En el Paraje Cabure-í de la localidad de Andresito, funciona la Cooperativa de Productos Regionales «Tierra y Manos que Alimentan». Fue creada hace más de 15 años cuando un grupo de pequeños productores decidió organizarse para contar con una fuente laboral.

Al principio la conformaron unas 120 personas que con gran esfuerzo salieron adelante; pero con el cambio de gobierno y al asumir Javier Milei como presidente, comenzaron a sentir los embates de su política, al punto que la cantidad de trabajadoras -son mayoritariamente mujeres- se redujo a poco más de 20.

«Al principio nos enfocamos en la elaboración de almidón artesanal; pero ante la falta de maquinarias y otras condiciones, sumamos la producción de mermeladas, dulces y pickles. Finalmente, hace seis años concretamos nuestra planta almidonera y la sala de envasados para la venta, con la materia prima que producen los compañeros», señaló Silvia Raquel Do Santos, junto a la presidenta Liliana Olivera; Claudia Racker y Paulino Silva.
En esa línea afirmó que necesitan una ralladora de mandioca más grande que facilite la cosecha y el procesamiento, ya que en vez de hacer la tarea manualmente como hasta ahora, se podría automatizar el proceso, ahorrando tiempo y esfuerzo.
«Una máquina más grande posibilitará una mejor molienda para redoblar más kilos de almidón, y con mayor producción podremos llegar a otros mercados de venta como Posadas y Eldorado, entre otros», explicó Silvia.

Además necesitan sumar más carros a los 12 que tienen actualmente. «Nuestros carros contienen bandejas y si tuviéramos 20 en total, por ejemplo, podríamos hacer semanalmente unos 800 a 1000 kilos de almidón seco y eso significa mayor rendimiento. El otro tema que nos preocupa son los insumos de frascos de vidrio para envasados, porque como no utilizamos químicos, los envases son necesarios para las pulpas de frutas que al ser de temporada, es importante tener stock de frascos».
Producir más les permitiría ampliar las ventas para solventar los gastos y que las trabajadoras puedan ganar más, porque al escasear las changas, muchas dependen sólo de la cooperativa.

Actualmente comercializan en negocios de Andresito, en hoteles de Puerto Iguazú y en las ferias. «Pero es muy evidente como cayeron las ventas desde hace unos años a esta parte y somos conscientes que los sueldos no aumentan, y eso incide en la caída. Pero a pesar de todo no pensamos bajar los brazos y vamos a luchar para evitar que se caiga nuestra cooperativa que nos costó construir», expresó Silvia, madre de dos hijas.
Y con satisfacción mencionó el logro de contar dentro del predio, con un espacio de cuidados para las infancias, donde las trabajadoras dejan a sus hijos e hijas.

Buscar herramientas que ayuden a la reconstrucción
El referente del espacio político Tierra, Techo y Trabajo, Martín Sereno, estuvo en la colonia y se reunió con las familias trabajadoras. Escuchó sus dificultades, y con ellas evaluó qué herramientas se puede brindar para dar un nuevo impulso y reconstruir la cooperativa en el contexto del escenario político nacional, para preservar esa fuente laboral en el interior profundo de la provincia.

«Tenemos el compromiso con las familias de Cabure-í de reforzar su capacidad productiva y sobre todo el área de la comercialización. Esta cooperativa es una demostración de perseverancia, esfuerzo, creatividad y lucha desde que un grupo de mujeres decidió agregar valor a sus productos. En estos 15 años y hasta hace dos años y medio, con más de 100 socios activos avanzaron notablemente, construyeron una sólida estructura y crecieron en diversidad de producción y en volumen de almidón de mandioca, dulces, mermeladas, jugos, pickles, porotos», señaló.

Además de la producción, la sede de la cooperativa contaba con una radio, un centro de apoyo escolar, alfabetización de adultos y un espacio de contención para jóvenes con consumos problemáticos.
Pero -indicó Sereno- una vez iniciado el gobierno de Milei, con sus políticas de desregulación de tarifas, la apertura de importación, aplastamiento de salarios y la suba libre de costos, la cooperativa se vio muy afectada, porque también bajó el poder adquisitivo de los trabajadores y el volumen de venta cayó estrepitosamente.

«Los costos se multiplicaron, tanto el gas como la energía eléctrica, dos insumos esenciales para esta industria, aumentaron mucho, y se les hizo muy complicado sostenerlos. Sumado a que los y las socias comenzaron a buscar otros trabajos, lo que provocó la disminución de cooperativistas activos», agregó.

Ponderó a quienes siguen produciendo, peleándole a la crisis «sin abandonar sus sueños. Y ante semejante estructura y esfuerzo, el rol del Estado es sostener y fortalecer para que esa asociación no caiga, porque significa una fuente laboral para muchas familias productoras, y si se las apuntala, puede generar riqueza», sostuvo Sereno. (Prensa TTT)