Los colores de su juventud rugbística, los de Regatas Bella Vista, y el banco de suplentes que ocupará este sábado ante CUBA por el Top 12: Santiago Cordero vuelve al torneo de URBA después de años de jugar en Europa y de alejarse de los Pumas.
Con alguna lágrima durante el canto del Himno Nacional y con pinceladas de sus slaloms característicos durante el partido, él ya sabía que era su final en los Pumas. Lo anunció públicamente un día antes, pero lo había madurado durante un tiempo. El 19 de julio, en Salta, Santiago Cordero le puso punto final a su etapa en la selección argentina. Cuatro semanas después, aquel disruptivo wing que brilló en el Mundial Inglaterra 2015 regresa a Regatas Bella Vista luego de una década.
“Venía pensándolo desde hacía bastante. Cada vez me costaban más los viajes, se hacían muy largos. Hablé mucho en mi familia de esta posibilidad. Cuando me llamaron para julio le dije a mi mujer «hasta acá llegué». Ella no me creía”, explica Cordero, sentado en uno de los bancos de suplentes de la cancha principal del club, en una charla para LA NACION.
“En un momento apunté a llegar al próximo Mundial [Australia 2027] y mi mujer me bancó, pero después yo solito empecé a darme cuenta de que no iba a llegar mentalmente. Sobre todo, el tema de los viajes se me hacía muy difícil. Cuando se acercó el partido contra British and Irish Lions me encantaba poder estar, y yo justo jugaba en Irlanda. Después, los partidos de julio en Argentina me gustaban y me dije que, si me convocaban, cerraba ahí. Se dio todo: jugué contra Lions y después cerré mi etapa en Argentina”, expresa quien marcó el try del triunfo ante el combinado británico-irlandés.
“Disfruté un montón mis últimos días y todos los mensajes que fui recibiendo. Salieron charlas muy lindas en el grupo. No me gusta hablar mucho en público, pero me tocó anunciar mi decisión a mis compañeros. Después de que dieran el equipo, me paré y lo conté. No podía hablar, no pensé que fuera a ser tan difícil… Se me vino todo encima. Fueron muchísimas emociones”, revela Cordero.
–Hace unas semanas tu ex compañero Nic Wihte se retiró de los Wallabies, pero volvieron a convocarlo por una urgencia y aceptó seguir. ¿Con vos no hay vuelta atrás?
–No creo. Hay muchísimos jugadores en mi posición. Voy a seguir jugando al rugby porque me siento bien, no estoy viejo. Sigue gustándome entrenarme. Voy a seguir acá, ayudando desde donde pueda, y veremos qué depara mi futuro.
–¿Al rugby profesional lo dejaste definitivamente?
[Piensa la respuesta] –Tiene que haber algo que valga la pena. Para volver a mudar a mi familia después de regresar al país, tiene que ser algo realmente muy interesante. A mi agente le dije que me avisara si había algo que valiera la pena. Si no, lo veo muy difícil, sobre todo por la familia.
–¿Cuánto pesó en la decisión el hecho de que ocupás un puesto entre tanta competencia, ante muchos jugadores jóvenes que están sumándose?
–Sí, eso pesó. Si hubiera estado jugando todos los partidos, ni se me habría cruzado por la cabeza dejar. Estaba en una etapa en la que era convocado a todas las giras y jugaba tres o cuatro partidos por año. Ya con dos hijos, no verlos por un mes se me hacía duro. Me costaba mucho. Sabiendo que había una gira larga por el Rugby Championship, empecé a poner muy nervioso y me di cuenta de que era por eso. No iba a estar bien y fue dándose sola la decisión.
–¿Qué te llevás de los Pumas?
–Me quedan muchas historias, partidos, momentos, pero sobre todo los grupos. Les dije a los chicos que ojalá les tocara estar por mucho tiempo, que lo más lindo era el grupo. Lo que hacía a los Pumas era el grupo y esos lazos. Esa sensación de reencontrarse con un compañero después de cinco o seis meses y representar al país… Esa sensación de volver a ser convocado, ingresar al hotel y abrazarse con el compañero, ponerse al día y palpitar las semanas por vivir juntos. Ojalá los más chicos lo vivan así.
Momentos destacados de la carrera de Cordero
–¿Siempre pensaste volver joven a Regatas?
–Siempre dije que no iba a retirarme tan grande, a los 33 o 34 años. El rugby va cambiando, hay cada vez más jugadores y menos lugar. Es normal que quieran elegir nuevos jugadores, más jóvenes o más rápidos. El mercado no está fácil, salvo que seas Agus Creevy, que puede seguir eligiendo, je. Hoy en día se caen clubes, hay más jugadores buscando su lugar. Se dio así y no voy a andar dándole vueltas. Hay que mirar adelante.
Transcurrieron 13 años entre aquella primera convocatoria, de noviembre de 2012 con apenas 18 años, y su despedida. La historia de Santiago Cordero en los Pumas estuvo marcada a fuego por el Mundial de Inglaterra, con sus corridas electrizantes y su indescifrable cambio de paso. En términos futboleros, jugaba a pura gambeta, para romper tackes y generar quiebres.
