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Si es cierto que una imagen vale más que mil palabras, la que protagonizó Facundo Colidio promediando el segundo tiempo contra San Martín de Tucumán describió a la perfección el alentador presente del delantero de River: por momentos, es imparable.
Ni el tackle inicial de Jesús Soraire intentando desequilibrarlo ni un Federico Murillo empeñado en probar al máximo la resistencia de su camiseta lograron detener en su ímpetu al delantero de River, que aun con los incipientes indicios de una pubalgia que lo aquejan fue otra vez uno de los puntos más altos del equipo.
Colidio, ante San Martín (T). Foto: Federico Chara
Con el juego bastante más repartido hacia su costado, algo que a esta altura parece una tendencia irreversible desde que no está en el equipo ese imán llamado Franco Mastantuono, Colidio está dando muestras que permiten pensar que a los 25 años está llegando al pico de rendimiento de una carrera que en Primera División recién tuvo su comienzo en el segundo semestre del 2019 en el Saint Truidense belga (16 partidos, 3 goles, 10 asistencias) antes de certificar en Tigre que ya había dejado de ser la juvenil y promisoria promesa que el Inter le había comprado a Boca.
Definitivamente asentado en el River de Gallardo, en este segunda parte del año el rubio alcanzó un nivel de confianza tan alto que se está traduciendo con más y mejores decisiones dentro del campo de juego.
(Fotobaires)
Carita de nene bueno y rendimiento de delantero terrible, es una pesadilla para los defensores rivales. Los de San Martín pudieron comprobarlo como hace unas semanas los de Instituto y Platense. En Santiago del Estero representó la contracara de Miguel Ángel Borja: su aporte se notó con nitidez incluso aunque no se haya traducido en goles.
Porque Colidio viene mostrando un grado de atrevimiento, desparpajo y convicción en su juego desde que se lanzó este semestre que es capaz de sobresalir aunque dos de sus disparos (uno de media vuelta, el otro de frente al arco) se hayan ido besando cada uno de los palos de Darío Sand.
Insistente, jamás dejó de probar (fue el que más lo hizo, de hecho: 5 veces, una más que MAB9) ni de encarar (top en gambetas completadas -4- y duelos ganados -11 de 17-). Una estadística que, en este caso, adquiere sentido en función del concepto: Colidio es hoy el mejor delantero de River.
Foto: Federico Chara
Sus dos goles y tres asistencias (nueve y cuatro respectivamente en lo que va del 2025) ratifican que, ante las ausencias de Maxi Salas y Sebastián Driussi, no puede ni resfriarse. Y aun con ellos en competencia, si se mantiene en este target de prestaciones está en condiciones de discutirle/s (o al menos empardarle/s) el rol de imprescindible en el ataque de un River que entusiasma con su promedio de 2,25 goles por partido.
Jugador de toda la cancha, aunque arranque desde la izquierda a perfil cambiado puede terminar por el centro. Y acaso también se las ingenie para no desentonar por derecha cuando Driussi y Salas estén listos para compartir ataque. Porque hoy es Colidio y quién más.
Fotos Ariel Alejandro
