
En la IEA N°17, ubicada en el paraje Laguna Azul de Bernardo de Irigoyen, convierten residuos de gallinas y chanchos en compost que luego se utiliza para potenciar la producción hortícola. Lo realizan los propios alumentos, en el marco de la materia Agroecología.
El profesor Carlos Ghezzi explicó, en una entrevista realizada por Canal Doce para el ciclo Agrotech, que el proceso comienza al limpiar el gallinero y el chiquero, depositando el material en un área denominada “sucia”. Desde allí, se traslada a la zona de elaboración, donde se mezcla buscando un equilibrio entre carbono y nitrógeno.
El procedimiento dura entre un mes y medio y dos meses, tiempo en el que el compost alcanza altas temperaturas. Una vez enfriado y homogenizado, se dispone en bolsas y se distribuye a los sectores de huerta e invernadero.

Según Ghezzi, el uso de este compost permitió aumentar tanto el volumen como la calidad de la producción hortícola.
En el área de animales, el cambio también fue significativo: antes los desechos se dispersaban crudos en sectores productivos, lo que podía dañar las plantas; ahora, el proceso de fermentación neutraliza esos riesgos.
Además, los estudiantes participan activamente, observando cada etapa de elaboración y comprobando en el terreno cómo este abono beneficia el crecimiento de las plantas.