“Fue una locura. En ese Mundial no era consciente de lo que estaba pasando. Cuando hablamos con los chicos del Mundial y me dicen «¿te acordás de tal ciudad y tal hotel?», yo respondo «¡no sé de qué me hablás!». Yo iba para adelante… No era consciente de lo que pasaba. Después empecé a estar más presente y a ser consciente de todo y lo disfrutaba más”, recuerda quien conformó una inolvidable pareja de wingers junto a Juan Imhoff, que se retiró hace un par de sábados en Duendes, de Rosario. “Me invitó al último partido, pero no pude ir. Es un genio. Un tipo profesional en todo lo que hace. Tengo una gran relación. Hemos sido compañeros de cuarto y vivimos muchas cosas juntos”, lo describe.
Con 56 partidos y 18 tries en su transcurso en la selección, Cordero no volvió a ser convocado para una Copa del Mundo. En uno de sus mejores momentos fue omitido por Mario Ledesma para Japón 2019 y quedó fuera de Francia 2023, por detrás de Imhoff y de la irrupción de Rodrigo Isgró. “No me tocó, no puedo cambiarlo. Me habría encantado tener el derecho a ganarme el puesto, pero no se dio. No era para mí”, señala el wing/fullback, que resalta el cariño que obtuvo luego de hacer pública su salida: “Realmente me sorprendió la cantidad de mensajes de apoyo que recibí cuando anuncié el retiro de los Pumas. Pensé que iba a pasar más inadvertido”.
El mensaje público de adiós
En la primera de Regatas Bella Vista debutó en el 2012, frente a Los Matreros, y se consagró campeón de la Reubicación. Entre sus pasos por los Pumas 7s, los Pumas y Pampas XV jugó esporádicamente hasta una tarde de 2015, contra Pueyrredón, en la que se despidió. Estuvo en el origen de Jaguares en el Súper Rugby; brilló en Exeter Chiefs, de Inglaterra; se hizo un lugar en un Bordeaux Bègles que estaba en franco ascenso, y terminó su etapa profesional en Irlanda, en Connacht, club en el que tuvo superar una dura lesión en la rodilla izquierda.
“Cuando me fui era un chico que corría sin pensar y al que le salía todo. Vuelvo con más experiencia y otra lectura para entender el juego: más análisis en la toma de decisiones y cuestiones teóricas, que antes no tenía. Voy a tratar de ayudar a los chicos, que vienen de una temporada larga, están cansados y se exigen mucho”, comenta.
Con esos dos hijos y el tercero en camino, se instaló en Bella Vista, a menos de 10 minutos del club. En el barrio donde creció. “Fue un gran cambio; todavía estoy adaptándome. Estoy contento con la decisión que tomé. Sé que va a llevar tiempo la adaptación, pero estoy bien rodeado y mis hijos están contentos, que es lo importante. Ya entrenarse a la noche es muy difícil, ¡también por el tema familiar! Tengo a mi mujer embarazada de cinco meses y debo estar presente. Estoy volviendo a tomar ritmo y conociendo a los chicos”, expresa.
Este sábado estará como suplente fresco ante CUBA a partir de las 15.30 (transmitirá Disney+), por la decimosexta fecha del Top 12 de URBA. A siete jornadas del final de la etapa regular, Regatas se mantiene expectante, aunque con poco margen de error: se ubica séptimo, a 10 puntos de Newman, el cuarto y último que estaría clasificándose para las semifinales. “Sinceramente, estoy un poco nervioso por volver a jugar. El club está muy bien. Va a ser un partido duro el de CUBA, pero estaremos como locales y nos gusta jugar en casa. Ojalá salga el sol y no haga frío, je. No veo por qué no podríamos pelear arriba. Los chicos les ganaron a Hindú, a Newman y a varios equipos más, y en otros partidos compitieron bien. Hay que creer, tomar confianza y ajustar algunos detalles para seguir con chances”.
Hay un sueño que aún no podrá cumplir, al menos este año: compartir equipo con su hermano Facundo, que también regresó tras su paso por Europa, pero sufrió una lesión en una rodilla jugando en la intermedia y no estará disponible en lo que resta del 2025. La de Santiago será una voz de experiencia, aunque él nunca fue de esos jugadores que se imponen por sus palabras. “Me sumo como uno más. A veces me da cosa hablar, pero en otras me sale de adentro hacer algunos comentarios para ayudar y dar lo mejor para el equipo. Me falta un poco más de tiempo, conocer más a los chicos, tener más confianza y relación”, afirma.
Y no le pone fecha de vencimiento a su carrera: “Yo quiero seguir jugando al rugby, vamos a ver hasta cuándo. ¡A fin de año hay que negociar con la familia! Me encantaría que mis hijos recordaran ver a su papá en la cancha jugar al rugby. El más grande tiene 4 años, así que quiero que me recuerde jugando en el club”, anhela el chico que desde juveniles marcaba la diferencia con su velocidad está de regreso en Bella Vista.