Entre bolsas rotas y montañas de basura apareció Yuki, una galga de cuerpo huesudo que husmeaba entre los restos en busca de comida cuando un vecino de Wheelwright, en la provincia de Santa Fe, en Argentina, la vio por primera vez. El abandono era evidente, por eso el hombre decidió intervenir con un llamado de rescate.
Así fue como la agrupación Misión Solidaria, una fundación que rescata perros en distintas provincias, les da atención veterinaria y luego los da en adopción, llegó de inmediato y cargó a la perra en su auto. Ese fue el inicio de un recorrido que cambiaría el destino de la galga.
No se trataba se un caso aislado, “en el interior del país hay muchos animales descartados, especialmente galgos», afirmó una voluntaria de la organización, Camila Del Valle Sosa,Clarín. Lo que es peor, es que en el caso de Yuki también tenía la cola fracturada, una señal que los galgueros (personas que utilizan galgos, especialmente para carreras ilegales o caza) usan para marcar a los perros como “inservibles”.
“Nos hemos encontrado casos con colas y patas rotas, orejas cortadas y hasta cráneos abiertos. Es la manera que tienen algunos de avisar que un animal ya no sirve ni para cazar ni para competir”, describió con crudeza la voluntaria .
La perra, de 1 año y medio, ese mismo día fue trasladada a Buenos Aires para iniciar su recuperación, donde Nicolás, un joven de la ciudad, se ofreció como hogar de tránsito. “Le dimos comida de calidad, la desparasitamos, atendimos su estado veterinario y avanzamos con su castración”, cuentan desde la organización.
Pese a la vida en la calle, Yuki estaba sana y se adaptó con rapidez a la rutina urbana. Mientras ella ganaba confianza y evolucionaba con éxito de su esterilización, en paralelo, Misión Solidaria inició el proceso de adopción.
Así encontraron a Yuki: delgada y sin fuerza. Foto: Cortesía Misión Solidaria
El camino hasta encontrarle una familia
La agrupación aplica un sistema cuidadoso que incluye un formulario para conocer a los interesados, fotos del lugar donde vivirá el animal y una entrevista para evaluar compromiso y condiciones de vida.
“No se trata solo de rescatar, sino de asegurar que la adopción sea para toda la vida. El bienestar animal también implica elegir la familia adecuada”, remarca Del Valle Sosa.
Hubo varios interesados en Yuki, pero no todos cumplían con el perfil. En una primera entrevista notaron que los animales de la casa eran demasiado efusivos y el encuentro generó tensión en la galga, por lo que la esperanza de haber encontrado a la familia ideal, se frustró el mismo día. Prefirieron esperar.
“Ella es una perra muy tranquila, dulce, joven, que disfruta de la compañía y las caricias. No podía quedar en un entorno que la desbordara”, explicó la voluntaria que fue parte del encuentro.
Yuki pasó meses en transito hasta encontrar una familia. Foto: Cortesía Misión Solidaria.
La oportunidad llegó con Gisela y Eric, un matrimonio joven que llevaba tiempo buscando adoptar una galga y, al conocer la historia de Yuki a través de las redes sociales, sintieron que era la indicada.
“Charlamos mucho sobre los planes que tenían, el compromiso con los cuidados y la vida que querían darle. Tuvimos ese pálpito de que eran ellos”, recuerdan desde la agrupación.
El día que del encuentro
El primer encuentroEl amor fue instantáneo”, resumió Del Valle Sosa. Gracias a ese lazo, Misión Solidaria no dudó en designarlos como la familia definitiva de la galga.
Desde entonces, la perrita aprende a sentirse en casa en su nuevo hogar del barrio de Agronomía, mientras la pareja descubre cada día sus hábitos, afectos y travesuras.
Gisela y Eric, la nueva familia de Yuki. Foto: Cortesía Misión Solidaria.
Hoy, Yuki mantiene el mismo nombre que tenía cuando fue rescatada. Está recuperada, esterilizada y acompañada. Su historia, como la de tantos perros rescatados, está marcada por la crueldad, pero hoy forma parte del pasado: ahora es una perra querida y feliz.