
La polémica se desató tras la viralización de una frase publicada por la concejal electa y docente Patricia Buckmayer, de Montecarlo, quien escribió en redes sociales: “El Falcon verde tiene el baúl mejorado para acarrear zurditos llorando”. La frase, en tono burlón, fue leída como una apología del terrorismo de Estado y recibió un inmediato y enérgico repudio por parte del sacerdote Daniel Pesce, referente religioso en Posadas y director del centro Hogar de Cristo.
Un comentario que encendió la alarma
La concejal, que asumirá próximamente en representación de La Libertad Avanza, generó un profundo rechazo tras hacer una alusión directa al Ford Falcon verde, emblema de los grupos de tareas de la última dictadura militar (1976-1983). Ese vehículo fue el que utilizaron las fuerzas represivas para secuestrar a miles de personas para luego torturarlas y hacerlas desaparecer.
La frase, en clave irónica y con lenguaje cargado de desprecio ideológico, se interpretó en distintos sectores sociales y políticos como un acto de apología del terrorismo de Estado y una banalización del dolor de las víctimas.

Repudio desde la Iglesia
Uno de los primeros en salir al cruce fue el sacerdote Daniel Pesce, párroco de la Iglesia San Benito y figura reconocida en el ámbito social y pastoral. El sacerdote expresó con dureza:
“Lo que dijo la docente sencillamente es deleznable. Que haya hecho apología del negacionismo, tomando con burla lo que significa la figura del Ford Falcon verde y lo que representó la tortura, la desaparición forzada, la muerte de miles de personas, hermanos nuestros”.
Y agregó:
“Para nosotros es claro, son treinta mil, y queremos que ese grito en nuestra provincia resurja en defensa de los derechos humanos y de los que tanta persecución sufrieron a manos del terrorismo de Estado”.
Un acto por la memoria
Las declaraciones del sacerdote se formularon en el marco de la convocatoria a una marcha en homenaje al obispo Enrique Angelelli, asesinado el 4 de agosto de 1976 por la dictadura cívico-militar. La actividad tendrá lugar este domingo 10 de agosto a las 16:00 en la plaza 9 de Julio, con una caminata hasta la plazoleta que lleva el nombre del obispo mártir, ubicada en la intersección de Roque Pérez y Junín, en Posadas.
“Nosotros lo vamos a recordar a Angelelli siempre —sostuvo Pesce—, pero especialmente vamos a recordar a todas las víctimas y desaparecidos de la última dictadura militar que como Enrique Angelelli y sus compañeros sacerdotes dieron la vida por la justicia y la dignidad para los pobres y desamparados”.

Un mensaje contra las declaraciones negacionistas
El sacerdote, de 40 años, oriundo de Morón, no solo condenó la frase de Buckmayer, sino que también enlazó la lucha por los derechos humanos con la doctrina social cristiana, recordando que:
“Desde la visión particular del presidente Milei la justicia social es un pecado. Para nosotros, en cambio, la justicia social es bíblica y está basada en la doctrina de Jesús y en la corresponsabilidad que tenemos con todos los seres humanos, principalmente con los desfavorecidos que han quedado fuera del sistema”.
Asimismo, citó palabras del arzobispo Jorge García Cuerva:
“No creemos en la grieta política y social sino en una ruptura que debe ser sanada, una herida que queremos cicatrizar y abogamos por la reconciliación. Como decía el obispo Angelelli: no hay paz sin justicia”.
El debate interpela a la sociedad
El episodio reavivó el debate sobre los límites del discurso público, especialmente en el caso de funcionarios electos y docentes, dos roles con responsabilidad institucional y ética elevada.
El hecho de que una educadora —que también será parte del poder legislativo municipal— trivialice un símbolo tan doloroso como el Falcon verde, resquebraja el consenso democrático que la sociedad argentina construyó desde el regreso de la democracia en 1983.
En este contexto, la Iglesia, a través de figuras como Pesce, se posiciona claramente del lado de la memoria, la verdad y la justicia. Y vuelve a poner en escena que la defensa de los derechos humanos no es patrimonio de una ideología, sino una responsabilidad compartida por todos los actores sociales.
El repudio generalizado que despertó la frase de Buckmayer marca un límite simbólico: la reivindicación o la burla del accionar represivo del Estado debe tener consecuencias. La libertad de expresión no puede ser excusa para la negación del genocidio ni para la exaltación de sus métodos.
La frase —“el Falcon verde tiene el baúl mejorado para acarrear zurditos llorando”— no solo hiere la sensibilidad de miles de familias, sino que reproduce una cultura del odio incompatible con el orden democrático.
El mensaje del sacerdote Pesce es claro: frente al negacionismo, más memoria; frente al odio, más justicia; frente a la burla, más dignidad. Lo dijo desde su fe, pero también desde una conciencia histórica que exige no callar. Especialmente cuando se trata de educadores y representantes del pueblo.