La película de Netflix Mi año en Oxford, que se encuentra primera en el ranking de 72 países, tiene en su elenco a la actriz argentina Romina Cocca, quien interpreta a la madre de Anna (Sofía Carson), la protagonista de la historia.
Oriunda de Rosario, Cocca estudió en Nueva York, pero luego del atentado a las Torres Gemelas, en septiembre de 2001, decidió regresar a nuestro país, le contó a LA NACION. Pero no fue por mucho tiempo porque, inquieta, se radicó luego en México y más tarde en Barcelona, donde vive hace 21 años. Trabajó en películas y series, entre ellas The Split Barcelona, Las del hockey y Lecciones de un pingüino.
-¿Cómo llegaste a Mi año en Oxford?
-Hace un año estaba de vacaciones en Peñíscola, cerca de Barcelona, me llegó el casting, lo hice y gustó; luego hicimos una videollamada y rápidamente me confirmaron el personaje. Tenía planificado un viaje a la Argentina después de seis años sin ir, así que volé de Buenos Aires a Londres para filmar, ida y vuelta. Fue una experiencia genial con un equipo precioso, el director Iain Morris reconoció mi trabajo, y Sofía Carson es un amor de persona, asertiva y amable, dulce, generosa como compañera. Varias de mis escenas son en una videollamada, así que cuando se rueda no hace falta que el otro esté ahí… Podría haberme dado la réplica cualquier otra persona y, sin embargo, ella se quedó en todas las escenas. Y fueron muy respetuosos con mi nacionalidad también, porque originalmente mi personaje iba a ser cubana, pero decidieron conservar mi acento argentino.
-¿En las escenas en inglés te doblaron?
-No, porque hablo bien inglés. En The Split Barcelona también hablo en inglés la mayor parte del tiempo. Valoro un montón haber aprendido el idioma de chiquita, y en Nueva York lo reforcé bastante. Mis últimos trabajos fueron en coproducciones con Inglaterra y Estados Unidos.
-¿Trabajaste como actriz en nuestro país?
-Muy poco. Empecé a estudiar actuación en Argentina…. Yo soy de Rosario y no veía la hora de ir a la escuela de Mirko Buchin, pero aceptaba alumnos a partir de los 16 años así que tuve que esperar a tener esa edad. Antes hice talleres de teatro en la escuela y después de Mirko me metí en la escuela de comedias musicales del Círculo de Rosario. En paralelo estudié la carrera de Letras y cuando me faltaban algunas materias decidí ir a estudiar a Nueva York, al Lee Strasberg Theatre Institute, y antes pasé tres meses por el HB Studio.
-¿Por qué tenías tan claro que querías ser actriz?
-Porque es mi pasión. Cuando estoy en una obra de teatro o en un set de filmación entro en estado de flow, y pueden pasar horas y horas y no me entero. Sé que nací para esto. Es un amor total. A lo largo de mi vida hice un montón de trabajos diferentes. Cuando viví en Nueva York trabajé como camarera, de bar tender, y en la Argentina también fui moza, y vendía en negocios, pero esa pasión está de chiquita, desde que actuaba en las obras de la escuela; me gustaba hacer y que me miren (risas). Hoy claro que me gusta que me miren porque si nadie te mira tu trabajo no existe, es parte del oficio, pero lo que me pasa es bien vocacional, una satisfacción del alma, transitar la vida de otro personaje, usar la imaginación para meterme en otras situaciones, romper con tus propias estructuras para meterte en la piel del otro.
-¿Por qué quisiste formarte en Nueva York?
-Fue un sueño, todo un desafío… En la Argentina no tuve muchas oportunidades de trabajo más que obras infantiles en Rosario. Estuve dos años en Nueva York y mientras me formaba hice algunos castings. Pero cuando ocurrió el atentado a las Torres Gemelas yo trabajaba de camarera en un restaurante muy cerquita de allí y mi familia tuvo mucho miedo. Viví el atentado en primera persona y en Rosario tengo cenizas de las Torres… Fue una experiencia dolorosa. Con la incertidumbre de ese momento decidí volver por pedido de mi familia, siempre con la idea de regresar a Nueva York. Cuando se acercaba la fecha del viaje, mi familia me pidió que cambiara de planes y entonces decidí ir a México, y estuve un año y medio en el DF. Ahí hice algunas series, pequeñas apariciones en películas, conocí mucha gente. Siguiendo un amor volví a la Argentina, y después de un breve paso por Brasil me quedé en Buenos Aires, porque mi papá vive ahí, además, y también mi mejor amiga de toda la vida.
-¿Llegaste a trabajar en Buenos Aires?
-No mucho en el ámbito artístico. Hice una fotonovela para España, estuve en un programa de cable y no mucho más. Trabajaba en la Fiscalía de CABA, como auxiliar, estuve un año y medio y me vine a Barcelona, donde vivo hace 21 años, estoy casada con un español que se llama David, y tenemos un hijo de 12 años, Elián. Con el tiempo se vinieron mi madre, una hermana y su pareja, tengo sobrinos.
-¿Cómo se dio la decisión de ir a Barcelona?
-Me vine con mi pareja de ese momento, continué mi formación en Técnica Meisner y empecé a trabajar. Hice publicidades, proyectos teatrales, algo de audiovisual y poco a poco entré en la rueda. Barcelona es una ciudad muy linda para vivir, no tan grande, con buen transporte público, playa, montaña, mucha cultura. Hago stand up y el año pasado estuve en Buenos Aires con mi show que se llama Egocéntrica, que abrió Verónica Lorca, y cuando ella estuvo en Barcelona hicimos juntas No tengo la concha para farolillos, que es una fusión de dos expresiones de España y Argentina. En septiembre voy a estar con Egocéntrica en el Fringe Festival de Barcelona, que emula al de Edimburgo; hice giras también con ese espectáculo y voy a seguir. Hice una comedia para RTV de Catalunya, soy profesora de actuación, trabajo como coach actoral, por ejemplo en la serie de Disney + que se llama Tú también lo harías. Y fui coach de acento argentino en Lecciones de un pingüino. También hice los doce episodios de la serie The Split Barcelona, que tuvo tres temporadas en Inglaterra e hicieron la versión española. Y participé de Las del hockey, que está en Prime Video.
-¡Qué inquieta!
-Yo, argentina (risas). Soy una mujer orquesta.
-¿Qué añorás después de tantos años?
-Cuando extraño es a la gente que quiero y vive en la Argentina. Siempre he sido muy paseandera y viajo desde muy chica. Nunca sufrí el desarraigo. Considero que la Argentina es un país precioso, con gente talentosa y creativa; ojalá eso se cuidara más.
-¿Pensás alguna vez en volver?
-No me veo volviendo a vivir a la Argentina porque soy feliz donde estoy, pero me encantaría trabajar allí porque tengo mucha admiración por los proyectos. Iría encantadísima de la vida.