Iguazú (LaVozdeCataratas) Cada 23 de septiembre, se conmemora el Día Internacional contra la Explotación Sexual y la Trata de Personas, una fecha que recuerda la necesidad de luchar contra una de las formas más crueles de violencia y vulneración de derechos humanos.
En este marco, se conoció la historia de Mariana (nombre ficticio), una joven que pudo escapar de las redes de trata gracias a la perseverancia de sus padres.
Una desaparición que encendió las alarmas
Mariana tenía apenas 16 años cuando un día no regresó a su casa. Lo que parecía una salida común se transformó en angustia: había sido captada mediante engaños y trasladada fuera de la ciudad. “Nos dijeron que la habían visto subir a un auto. Desde ese momento no dejamos de buscarla”, relató su madre.
La fuerza del silencio y la búsqueda
Todos la conocían, por eso la familia eligió mantener la búsqueda en silencio y discreción, sin exponer demasiado lo que ocurría. No fue fácil, porque la falta de información dificultó el trabajo de las fuerzas de seguridad y generó más incertidumbre. “Queríamos encontrarla, pero también protegerla. Nadie imagina lo que se siente hasta que lo vive”, recordó su padre.
Finalmente, y tras meses de insistencia, un operativo policial logró rescatarla junto a otras jóvenes que estaban en la misma situación en otra provincia.
El estigma que persiste
Hoy, con 30 años, Mariana trabaja, y se tuvo que ir de Iguazu, pero reconoce que las marcas emocionales aún la acompañan. “Lo más duro no fue solo lo que viví, sino lo que vino después. Hay gente que todavía me señala, me dice cosas como ‘esa era prostituta y se escapó’. No entienden que yo fui víctima. La trata no es una elección, es un delito”, contó
Una lucha colectiva
El caso de Mariana refleja una realidad que afecta a miles de víctimas en Argentina y el mundo. Organismos internacionales advierten que la trata de personas es el tercer negocio ilícito más rentable del planeta, después del narcotráfico y el tráfico de armas.
En esta fecha, organizaciones sociales remarcan que la verdadera lucha es doble: rescatar a las víctimas y derribar el estigma que las persigue aún después de haber sido liberadas.
La historia de Mariana es un llamado a entender que la trata de personas no es una elección, sino una violencia extrema que roba identidades, sueños y proyectos de vida. Y también, que la perseverancia y el amor pueden ser la llave de la libertad.