Referente absoluto en la interpretación históricamente informada del repertorio barroco, el italiano Andrea Marcon Giammaria llega por primera vez a la Argentina, en lo que es al mismo tiempo un esperado retorno a sus raíces familiares. Aunque su ensamble, la Orquesta Barroca de Venecia, nos visitó en más de una oportunidad, su director, hijo de una argentina, nunca había podido cumplir su sueño de venir el país y tocar en su mayor escenario. Esta oportunidad será, entonces, una doble deuda saldada, pero tendrá para Marcon Giammaria un componente afectivo que da otra dimensión a este debut local.
Lo espera el lunes 18 de agosto un concierto en el Teatro Colón junto a Verónica Cangemi, a quien lo une una amistad y complicidad musical de más de 15 años.
De la mano de la soprano mendocina, Andrea Marcon Giammaria debutará en la sala junto a la Orquesta Barroca Argentina, fundada por Cangemi e integrada por notables músicos argentinos y extranjeros. El programa incluye arias y conciertos de Händel, Vivaldi y Telemann.
Amable y distendido, Marcon Giammaria relata con emoción que sus abuelos maternos llegaron de los Abruzos a Rosario después de la Primera Guerra Mundial, y que su madre, Lucia Giammaria, nació en esa ciudad santafesina en 1928. El padre de Marcon emigró a la Argentina en 1947 y al año siguiente se casó con Lucia; el matrimonio tuvo tres hijos en Rosario y en 1957 se trasladó a Italia. Allí, en 1963, nació Andrea, que creció escuchando a su madre hablar de la Argentina.
“Como rosarina, siempre me hablaba del Teatro El Círculo de Rosario y del Teatro Colón, diciendo que era tan bello como La Scala de Milán. Ella era muy apasionada por la danza y la música, y yo estudié música gracias a ella”, confiesa el director y clavecinista.
“Para mí dirigir aquí es la consecución de un sueño, sobre todo desde que mi madre falleció por el Covid en 2020. Cuando ella vivía, como el único de sus cuatro hijos que no había nacido en la Argentina, me gustaba la idea de dirigir aquí como un regalo genuino para ella, pero esto no fue posible. Así que imagínense ahora lo que significa esto», dice.
Y continúa: «Siempre he sentido a través de mi madre que la Argentina era muy cercana, y a pesar de no haber estado nunca antes la sentía como el segundo país en el corazón. Es un círculo que se cierra. Por supuesto, dirigir en el Colón da prestigio, pero el prestigio en este caso casi pasa a un segundo plano: el corazón es lo importante”.
Andrea Marcon Giammaria y su primera vez en el Colón: «Dirigir en el Colón da prestigio, pero en este caso pasa a un segundo plano, el corazón es lo importante».
Un justo equilibrio
-¿Cómo armó el programa de este concierto?
-Es un programa construido alrededor de la voz de Verónica, pensado para ella, y obviamente hay que buscar un diálogo justo entre las intervenciones de la orquesta y las intervenciones vocales.
Hay un gran énfasis en la música de Händel y de Vivaldi. De éste último, porque siendo yo veneciano siempre quiero que haya obras suyas en los programas, porque Vivaldi es conocido casi exclusivamente por Las cuatro estaciones, pero fue un compositor muy fértil, escribió más de quinientos conciertos para todos los instrumentos solistas de la orquesta y más de cuarenta óperas. Me parece correcto ser un poco embajador de su música cuando puedo.
-¿Y Händel?
-Fue un músico-dramaturgo, uno de los más grandes compositores de ópera, porque títulos como Alcina, Ariodante, Rodelinda, Giulio Cesare, son realmente obras maestras absolutas. Así que se produce este gran redescubrimiento de la ópera barroca gracias a que ahora también hay cantantes adecuados para poder afrontarla de la mejor manera.
Andrea Marcon Giammaria.llega a Buenos Aires con obras de Vivaldi y Händel.
-¿Qué fue lo que más lo sorprendió durante su recorrido por la música de Vivaldi?
-Tengo que ser honesto, no conocía la gran variedad de sus conciertos, porque comencé a profundizar más en el repertorio cuando lo comencé a dirigir. El aspecto que más lo distingue es su extrema facilidad para escribir de forma variada. Es también inmediatamente identificable: después de cinco segundos su estilo se reconoce, y dentro de este estilo su variedad es realmente asombrosa, con muy pocos medios rítmicos recurrentes, y obviamente diferentes en cada concierto. Hay una repetición rítmica que casi recuerda el estilo de Philip Glass.
-Minimalista…
-Sí, esta forma obsesiva en algunas células rítmicas, como un compositor moderno pero con melodías muy expresivas, como en los movimientos lentos. Y escribió para las voces como si fueran instrumentos, y por eso fue criticado. De hecho, Tartini dijo: «Vivaldi se olvida de que la garganta del cantante no es como la tastiera de un violín», porque Vivaldi escribía de una manera tan instrumental que era casi antinatural.
La evolución de un repertorio
Verónica Cangemi. La soprano mendocina es amiga de Andrea Marcon Giammaria y cantará con él en el Colón, junto a la Orquesta Barroca Argentina.
-Desde sus inicios en los años ochenta, ¿qué cambió en la forma de hacer música barroca?
-Ha cambiado mucho. En esa época todos nos preocupábamos por no equivocarnos, éramos esclavos de nuestra cultura filológica. Era tal vez una forma correcta de hacer música, pero precisamente por eso estaba casi todo mal, porque era lo contrario de la música barroca.
Había que conocer las fuentes y encontrar los manuscritos originales, leer todos los tratados, etcétera, pero esto a menudo conducía a una interpretación que no era ascética sino aséptica, como en un hospital donde todo está desinfectado. Esta idea de que la música barroca tenía que ser como un fósil era muy equivocada.
-¿Cómo se revirtió esta tendencia?
-Hubo una especie de “filosofía de la liberación”, se entendió que las reglas no eran un fin sino un medio, y que debían ayudar a expresarse más y mejor. Los primeros intérpretes que hicieron esto parecían revolucionarios. Hoy hay una forma común de sentir la música barroca como algo extremadamente moderno, incluso contemporáneo: los mismos afectos, las mismas emociones que sentían en los siglos XVII o XVIII todavía se deben sentir hoy.
Antes íbamos como con un delantal blanco y teníamos que tener cuidado de tocar esta música de manera limpia, pero el resultado final ahora un poco hace sonreír, porque está muy lejos de lo que es hoy. La interpretación de la música barroca fue sin duda lo más interesante que sucedió en los últimos cuarenta años, porque en cualquier otro repertorio solo hubo una repetición, mientras que en la música barroca hubo una verdadera innovación.