destacó que es una planta poderosa, aunque debe ser usada con precaución. “Espanta las malas ondas, pero no hay que confiarse. No es como la manzanilla o el boldo. Es una planta tóxica si se consume en exceso”, aclaró.
El ritual consiste en beber tres pequeños tragos, en ayunas, sin haber siquiera tomado mate o lavado los dientes. “Tiene que ser a la mañana temprano, no al mediodía ni a la noche. Si lo hacés después, ya no hace efecto”, indicó. Y fue clara con las advertencias: “Los que manejan no deben tomar. Es una tradición, no una excusa para excederse”.
Durante la charla, surgieron anécdotas populares como el regalo de una planta de ruda cuando alguien se muda a una casa nueva, o el relato de cómo una ruda se secó tras la visita de una persona con “energía negativa”. Aunque Araneda pone paños fríos: “Capaz fue casualidad, o falta de agua. No creo que se seque de un día para otro por una visita”.
“Respetar las costumbres de nuestros abuelos es también saber quiénes somos”, concluyó Teresa, con la esperanza de que cada vez más personas tomen sus tres traguitos y le den valor a una práctica que mezcla salud, mística y cultura popular.
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