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“Ayer tuvimos una buena primera reunión con Karina Milei. El PRO cerró un acuerdo para acompañar el cambio que está en marcha en todo el país”, escribió Mauricio Macri en X a las 22.52 del jueves en el que cerraban las alianzas en todo el país y se consumaban frentes entre su partido y La Libertad Avanza en ocho provincias y posibles acuerdos en dos distritos sin firma.
La hermana del Presidente, que también agradeció a Cristian Ritondo, había confirmado que hubo un acuerdo entre ambas partes, aunque no precisó las características del encuentro.
El ex mandatario estuvo el miércoles por la noche en la residencia de Olivos. Llegó acompañado por dirigentes que empujaron el acuerdo. Desde el entorno de Macri y (para no lastimar la confianza frágil entre las partes) se limitaron a describir lo que él mismo dijo en su tuit -que fue «una buena primera reunión«- un detalle que enfatizaron, porque más allá de los trascendidos periodísticos y los motes despectivos y subterráneos de “repostera”, “tarotista” con el que Macri se habría referido a la secretaria general de Presidencia o el señalamiento del ex presidente como un “fracasado”, no habían conversado a solas.
Habían coincidido en otras situaciones, pero siempre con más gente. En Acassuso, cuando Macri comprometió su apoyo para la segunda vuelta del 2023, y en el búnker libertario, adonde Macri acudió a felicitar al presidente electo el día del balotaje.
Sí hubo críticas cruzadas y explícitas con nombre y apellido. “Para nadie es entendible que en el diario se lea todo el día que la obsesión de Karina Milei es ir por el PRO. Honestamente, no entiendo”, declaró Macri el 31 de marzo. La secretaria general de Presidencia, en cambio, castigó a su flamante socio electoral en un documental . “Cuando Macri asume, la gente lo vota para obtener un cambio y no lo supo aprovechar. Ese cambio no funcionó, la gente quedó muy decepcionada y él trajo a Cristina otra vez”, dijo la titular de LLA en la película propagandística Javier Milei, la Revolución Liberal”, que filmó en 2021 el ahora videasta oficial Santiago Oría.
Antes del tuit de los jefes de ambas fuerzas, las cuentas del PRO y de LLA compartieron el mismo comunicado. “Ambos partidos se comprometen a trabajar en conjunto hasta 2027 para consolidar a través de sus representantes en el Congreso la agenda de reformas del Presidente”, consigna el texto en el que trabajaron delegados de ambas fuerzas.
Ezequiel Sabor, empoderado por Macri, llevó la negociación porteña -de la que fue excluido el jefe de Gobierno- con la presidenta de LLA en la Ciudad Pilar Ramírez. Muy cerca de esos eslabones existen otros puentes más informales. Además de la ya mencionada cercanía del esposo de Ramírez, Darío Wasserman, con Daniel Angelici, el también vicepresidente del Banco Nación es un amigo entrañable de Francisco «Pancho» Cabrera, ex ministro de Producción macrista. Los libertarios le dan todo el crédito a Ramírez, que también estuvo el miércoles en Olivos. En el macrismo lo cuentan de otra manera.
“Se sacaron de encima las discusiones personales. No fue tan extenso el encuentro”, graficó un dirigente que responde a Macri sobre el reservado encuentro del miércoles. En la Rosada y en el círculo áulico de Macri optaron por un hermetismo extremo -parecido al temor– para no desairar a los nuevos socios.
El plazo de dos años al que apela el comunicado es clave. El Gobierno busca apoyo parlamentario de mediano plazo para avanzar con sus reformas y también en lo inmediato para tranquilizar a los mercados. El escenario -para algunos incierto- en la Provincia también fue un aliciente.
Macri intenta salvaguardar la Ciudad. Los acuerdos en casi todas las provincias tuvieron como premisa garantizar la gobernabilidad. En lo inmediato esa promesa debería traducirse en que no habrá munición diaria y contra la gestión de Jorge Macri, ninguneado hasta ahora por los hermanos Milei.
Queda por ver si la sinergia llegará a la Legislatura porteña, donde LLA le mostró su poder de daño a los Macri. Los libertarios aseguran que el acuerdo solo es de índole nacional. Cerca de Macri, de todos modos, saben que habrá una pelea abierta por la Ciudad y que acaso se transforme en una guerra.
Algunos de los interlocutores de los Menem -que son los primeros consejeros de Karina- dicen que los primos Martín y Eduardo “Lule” aprendieron de dos errores de su tío presidente: el haber horadado al Frepaso en la Capital en 1996 y lastimado las chances presidenciales de Eduardo Duhalde en 1999, un boomerang que volvió en 2003.
Otro dirigente amarillo activo en el cierre de alianzas y fracasadas conversaciones en 2024 con el Gobierno para conseguir algunos de los lugares que Macri reclamó en vano, sugiere que fue un error de la Rosada haber «empequeñecido tanto» al líder del PRO. El efecto es que el expresidente no puede asegurar los votos de todos sus diputados para blindar los vetos de Milei. María Eugenia Vidal y Silvia Lospennato son apenas un ejemplo de un desafío a la autoridad ya esmerilada de Macri puertas adentro de su bloque.
Ignacio Torres declaró el jueves que no comprende el acuerdo porque Macri y Milei “se desprecian”. Más allá de que el gobernador de Chubut está en campaña y que el PRO -con ayuda de otros aliados- desafiará a LLA también en Jujuy, La Rioja, Formosa, Neuquén, Corrientes, Santa Cruz, San Juan, Salta, Santa Cruz, Mendoza y Santiago del Estero, Macri entiende que su electorado y el círculo rojo le reclamaban acordar en las dos Buenos Aires -so pena de responsabilizarlo por una victoria del kirchnerismo- así como le pedían que Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich no se pelearan en 2023.
