Javier Milei en su mensaje sobre el Presupuesto de 2026, prometió “aumentaremos el gasto en las jubilaciones un 5% por encima de la inflación”. Vergüenza y burla a los 7 millones de jubilados. Burla porque omitió decir que en ese Presupuesto también propone reducir un 60% respecto de 2025, el pago de juicios con sentencia firme contra la ANSeS, algo así como $ 178.000 millones menos sin sumar la inflación. Y una vergüenza porque si hubiera ajustado por el IPC desde el inicio, las miserables mínimas de $ 160.713 que dejaron los K, en septiembre de este año serían de $ 629.512, en lugar de $ 390.277.
Y de este monto, el 5% de aumento el próximo año representa solo $ 19.000 (1,5 Kg de cuadril según el Indec). También olvida la historia cuando define un “gasto” a los haberes previsionales. Porque nosotros los jubilados, aportamos por muchos años de trabajo para tener una compensación digna en nuestra vejez. Mientras por décadas los gobiernos metieron sus manos en nuestro dinero, con el agravante que dejaron a millones de argentinos a la deriva sin poder aportar, propiciando el submundo del empleo en negro que perdura hasta hoy, amparado por los vicios del control estatal. El recorte a jubilaciones, educación y salud, representan para LLA la variable de ajuste fácil, para lograr su declamado orden fiscal porque jamás tuvo un plan para impulsar la economía estancada que sufrimos. Así que cuando afirma que “lo peor ha pasado” no lo es para nosotros ni para la mayoría de argentinos.
Hay un índice más importante que el déficit 0 y se llama confianza. Eso que los viejos sabemos que une las relaciones humanas, en especial de un gobierno con los ciudadanos.
Matías Aníbal Rossi / [email protected]
Voces, reclamos y esperas de jubilados
La situación de los jubilados ha sido tratada siempre en profundidad en este espacio. Por esa razón, me voy a limitar a referirme sólo al universo de los que demandaron judicialmente el reajuste del haber previsional, pasando por un vía crucis.
Presentan la demanda en primera instancia, invocando las sentencias de la Corte Suprema en la materia, que por no tener carácter de ley sólo se aplican al caso particular. La ANSeS apela la sentencia y el tema continúa en la Cámara de Apelaciones. Obviamente, la sentencia se confirma y se intima a su cumplimiento. Al no responder al requerimiento judicial se inicia la acción ejecutiva. Luego, ante el incumplimiento traban embargo. Finalmente, en caso de que sobrevivan al curso del proceso, que dura al menos una década, los jueces ordenan el pago del retroactivo con los intereses por el tiempo transcurrido desde el inicio de la acción y el reajuste del haber. Curiosamente se transfiere el retroactivo a la cuenta del jubilado, pero la ANSeS, no reajusta el haber y el juicio continúa, para repetir el mismo proceso, una y otra vez. Claro, que en este caso, ya el trámite se desarrolla por vía ejecutiva, con mayor celeridad, porque sentencia se encuentra firme.
A esa altura del proceso, ni siquiera cabe la nefasta especulación con la supervivencia vegetativa de los demandantes. Me pregunto si este trámite kafkiano, que además genera un mayor gasto público y descontento social, no podría resolverse con una simple decisión en sede de la ANSeS, de practicar el reajuste del haber mensual, evitando la catarata de intereses y costas.
Alfredo Belasio / [email protected]
Hace un tiempo no demasiado lejano, vimos una entrevista de un periodista cuyo nombre no recuerdo, en un canal que tampoco recuerdo, con un señor anciano que sí recuerdo, como también recuerdo el de quien era ministro de Economía de la República Argentina, que lloraba ante las cámaras, por la situación de los jubilados de entonces.
El periodista preguntaba al anciano cómo estaba, cómo era su vida cotidiana, qué podía comprar con su sueldo exiguo, qué comía … “tomo mate con pan rallado”, fue las respuesta (SIC).
El jubilado aclaró, agradecido, que el dueño del almacén del barrio “un señor muy solidario” le regalaba la yerba y el pan rallado, “porque así lo puedo comer, no tengo dientes”.
Raquel Saffores / [email protected]
Después de 2 años de gestión, creo que el Presidente hubiera solucionado de mejor manera muchas cosas, sólo con una mesita y dos sillas en cada dependencia del estado. Uno por uno irían pasando sus empleados, o beneficiarios de planes, o subsidiados, y la pregunta sería sencilla: ¿qué hace usted? ¿Cómo y cuándo concurso por su puesto? ¿Cuál es su nivel de educación? ¿Qué preparación tiene para ocuparlo? ¿Cómo obtuvo su plan? ¿Por qué motivo esta subsidiado?
Y ante respuestas como “bueno, a mí me da tareas el delegado”, “a mí el plan me lo dio el Cacho para que fuera a las marchas” o “mí discapacidad es que no distingo los colores a lo lejos”, inmediato cese del beneficio (robo, en castellano antiguo).
Se perdió mucho tiempo en tener este interrogatorio, con el consiguiente ahorro que esto hubiera significado, amen de no irritar a los beneficiarios legítimos como se hizo, y con el daño electoral que implicó.
En caso que los “damnificados”, respaldados por los “referentes sociales” inicien juicio, el mismo seguirá su curso y seguramente será evacuado con la celeridad con que el kirchnerismo dejo morir cientos de jubilados que reclamaban honestamente lo que les correspondía. Y nadie me hable de la “desocupación que se generaría”, porque si estaban sanos para robar, de algún lado comían antes de empezar a hacerlo. Y siempre queda el sacrificio extremo de trabajar.
Carlos Sala Spinelli / [email protected]
No se extrañe si un día esos jubilados, esos jóvenes, niños y personas discapacitadas, también sus familiares, se reúnen y claman clemencia, piedad y consideración. Tampoco si en lugar de reunirse se unen en las urnas y no para respaldarlo.
Hoy pretende impedir el financiamiento del hospital Garrahan. Ayer le tocó a la Cultura y a otros tantos. Comprenda que muchos lo votamos, muchos queremos lo mejor para este país y para cada ciudadano. Por respeto a personas como el doctor René Favaloro, quien dio su vida por no aceptar la corrupción de su época, reduzca el gasto público en la Legislatura o al menos inténtelo. Reduzca cualquier otra erogación innecesaria de ñoquis, inútiles y corruptos o al menos inténtelo. Hoy debe elegir al pueblo que lo votó, ese dispuesto a apostar por usted las pocas fichas que le quedan, o los que harán de su gestión una función de títeres en calidad de titiriteros del Presidente. Puse mis últimas fichas en esta apuesta por la República, y hago mi última apuesta por usted.
Hugo Bustos y Aldo Alí / [email protected]
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