“Enviaremos sus cenizas por correo”, fue el mensaje que recibió una mujer de Dublín, Irlanda, junto a una carta escrita de puño y letra, por la cual descubrió que su madre viajó a Suiza para someterse a un procedimiento de muerte médica asistida. Ahora la familia denuncia a la clínica por no advertirles al respecto.
Maureen Slough, de 58 años —originaria del Condado Cavan, provincia del Úlster— le dijo a su hija Megan Royal que se iría de viaje a Lituania con un amigo el 8 de julio. Sin embargo, debido al intento de quitarse la vida tras la muerte de sus dos hermanos hace un año, la familia dudó y se contactó con Maureen, quien prometió que volvería a casa.
“Hablé con ella y estaba llena de vida. Me dijo que después de desayunar iba a tomar el sol. Tal vez se dirigía a ese lugar. Yo seguía pensando que volvía a casa”, indicó Mick Lynch, pareja de Maureen, en diálogo con el medio local Irish Independent.
Sin embargo, Maureen en realidad viajó a Basilea, donde se encuentra la Asociación Suiza Pegasos, una organización sin fines de lucro fundada en 2019 que brinda “muerte asistida pacífica, digna y afectuosa a adultos en pleno uso de sus facultades mentales que lo soliciten, independientemente de su país de origen”, según reza la descripción de su página web.
Maureen Slough le dijo a su hija que iba de vacaciones, pero en realidad fue a una clínica de Suiza para una muerte médica asistida. Foto: Facebook/Maureen Slough.
Cuando la familia supo la verdad del viaje de Maureen por un mensaje de WhatsApp, comenzó a preguntar por qué no fueron informados de la decisión que había tomado. De acuerdo con la clínica, Maureen presentó una carta firmada por su hija Megan, donde aseguraba conocer los deseos de su madre, no estar de acuerdo, pero aceptar su decisión.
Además, Pegasos corroboró la veracidad de la carta mediante una dirección de correo electrónico, proporcionada por Maureen, hecho que Megan cuestionó al sostener que nunca escribió dicha carta ni entabló un diálogo con la clínica por correo, por lo que cree que su madre pudo falsificar el texto y ella misma responder el mail.
Philip, hermano de Maureen y abogado, solicitó a la Oficina de Asuntos Exteriores, de la Commonwealth y de Desarrollo del Reino Unido que investigue el hecho con las autoridades suizas, al sostener que Pegasos no siguió rigurosamente su propia política de informar a la familia, según informó Irish Independent.
“Al parecer, mi hermana facilitó a Pegasos cartas de reclamación a las autoridades médicas de Irlanda en relación con dolencias falsas, y Pegasos tuvo en cuenta estos documentos en apoyo de su solicitud”, escribió en su solicitud.
Muerte asistida en Suiza: denuncian fallas en comunicación con familiares
Philip consideró que “los procedimientos de verificación de la clínica fueron lamentablemente inadecuados”, y si bien señaló que entiende que la legislación suiza permite la muerte asistida, señaló que la clínica “enfrentó numerosas críticas en Reino Unido por sus prácticas con ciudadanos británicos”.
En marzo de 2025, la BBC informó que la clínica Pegasos no cumplió con su promesa de informar a los familiares cuando asistió a una mujer galesa de 51 años, identificada solo como Anne, a terminar con su vida.
De acuerdo con el medio británico, la clínica intentó comunicarse por llamada y mensaje de texto con John, hermano de Anne, pero él aseguró que no recibió ningún tipo de comunicación. La policía de Dyfed-Powys, en Gales, investiga el caso.
Un hecho similar ocurrió en 2023, cuando Alistair Hamilton, de 47 años, falleció con la asistencia de la clínica sin que su familia fuera debidamente informada, y de acuerdo con Philip, las circunstancias de la muerte asistida de Maureen “son muy cuestionables”.
La hija asegura que la clínica nunca le informó sobre la decisión de su madre. Foto: Facebook/Maureen Slough.
La clínica aseguró que Maureen atravesó un amplio proceso de evaluación, incluida una evaluación psiquiátrica independiente, que confirmó que estaba en pleno uso de sus facultades mentales y apta para el proceso de muerte médica asistida, de acuerdo con Irish Independent.
Además, aseguraron que Maureen fue abierta sobre sus antecedes e historia clínica, e incluso presentó documentación de su médico especialista que comprobaba el dolor crónico que padecía, que le era insoportable.
“No debieron dejar que tomara esa decisión por su cuenta. La clínica no se puso en contacto conmigo, pese a que mi mamá me nombró su familiar más cercano. Esperaron después y me dijeron que había muerto escuchando una canción de Elvis Presley”, relató Megan.
Los amigos también cuestionaron la forma en que Pegasos repatria los restos de las personas a las que asisten en su muerte. “Por correo se reciben cartas, no personas”, afirmó Stephanie Daly, amiga de Maureen, cuyas cenizas ya se encuentran con la familia mientras se preparan para el despedirla en su funeral.